En el futuro, el país le agradecerá a la Junta
La Junta de Supervisión Fiscal vino para quedarse. Por más que el gobierno intente persuadirla peor, ya que más tiempo tomará salir de ella.
Todos sabemos por lo que llega la Junta. Por muchos años los gobiernos que administraron el país no hicieron ajustes ni recortes donde se podía a menor escala que ahora. Solo pensaban en no perder elecciones y si el presupuesto no estaba balanceado lo hacían a base de préstamos o metían la mano en una corporación solvente.
Desde luego que un país necesita que toda la gente que esté apta para trabajar y devengar un salario, lo hagan. Pero la función del gobierno es facilitar y estimular la empresa privada para que crezca y aumente la plantilla.
Eso comienza ahora, ya que después del corte de dos días al mes serán cuatro más el bono de Navidad. Luego se cierran algunas agencias, dejando sin empleo todo su personal. Si aún a la Junta no les cuadra, se implosionan los municipios que no pueden administrarse.
Esto pudo haber sido por el gobierno de forma sutil. Pero le tocará a la Junta tomar estas decisiones que tiene en una mano el mallete y en la otra una espada samurai.
Puede ser que esta transformación dure 10 años, pero la Junta enderezará a Puerto Rico. Al final, el pueblo continuará desarrollándose y los que quieren trabajar, trabajarán. A menor escala es como cuando se va el servicio eléctrico por más de 24 horas.
La gente comienza a maldecir la corporación, a sus empleados y al gobierno. Pero cuando llega el servicio nuevamente se les olvidan los malos momentos que pasaron.
Así será con la Junta. Cuando llegue el momento y que Puerto Rico salga del atolladero, que comience con un presupuesto real, engranado en la productividad, muchas personas van a decir gracias a la Junta.