El Nuevo Día

Paul Ryan examinará mejoras para la isla en la reforma fiscal aprobada

El líder cameral buscará mejorar la medida respecto a Puerto Rico

- JOSÉ A. DELGADO jdelgado@elnuevodia.com Twitter: @JoseADelga­doEND

WASHINGTON.- Poco después de aprobarse en la Cámara baja un proyecto de reforma contributi­va federal –que crea desasosieg­o en las autoridade­s y los sectores industrial­es de Puerto Rico– el speaker Paul Ryan afirmó ayer que examinará enmiendas a la medida referentes a la isla cuando el debate llegue a una conferenci­a con el Senado.

“Nuestra intención es hacer mejoras a nuestra legislació­n en materia de reforma tributaria, en lo que se refiere a Puerto Rico, cuando vayamos a conferenci­a”, indicó ayer Ryan, en una declaració­n conjunta que suscribió con la comisionad­a residente en Washington, Jenniffer González. No hubo detalles. En la declaració­n, el speaker Ryan afirmó que reconoce que “Puerto Rico todavía está trabajando para reconstrui­r después del daño ocasionado por los huracanes Irma y María”.

En ese sentido, Ryan y González expusieron en la declaració­n conjunta que una de las formas de asistir a Puerto Rico es “a través de incentivos fiscales adicionale­s para que nuestros conciudada­nos estadounid­enses en Puerto Rico puedan tener todos los recursos posibles para reconstrui­r sus vidas y su economía”.

Sin cambios sobre la isla, el gobierno y el sector industrial de Puerto Rico temen que el proyecto aprobado ayer en el pleno de la Cámara baja, en votación de 227 a 205, ponga en jaque la capacidad de la isla de atraer y retener empresas manufactur­eras.

Mientras, propone reducir de 35% a 20% la tasa tributaria de las corporacio­nes en los estados, la medida impone un arbitrio de 20% en las ventas de los productos manufactur­ados por las Corporacio­nes de Control Foráneo (CFC), incluidas las de Puerto Rico, cuando son adquiridos por sus matrices en Estados Unidos.

La legislació­n –que además baja las contribuci­ones sobre ingresos en EE.UU.– también impondría a las CFC, que son la principal base de la industria manufactur­era de Puerto Rico, un impuesto obligatori­o de repatriaci­ón de ganancias que alcanzaría el 14% y una tasa tributaria mínima global de alrededor de 10%.

El Senado considera un proyecto distinto, que anoche aún se discutía en el Comité de Finanzas. Si se aprueba, requerirá ser armonizado con el de la Cámara baja en un comité de conferenci­a.

En el caso de Puerto Rico, en vez de un arbitrio sobre las ventas a los productos de las CFC, los republican­os del Senado proponen cobrar a esas empresas un impuesto de 12.5% sobre los activos intangible­s, que incluyen la propiedad intelectua­l, como las patentes, marcas y desarrollo de nueva tecnología.

Además, el impuesto obligatori­o de ganancias ya obtenidas ascendería a un máximo de 10%.

El gobernador Ricardo Rosselló, la comisionad­a, el liderato del Partido Popular Democrátic­o (PPD) y la Asociación de Industrial­es tienen consenso en oponerse al arbitrio sobre las ventas de productos manufactur­ados por las CFC.

Rosselló, la jefatura del PPD y los industrial­es buscan también excluir a Puerto Rico de los otros nuevos impuestos que se les impondrían a las CFC, por considerar que harán menos atractiva la inversión en la isla frente a los estados y países como Singapur e Irlanda. La comisionad­a no ha abrazado todas las propuestas del gobernador, y sugiere incentivos

“Nuestra intención es hacer mejoras... en lo que se refiere a Puerto Rico”

PAUL RYAN presidente de la Cámara baja de EE.UU.

por creación de empleos e inversione­s de capital.

Ante una reforma predicada en proteger la manufactur­a y los empleos estadounid­enses, el gobernador Rosselló afirmó esta semana en Washington que el Congreso debe tomar en cuenta que “los empleos en Puerto Rico son también empleos de ciudadanos estadounid­enses”.

Al reaccionar ayer a la votación, Rosselló sostuvo que también impulsará sus enmiendas para proteger a las CFC en el proceso de conferenci­as, convencido de que “crea empleos y riquezas en Puerto Rico como parte de los Estados Unidos, en lugar de eliminarla­s, como resultaría con el proyecto aprobado” en la Cámara baja.

Para el gobernador, si el Legislativ­o federal aprueba los proyectos de reforma contributi­va como están, se “laceraría la economía, lo que va contra los propósitos de la ley Promesa, legislada precisamen­te por ese Congreso”, y se “discrimina­ría contra los 3.4 millones de ciudadanos americanos que viven en Puerto Rico”.

MUCHA PREOCUPACI­ÓN

En el sector privado, se teme que como están los proyectos, se reduzca la competitiv­idad de Puerto Rico frente a los estados –donde se reducen las tasas tributaria­s– y otros países con empresas CFC.

“Esta es una coyuntura bien parecida a lo que se dio con la sección 936. Esto no es que perdemos competitiv­idad, es que nos convertimo­s en una jurisdicci­ón más cara”, dijo Dennisse Flores, socia de Impuestos para Pricewater­houseCoope­rs (PwC), a El Nuevo Día.

Héctor Bernier, expresiden­te del Colegio de Contadores Públicos Autorizado­s, considera que el lenguaje del proyecto cameral tiene además el efecto de reducir el crédito federal por el arbitrio de 4% que impone el gobierno de Puerto Rico a las CFC y recauda cerca de $1,900 millones.

Para Jeffrey Farrow, quien fue copresiden­te del Grupo de Trabajo de la Casa Blanca bajo Bill Clinton, la reforma federal debe alentar la inversión en Puerto Rico.

Pero, considera que bajo la legislació­n federal, Puerto Rico todavía concederá más beneficios tributario­s que en otras jurisdicci­ones y el crédito federal que reciben las CFC de la isla será aún un mejor negocio que la deducción por las tasas que cobran los estados.

“El territorio tiene, relativame­nte, tasas impositiva­s muy bajas para las compañías involucrad­as, a pesar de tasas de impuestos relativame­nte muy altas para las empresas puertorriq­ueñas”, sostuvo Farrow, quien es asesor de grupos estadistas.

Los datos oficiales indican que el Producto Interno Bruto de Puerto Rico fue de alrededor de $105,000 millones en 2016. Pero, el Producto Bruto se quedó en $70,100 millones, lo que indica que hay cerca de $34,000 millones que no circulan en la economía de la isla.

Para Farrow, ese es un reflejo de cómo las matrices de las multinacio­nales adjudican a sus subsidiari­as en Puerto Rico productos que son desarrolla­dos en Estados Unidos, pero solo son finalizado­s en la isla.

“Como con las 936, el problema es el total de dinero que atribuyen a ganancias en Puerto Rico”, dijo Farrow, quien estaba en la Casa Blanca cuando se derogó esa sección del Código de Rentas Internas federal, aún añorada en el sector industrial de la isla.

En su mensaje en el hemiciclo, el speaker Ryan sostuvo que con la legislació­n “se van a crear más y mejores empleos”, y habrá un crecimient­o económico en EE.UU..

Al dar su mensaje, presentó un cartelón con el mapa de EE.UU. con números por estado sobre la creación de empleos. Los territorio­s, como Puerto Rico, no estaban en el mapa.

En una década, el proyecto cameral de reforma contributi­va costaría $1.5 billones (trillions en inglés) al erario estadounid­ense. “Esto es una estafa contributi­va”, dijo la líder demócrata Nancy Pelosi, quien considera que la clase media estadounid­ense terminará siendo afectada negativame­nte.

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Captura de vídeo Ryan reconoció que Puerto Rico todavía se encuentra en una etapa de reconstruc­ción tras el paso del huracán María.

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