Irma y la seguridad alimentaria
Tras el paso del huracán Irma por las costas de Puerto Rico y el Caribe es bien importante retomar el tema de la seguridad alimentaria. Una vez más, por la gracia de Dios, hemos sido afortunados de podernos escapar de un huracán que quedará registrado en la historia como uno de los más devastadores. No obstante, es importante aprender de las experiencias vividas en esas 24 horas de tensión y angustia, al igual que debemos aprender de las experiencias que nuestros ojos pudieron ver de lo que ocurrió en otros puntos menos afortunados. Es por eso que deseo profundizar en el tema de la seguridad alimentaria.
En los pasados años, todo el mundo habla de seguridad alimentaria, que tenemos que impulsar la agricultura, sustituir importaciones, consumir lo de aquí, apoyar lo nuestro y toda clase de discurso. Sin embargo, la seguridad alimentaria va más allá de todo ese discurso. Seguridad alimentaria requiere un andamiaje que no tenemos en Puerto Rico y necesitamos urgentemente desarrollar.
El sector agrícola por sí solo no ofrece seguridad alimentaria. Todos sabemos que con ráfagas de 30 a 40 millas por hora una plantación puede desaparecer y que con una inundación o con pocas pulgadas de agua continua perdemos una cosecha completa. Así que con solo sembrar no alcanzamos la seguridad alimentaria de la que tanto hablamos.
Para una verdadera seguridad alimentaria es necesario que el componente agrícola, agroindustrial, académico y de distribución de alimentos nos unamos para crear toda una gama de modalidades para producir, procesar, preservar y distribuir los alimentos.
Todos podemos recordar el relato bíblico de José, quien interpretó los sueños del Faraón y libró a Egipto de un hambre que arrasó toda la región. El plan de José no solo consistía en aumentar la producción agrícola, tenía vislumbrado el sistema de almacenaje y distribución de los alimentos, dando ejemplo de un plan estratégico de seguridad alimentaria.
En Puerto Rico es necesario que se desarrollen agroindustrias dirigidas al valor añadido de los productos agrícolas, necesitamos levantar inventario de productos en épocas de abundancia o temporadas de cosechas para poder distribuir en épocas de escasez o fuera de temporada. Para eso necesitamos una Escuela de Tecnología de Alimentos “Food Science”, tal y como la tienen todos los “Land Grand Colleges”, con un programa amplio a nivel de bachillerato y escuela graduada que pueda desarrollar tecnología para el procesamiento y desarrollo de productos alimenticios a partir de la materia prima que nos brinda la agricultura tropical.
Estoy claro que el Colegio de Mayagüez tiene a nivel graduado un programa de tecnología de alimentos, pero aún necesitamos algo de mayor envergadura, que le dé renombre a la industria de alimentos tropicales, que ponga toda la región del Caribe y las Américas a mirar hacia nosotros.
A nivel de campo es necesario adoptar toda la tecnología de precisión agrícola que nos permita ser competitivos, preservar y maximizar los recursos naturales. A nivel de distribuidor y consumidor es importante conocer que el consumidor busca e insertarnos en el mercado de suplir las necesidades.
En fin, el día que tengamos un buen abasto de alimentos almacenados que nos permita suplir las necesidades básicas de nuestro pueblo, en ese momento habremos alcanzado la seguridad alimentaria.