Vibrante conciencia musical ponceña
La Ciudad Señorial acoge la Serie Grandes Pianistas impulsada por el compromiso de la Fundación Musical de Ponce por fomentar la cultura
La Fundación Musical de Ponce lleva 21 años brindando buena música para la sureña ciudad señorial y sus comunidades aledañas. Su junta de directores, sus socios y auspiciadores conforman una singular trilogía de acción socio-cultural unidos en entusiasmo y propósito.
El recinto ponceño de la Universidad Interamericana es aliado y sede de esta loable gestión cultural. El domingo “a las 5 en punto de la tarde” -por citar la famosa elegía lorquiana-, comenzó la segunda parte de la temporada 2017 con el primero de seis conciertos de la Serie Grandes Pianistas.
Con un generoso auspicio de la Fundación Damas, el pianista puertorriqueño de renombre internacional José Ramos Santana –catedrático de la Catholic University of America en la capital federal estadounidense-, fue el protagonista de esta velada, junto a dos de sus grandes amigos y colaboradores.
Para comenzar este ritual de alto vuelo, el asesor musical de los productores, el maestro violinista Henry Hutchinson Negrón explicó que consideraban adecuado para los tiempos abrir con el “Cant dels ocells” (Canto de los pájaros), un luminoso villancico navideño del folclore catalán, que don Pau Casals i Defilló (no hay que olvidar que la señora madre del insigne chelista, compositor y director orquestal era de Mayagüez) diera a conocer al resto del universo como una reflexión sobre la paz.
Sobre las armonías y contrapuntos del piano de cola Steinway de la Interamericana ponceña en las prodigiosas manos de Ramos Santana, brillaron tanto la sentida lectura del arreglo para violonchelo y piano de la popular canción tradicional catalana, por el violonchelista principal de la orquesta del prestigioso Metropolitan Opera House de Nueva York, Rafael Figueroa, así como la “Romanza para violín y orquesta, Op. 50” de Beethoven, sus temas interpretados por Hutchinson en el violín con el sentimiento inherente al estilo musical del romanticismo.
Ambas obras relativamente cortas sirvieron de embocadura para el banquete de música de cámara que le sucedió: los tres movimientos de la “Sonata para violonchelo y piano en mi menor”, obra número 38 del fecundo catálogo del compositor alemán Johaness Brahms. Desde la exposición inmediata del primero de los tres magníficos (e innovadores en su época) temas que conforman el “Allegro non troppo” inicial; pasando sin preámbulo lírico al juego bailable del “Allegretto quasi Menuetto”; para cerrar con la bravura característica del dramático y enjundioso estilo brahmsiano del “Allegro” final.
Con las acertadas notas al programa de Jaime García Ramírez facilitando la comprensión de esta monumental partitura, el atento público que llenaba la sala reaccionó con la primera ovación de la tarde para los maestros Rafael Figueroa (de la legendaria familia musical orgullo de Puerto Rico) y Ramos Santana.
De regreso del intermedio, se unieron estos tres destacados músicos puertorriqueños e internacionales para una exégesis memorable de los cuatro movimientos del “Trío para piano, violín y violonchelo en re menor”, obra de otro pilar de la creación musical centroeuropea del siglo 19, Felix Mendelssohn.
Las amplias melodías de los temas que se alternan en las cuerdas fueron correspondidas con virtuosismo y fino sentido del fraseo por el piano.
Para los próximos dos domingos la Fundación invita –la entrada a sus actividades es libre de costo-, a deleitarse con otros dos tecladistas latinoamericanos de excelencia, en el exquisito contexto de la música de cámara: el mexicano Jorge Federico Osorio y la argentina Mirian Conti. Seamos agradecidos de conciencia.