Dificultades en lares cayeyanos
No cabe duda de que el huracán Maria afectó grandemente a nuestro pueblo de Cayey, donde resido hace casi una década.
Los primeros días luego del paso de María no se podía llegar ni a la autopista Luis A. Ferré.
Los bancos cerrados, las filas de más de 500 personas para ir al supermercado, las filas de horas para obtener gasolina, la falta de gas propano y baterías que nos obligó a cocinar con leña fueron solo algunos de los inconvenientes tras el ciclón.
La vida ha cambiado para todos, aún para aquellos que no hemos perdido nuestro hogar, pero vemos la imposibilidad de recibir servicios básicos ya que , luego de un mes, todavía hay que hacer largas filas en los bancos. Además, los cajetos ATH en operación brillan por su ausencia y para tener señal en el celular hay que ir casi a Gurabo.
Mi esposo se enfermó con asma y ha sido un vía crucis poderle dar las terapias por la falta de luz eléctrica y porque los lugares donde podrían hacerlo en el municipio cierran a las 7:00 pm o se niegan a darte el servicio.
Gracias a que un buen amigo nos prestó un equipo "inverter", ha podido darse la terapia con un cable conectado al automóvil.
Mientras, no ha sido fácil tener que lavar ropa a mano, tenderla en la cerca que te tumbo el huracán y salir a rescatarla cada vez que llueve y sentirte muerta de cansancio porque ya somos de la llamada tercera edad y no hay quien ayude.
Solo esperamos acción y soluciones a corto plazo para que la vida digna de los puertorriqueños pueda continuar y esto se solucione.
Milagros Rivera Watterson
Cayey