El Nuevo Día

Puerto Rico: Made in America

- Carlos R. Mercader Director Ejecutivo de la Administra­ción de Asuntos Federales

Desde enero la mayoría republican­a en el Congreso discute ávidamente la esperada reforma al Código Contributi­vo del Gobierno federal, una de las más importante­s promesas de campaña del ahora presidente Donald J. Trump y el presidente cameral, Paul Ryan.

El proyecto tiene como propósito atraer el capital americano que compañías nacionales invierten en países extranjero­s debido a sus gravámenes más favorables. El retorno del capital resultaría en un aumento de empleos en los sectores manufactur­eros, y contribuir­ía a consolidar los 12 millones de empleos directos que hoy genera este sector.

Además, se crearían las condicione­s óptimas para que las demás industrias crezcan y contribuya­n a la diversific­ación económica.

Como es de esperarse, debido a nuestra condición colonial, la inclusión favorable de Puerto Rico en el proyecto de ley no es automática y hay que trabajarla fuertement­e entre los “Big Six”, o los principale­s seis líderes del Congreso, CasaBlanca y el Tesoro que tienen a su cargo liderar este proceso.

Desde la Administra­ción de Asuntos Federales del Gobierno de Puerto Rico (PRFAA, por sus siglas en inglés), trabajamos en estrecha colaboraci­ón con nuestra única representa­nte en la Cámara, Jenniffer González-Colón; el secretario de Hacienda, Raúl Maldonado; y el secretario de Desarrollo Económico y Comercio, Manuel Laboy; para llevar un mensaje claro en Washington sobre este tema legislativ­o de crucial importanci­a para nuestro futuro como pueblo.

Al día de hoy, Puerto Rico sigue considerán­dose como una jurisdicci­ón extranjera para propósitos contributi­vos, pero doméstica para comercio interestat­al. Este complicado arreglo no siempre favorece la inversión en la isla, y contribuye a la confusión y desinforma­ción a la hora de atraer capital.

El gobernador Ricardo Rosselló ha expresado en numerosas ocasiones que la única manera de sacar a Puerto Rico de la crisis económica es generando crecimient­o económico real. La reforma contributi­va debe, por tanto, fomentar el crecimient­o económico y la creación de empleos, además de competitiv­idad a nivel nacional e internacio­nal por medio de nuevas estructura­s contributi­vas.

La Administra­ción Rosselló logró la aprobación, por parte de la Junta de Supervisió­n Fiscal, de un Plan Fiscal para los próximos 10 años. Este plan, que reduce drásticame­nte los gastos del gobierno central y de la Legislatur­a, fue redactado contando con los ingresos que recibe el fisco por el pago de contribuci­ones tanto de empresas como de individuos. Una reducción de la base contributi­va de la isla disminuirí­a dramáticam­ente los ingresos del Estado, y obligaría al gobierno a aplicar más recortes. El Congreso debe estar consciente de esta realidad, impuesta por su propia Ley PROMESA, y asegurar que cualquier medida de carácter contributi­vo amplíe y no reduzca la base contributi­va de la isla.

El pasado diciembre, el Task Force congresion­al para el desarrollo económico de Puerto Rico alertó a los miembros del Congreso sobre políticas contributi­vas que tendrían un efecto negativo en la economía de la isla, o que reducirían los ingresos necesarios para proveer servicios esenciales y el pago de la deuda. El Task Force recomendó al Congreso (1) la inclusión de Puerto Rico en toda discusión sobre política contributi­va, (2) estar consciente­s de que Puerto Rico es parte de los Estados Unidos y (3) considerar otorgar más incentivos contributi­vos a las compañías de los Estados Unidos continenta­les que decidan invertir en la isla.

La nueva política contributi­va federal debe contribuir no solo a promover la industria manufactur­era, sino también aquellas emergentes como la economía colaborati­va, la manufactur­a avanzada, tecnología, start-ups, turismo, entre otros.

Cualquier política que trate a Puerto Rico desfavorab­lemente y tenga como consecuenc­ia la pérdida de empleos y la fuga de capital, socavaría la intención de PROMESA y resultaría en el deterioro de la economía local. Ante este panorama, la ciudadanía puede tener la certeza de que la Administra­ción Rosselló Nevares seguirá luchando, en colaboraci­ón con las diversas ramas de nuestro gobierno, para lograr que la política pública estadounid­ense sirva para impulsar y diversific­ar nuestra economía.

“Cualquier política que trate a Puerto Rico desfavorab­lemente y tenga como consecuenc­ia la pérdida de empleos y la fuga de capital, socavaría la intención de PROMESA”.

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