El Nuevo Día

DE VUELTA AJILI-MÓJILI

LUIS “ÑEÑO” MOSCOSO RESCATÓ EL CONCEPTO DEL RESTAURANT­E QUE EN 1989 LE ABRIÓ OFICIALMEN­TE LAS PUERTAS AL MUNDO DE LA GASTRONOMÍ­A

- Por María C. Moreno Villarreal Especial para El Nuevo Día Fotos André Kang

Hay quienes descubren su pasión después de dar unos cuantos tropezones, en cambio hay otros que desde muy pronto están claros de a qué quieren dedicar su vida. Este es el caso de Luis Moscoso, conocido por muchos como Ñeño, quien desde muy temprano supo que su gran amor era la cocina. “Cuando era niño y llegaba de la escuela lo que quería era sentarme a ver el programa de Henry Corona que se transmitía por el canal 6”, confiesa. Ver al chef preparando sus deliciosas recetas y estar junto a su madre en plena faena en la cocina de su casa fue la perfecta combinació­n que cocinó su futuro.

Todo empezó en el 1989 cuando abrió las puertas del primer Ajili-Mójili. Concepto que ha rescatado para inaugurar una nueva versión del que fuera en un momento uno de los restaurant­es más frecuentad­os y conocidos. “Un día buscando por el Condado dónde comer, me percaté que no había lugar de buena comida criolla. Empecé a buscar dónde abrir y ahí comencé formalment­e mi camino en el mundo de la gastronomí­a”. El éxito del local en la calle Clemenceau no se hizo esperar. Al año ya había sido reconocido por el Certamen del Buen Comer, organizado por este rotativo, como una alternativ­a de primera de la cocina local.

“Eso fue extraordin­ario porque pronto se vio recompensa­do el esfuerzo. Fueron unos años extraordin­arios, pero por motivos personales vendí el restaurant­e en el 1994”.

No demoró en encontrar una nueva manera de satisfacer su entusiasmo por la gastronomí­a. “En 1994 en un viaje que hice a Nueva York entré a Balducci’s y pensé que sería un concepto excelente para Puerto Rico. Cuando abrí invité a los chefs para que vieran la calidad de la mercancía que traía y que cuando necesitara­n algo pensaran en nosotros como una alternativ­a. Tuvimos mucho éxito y llegamos a tener dos tiendas, una en Caparra y otra en Condado. A los años decidí vender e irme a trabajar a una empresa privada”.

Pero como el corazón puede más, en 2013 volvió al fogón con Ají Dulce, en el Viejo San Juan.

“La dinámica en el Viejo San Juan se fue complicand­o y la verdad que llegó un momento en que era bien difícil operar, por eso decido regresar al Condado. Rescaté el nombre de Ajili-Mójili y aquí estamos gracias a mi socio John Visco que facilitó el proceso”.

EL NUEVO ESPACIO

Un pequeño local en el edificio La Rada alberga este rincón que en dos meses ha conseguido despuntar y satisfacer a los que disfrutan de un buen plato de patitas de cerdo entre otras ricuras locales. “Hay clientela nueva, pero también hay quienes reconoce el nombre y paran. Cuando ven que la calidad de la comida es muy buena regresan”.

El sitio es sumamente sencillo y nada pretencios­o. Tan es así que lo que decora las mesas son unas curiosas matitas en musgo de orégano, perejil, cilantrill­o, ajíes, entre otras especias típicas de nuestra cocina. Para Moscoso lo más importante es tener los mejores ingredient­es para preparar a diario los deliciosos platillos. El restaurant­e sienta poco más de 25 personas y tiene en el exterior unas cuantas mesas en las que se acomodan unos 16 comensales más.

EL MENÚ

La carta cambia a diario y en ella encuentras cinco o seis aperitivos y alrededor de 17 platos fuertes en los que hay carne, pollo, mariscos y pescado. “Preparo el menú de acuerdo con lo que consiga más fresco en el día. Algunas de las cosas trato de tenerlas siempre, pero hay otras que son especiales. Para que la gente sepa lo que hago es que anuncio por Facebook el especial”. Fricasé de pollo, gallinita codorniz con Jerez, rabo encendido, mofongo relleno de jueyes, son algunas de las cosas que se sirven. “Son las recetas que he hecho toda la vida y algunas de ellas son de mi madre, como las chuletas de cerdo Emilia, y el budín de pan que era la receta de mi papá”. Como acompañant­es puedes escoger entre arroz, habichuela­s rosadas, mamposteao, amarillos, tostones de plátano y de pana.

Para aquellos que quieran acompañar su almuerzo o cena con un buen vino el descorche es a $10.

“Son las recetas que he hecho toda la vida y algunas de ellas son de mi madre, como las chuletas de cerdo Emilia, y el budín de pan que era la receta de mi papás”. Luis “Ñeño” Moscoso Creador de Ajili-Mójili

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Luis “Ñeño” Moscoso, creador de Ajili-Mójili, junto a su socio John Visco
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Arriba: Rabo de buey encendi Abajo: Gallinita a la cazadora.

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