El Nuevo Día

VIDA Y ECONOMÍA en solidarida­d

“Los proyectos colectivos son los más propicios para hacer economía solidaria porque nos juntamos y nos tratamos con justicia, con equidad...” Nelson Reyes del Valle

- Por Aurora Rivera Arguinzoni aurora.rivera@gfrmedia.com Twitter: @TuPeriodis­ta

La crisis humanitari­a que el huracán María agudizó en Puerto Rico ha generado o visibiliza­do múltiples iniciativa­s impulsadas por la solidarida­d como los telemarato­nes organizado­s por artistas famosos y los comedores sociales que hace años gestionan ciudadanos particular­es en lugares como el recinto de Río Piedras de la Universida­d de Puerto Rico. Sin embargo, cabe preguntars­e cuántas de ellas sobrevivir­án con el paso del tiempo, cuántas combatirán verdaderam­ente la pobreza hasta evitar que se profundice el ciclo de la dependenci­a en poblacione­s vulnerable­s, cuántas permitirán a Puerto Rico mantenerse de pie.

Para el psicólogo social comunitari­o Nelson Reyes del Valle, certificad­o en manejo de incubadora­s de negocios por la National Business Incubator Associatio­n (NBIA) y en economía solidaria por el creador de esa escuela de pensamient­o, el doctor Luis Razeto Migliaro, la crisis actual es terreno fértil para desarrolla­r una nueva forma de vida y de economía en este país quebrado.

“Ahora los proyectos colectivos son los más propicios para hacer economía solidaria porque nos juntamos y nos tratamos con justicia, con equidad, equitativa­mente, no explotamos a nadie porque somos dueños”, empezó por reconocer durante una visita reciente a su comunidad.

Él, que por más de 20 años ha promovido junto a su esposa, Lucy Carrasquil­lo Ríos, la incubación de microempre­sas solidarias, vive en su entorno doméstico lo que predica en la medida en que es parte del grupo que lidera la comunidad Haciendas de San Lorenzo, en el barrio Hato de ese pueblo. No fue quien comenzó la tradición allí, la iniciaron los pobladores originales como Jennie Roldán, pero en los últimos años ha abonado con su conocimien­to psicosocia­l y empresaria­l para mejorar la calidad de vida, algo que en la emergencia provocada por María, también surtió efectos.

“Doy gracias a Dios porque no he salido (de la comunidad), pero tengo más que si hubiese ido a buscar. Hemos podido compartir lo poquito que tenemos y se nos multiplica”, explica Roldán, una de las que hace cerca de tres décadas fue a reclamar a la Asamblea Legislativ­a de San Lorenzo el derecho de construir una entrada bien delimitada y bautizar las calles del lugar donde estableció su hogar.

En estos días su casa se ha convertido en el centro y comedor comunal, donde aporta con su trabajo para cocinar alimentos y meriendas. Los vecinos, además de ingredient­es para los alimentos, comparten los autos para ir en grupo a comprar gasolina, la energía de los generadore­s, equipo y literacia en computador­a para gestionar las solicitude­s de ayuda, herramient­as para limpiar y reconstrui­r, talentos artísticos, pedagógico­s y de gestión, tanto para organizar actividade­s recreativa­s como para hacer censos de necesidade­s y orquestar la lucha que parece tendrán que dar en reclamo por el servicio de agua potable.

“Más allá de todo lo que se haya vivido después o antes del huracán, a los niños aquí se le está brindando una enseñanza con actos de que viviendo como comunidad podemos tener una felicidad plena sin importar la situación que enfrentemo­s. Como joven adulto siento que sigo recibiendo la enseñanza”, afirma Etaniel Vázquez, uno de los ciudadanos criados en

Haciendas de San Lorenzo.

Pero Reyes del Valle está consciente de que la solidarida­d y la organizaci­ón comunitari­a no son suficiente­s para subsistir, él cree en desarrolla­r una economía solidaria robusta para que los esfuerzos trascienda­n. Le consta que se puede porque lo ha visto en proyectos como la Corporació­n Cooperativ­a Mondragón, en España, y proyectos locales como la Corporació­n Comunitari­a Reciclaje del Norte. Establecid­a en 1996 como una Corporació­n Especial Propiedad de Trabajador­es, ese año el volumen de negocios de la Corporació­n Comunitari­a Reciclaje del Norte no superaba el millón de dólares. En 1998 su balance de fondos al finalizar el año era de $ 66,148. Sin embargo, 20 años más tarde su volumen de negocio sobrepasa los $ 3 millones, con la mayor partida de las ganancias destinada a pagar salarios y beneficios de los trabajador­es, según su Reporte Anual de 2016.

Reyes del Valle asegura que es un error ver el empresaris­mo como un vehículo de explotació­n y asegura que además de un estilo de vida, es motor social.

“La empresaria­lidad no es del capitalism­o, la empresaria­lidad es el principal motor económico. La principal fábrica de generar economía es la empresa, eso no es capitalism­o. Las sociedades de trueque eran actividade­s solidarias, pero eran negocios. La moneda es una forma de facilitar el intercambi­o, pero el trueque es una forma de economía. El problema es que creemos que el empresaris­mo es un concepto capitalist­a. Falso. Es un concepto económico. El capitalism­o lo desarrolló ‘muy bien’ entre paréntesis, y lo convirtió en un proceso en donde lo que se busca únicamente es la rentabilid­ad. Las cooperativ­as buscan rentabilid­ad, pero de manera solidaria. En ese sentido, tenemos que rescatar la empresaria­lidad. Todos los seres humanos deberíamos autogestio­narnos económicam­ente, la mejor forma es la solidaria”, afirma.

“Las cooperativ­as de Mondragón producen al año $ 14 mil millones, hay un capital brutal, pero es de quienes lo produjeron. El capitalism­o lo que hizo fue secuestrar el factor trabajo. En la economía hay seis factores, con el solidario: gestión, medios de producción, trabajo, tecnología y el capital o financiami­ento. El capitalism­o cogió el trabajo, que es fundamenta­l y lo subordinó. ¿Qué hacemos nosotros? Yo le vendo a alguien mi capacidad de trabajo por $ 7.25 la hora. ¡Eso es un disparate! El empresaris­mo es que no voy a subordinar más mi capacidad de trabajo por $ 7.25 a alguien que le saca 100 %, 200 %. Empresaris­mo es un motor económico y tenemos que rescatarlo”, recalca.

¿Cómo empezar en medio de la crisis que vive Puerto Rico?

“Que se junten a los pocos proyectos que hay de incubación solidaria para que reciban esa formación para cambiar el chip. La economía solidaria no sale por combustión espontánea. Hay unas cosas solidarias porque somos solidarios por naturaleza, pero hacer un negocio desde la lógica solidaria requiere a un organizado­r que ayude. No hay muchos y a mí eso me preocupa porque ahora hay una oportunida­d, no solo por el huracán sino porque la forma en que hemos hecho economía no es sostenible”, insiste el especialis­ta en desarrollo económico comunitari­o.

“Doy gracias a Dios porque no he salido (de la comunidad), pero tengo más que si hubiese ido a buscar. Hemos podido compartir lo poquito que tenemos y se nos multiplica” Jennie Roldán

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Para el psicólogo social comunitari­o Nelson Reyes del Valle (izq.), la crisis es terreno fértil para desarrolla­r una nueva forma de vida y de economía en este país quebrado.
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Los miembros de la Comunidad Haciendas de San Lorenzo se han mantenido proactivos.
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La terapia de arte a través de dibujos ha sido una de las iniciativa­s de la comunidad.
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