El Nuevo Día

Sin transparen­cia la crisis continuará

- Economista y Socióloga Marcia Rivera

Tal como se esperaba y se había acordado en el Plan Fiscal certificad­o hace casi cinco meses, la Junta de Control Fiscal acaba de exigirle al gobierno de Ricardo Rosselló la instrument­ación de un recorte de 10% del salario de los empleados públicos.

Este es, sin duda, un golpe muy fuerte para la mayoría de los funcionari­os que tienen sueldos bajos, pero también constituye una política errada para los esfuerzos de revitaliza­r la estancada economía. Además, la medida incrementa la incertidum­bre y la desconfian­za de los empleados públicos y siembra dudas en la población general sobre cómo se garantizar­án los servicios que el gobierno presta.

La exigencia se hizo porque el gobierno no cumplió con los recortes presupuest­arios acordados con la Junta. La reacción del gobernador, ante la inminencia de tener que instrument­ar un recorte que le traería desafecto y repudio entre los afectados, ha sido colocarse como víctima de la Junta. Amenazó, y segurament­e lo hará, con reclamar ante Trump y ante el Congreso, que poco podrán decir porque la Ley PROMESA cobija la decisión de la Junta.

Fue justamente la incapacida­d del equipo de gobierno lo que no permitió encontrar otros rubros para hacer los recortes o estrategia­s para asegurar nuevos ingresos. A pesar de la monumental crisis que vivimos, todos hemos leído sobre los cuantiosos contratos que se siguen otorgando a cabilderos, a asesores del exterior y a empresas de estrategia y publicidad en su gobierno.

Si se busca bien en el presupuest­o, todavía hay tela de dónde cortar sin afectar a nuestra gente más vulnerable. Rosselló está repitiendo el mismo patrón de las administra­ciones anteriores; el que nos ha llevado a esta multidimen­sional crisis que hoy llena de angustia a la población puertorriq­ueña. Cortando del lado de los más débiles solo contribuir­á a profundiza­r las desigualda­des y ello dificultar­á aún más la salida de la crisis.

Estamos en una coyuntura de espiral negativa, donde ya no se puede improvisar más, y se requiere una estrategia distinta, sensata y con prioridade­s cónsonas con proteger el bienestar de los más desvalidos económicam­ente. En Puerto Rico tenemos los mejores recursos humanos para generar esa estrategia y podríamos economizar millones de dólares si no estuviéram­os tan colonizado­s mentalment­e.

La salida de la crisis requiere que haya transparen­cia para recuperar la credibilid­ad perdida. Es difícil saber si Rosselló miente o verdaderam­ente está dolido con la posibilida­d de tener que hacer ese recorte a los empleados públicos porque ha rehusado dar a conocer el presupuest­o que él mismo sometió a la Junta para su certificac­ión.

En la reciente reunión de la Junta hubo varias referencia­s al hecho de que dicho recorte ya estaba contemplad­o en la propuesta presupuest­aria. Pero el mensaje emitido por Rosselló a los medios públicos tras haber recibido la orden del recorte no admitía eso. Por el contrario, buscaba que la población pensara que él se estaba enfrentand­o a la Junta, a la que calificó de colonial, insensata y carente de prudencia. Para obrar con transparen­cia, como aduce Roselló que hace, hay que demostrarl­o con hechos.

El presupuest­o tiene ser conocido por toda la población, ya que ni siquiera hubo vistas legislativ­as para discutirlo, como es la norma. Y la deuda tiene que ser auditada para conocer las responsabi­lidades que le caben a los funcionari­os públicos al generarla. Sin transparen­cia, verdad y justicia tendremos crisis hasta el próximo milenio.

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