Pierde la chispa de la primera película
A pesar de la buena química de sus protagonistas, el filme “A Bad Moms Christmas”, que llega como secuela de “Bad Moms”, desaprovechó la oportunidad de ser una producción realmente graciosa
“A Bad Moms Christmas”, secuela que estrenó esta semana en los cines de Puerto Rico, llega a los cines con muy poca de la chispa y humor atrevido que convirtió el filme original en una sorpresa genuina.
Si no fuera por la simpatía que genera la química de Mila Kunis, Kristen Bell y Kathryn Hahn, la película fácilmente podría ser declarada un desastre. Lo otro que previene que esta secuela se auto destruya en menos de 30 segundos es la presencia de Christine Baranski, Cheryl Hynes y Susan Sarandon como las madres disfuncionales de las protagonistas de la entrega anterior.
Resulta extremadamente curioso que esta película cuente con más talento frente de las cámaras, y tenga al mismo equi- po de guionistas y directores, pero no encuentre la forma de generar comedia que no sea insípida, trillada y que insulte las habilidades del elenco. Aunque es claro que Baranski, Hynes y Sarandon se están divirtiendo aún más que el trío original, presenciar como estas actrices fracasan en elevar y hacer algo interesante con este material es bastante deprimente.
De las tres veteranas, la única que logra destruir las limitaciones del estereotipo que se la ha asignado es Baranski, que aquí interpreta a una madre neurótica, controladora y exigente que nunca está satisfecha con las decisiones de su hija. A pesar de la facilidad que tiene la actriz para resaltar la perspectiva de su personaje y duplicar el golpe de sus comentarios venenosos, la escena final que requiere una reconciliación emocional con Kunis, es risible y no por las razones correctas.
Resulta doloroso tener que presenciar a Kunis y Baranski tratando de manufacturar emociones genuinas con un guión que, simplemente, no lo permite ni lo amerita. El resto del elenco ni siquiera se toma la molestia.
Bell y Hynes se concentran en lo absurdo de la relación entre una madre que todavía trata a su hija como si tuviera seis años, mientras que Hahn parece estar asombrada que la producción consiguió a una actriz que tiene un Oscar para interpretar a su madre.
Por su parte, Sarandon parece haber decidido que su vestuario, cuero por todas partes y un sombrero de vaquero, es suficiente desarrollo de personaje.
El pecado principal de “A Bad Moms Christmas” no es repetir la misma fórmula anterior, si no haber hecho una secuela que aparenta no recordar qué fué lo que hizo que la primera funcionara y fuera cómica.
Las protagonistas en esta película, que deciden no sucumbir ante la presión de tener que organizar la navidad perfecta para sus hijos, actúan como si no hubieran aprendido ninguna de las lecciones de rebeldía y fortaleza del primer filme donde la chispa y los chistes eran constantes.
En esta secuela hay dos o tres momentos que son genuinamente graciosos, entre ellos, un cameo de Christina Applegate como la antagonista del primer filme, y una escena donde el personaje de Hahn encuentra a su alma gemela mientras le tiene que depilar sus partes privadas.
Aún con esos pocos momentos, resulta extremadamente problemático que lo más divertido que hace el elenco de este filme suceda durante los créditos al final.