Puerto Rico cuenta con Guaynabo
Esta ciudad es referente importante para las otras alcaldías, papel crucial ante la necesaria reorganización municipal en Puerto Rico.
La reformulación administrativa de los ayuntamientos debe enmarcarse en la revisión de la totalidad gubernamental de la Isla, ahora sumida en grave precariedad. Esperamos que, tras la elección de un nuevo alcalde, el municipio retome el papel de liderazgo en la región, y sea ejemplo de estabilidad y saneamiento administrativo.
El pueblo guaynabeño ha vivido el escandaloso capítulo que llevó a la salida del veterano primer ejecutivo Héctor O’Neill bajo señalamientos de acoso sexual e irregularidades en las operaciones fiscales. El Departamento de Justicia y otras agencias fiscalizadoras investigan las alegaciones.
En manos del sucesor Ángel Pérez está ejercer una administración municipal transparente y distribuir sabiamente el presupuesto de $138 millones. El estudio de los libros financieros de Guaynabo anunciada por el exlegislador es una medida acertada. Igual lo son las reuniones con el cuerpo legislativo municipal para establecer el plan de trabajo del cuatrienio, y con las oficinas del Contralor y Ética Gubernamental para conocer el estado de las pesquisas.
Central en la gestión del nuevo incumbente debe estar la erradicación de un ambiente de trabajo viciado contra cualquier empleada o empleado. El acoso sexual es una lacra social que atenta contra la dignidad humana. Y es ilegal.
En los años fiscales de 2012 a 2015, Guaynabo reflejó sobrantes de $2.9 millones a $11.8 millones en sus presupuestos. Es un municipio solvente que ha contado con dirigentes influyentes en la política pública y electoral isleña.
El país necesita la fuerza y el desprendimiento de aquel liderato municipal capaz de aportar a la reingeniería, no solo municipal, sino de todo Puerto Rico. En esta gesta, los puertorriqueños cuentan con Guaynabo y su nuevo alcalde.