Estados desiguales
Los diez mejores estados de Estados Unidos están equitativamente distribuidos en tres de las cuatro regiones censales: Massachusetts (1), New Hampshire (2), y Vermont (10) en la región noreste, Washington (5), Utah (7) y Colorado (9) en la región oeste-montañosa, Minnesota (3), North Dakota (4) y Iowa (6) en la región central. Maryland (8) es representante único de la región sur entre los mejores diez.
Once de los peores quince estados (posiciones 36-50) están en la región sur: Louisiana (50), Mississippi (49), Arkansas (48), Alabama (47), South Carolina (45), Oklahoma (44), Kentucky (42), West Virginia (41), Tennessee (39), Texas (38), Georgia (36). Las otras cuatro posiciones: New Mexico (46), Alaska (43), Nevada (40), Missouri (37) ubican en las regiones oeste y central. Los cinco estados sureños restantes alcanzaron posiciones de 8 (Maryland) y 25 (Florida).
La tabla de posiciones de los 50 estados surge de una investigación realizada entre octubre y diciembre de 2016 por la prestigiosa revista U.S. News and World Report y publicado a principio de 2017. El estudio evaluó el desempeño de los 50 estados utilizando 68 métricas en siete categorías. Los mejores estados por categoría fueron: Hawaii (salud), Massachusetts (educación), Vermont (crimen-corrección), New Hampshire (oportunidades, equidad), Oregon (infraestructura), Colorado (economía), Indiana (gobierno). Massachusetts, el mejor estado, fue primero en educación, segundo en salud, quinto en economía y séptimo en crimen-corrección. Louisiana, el peor estado, terminó entre las posiciones 45-50 en seis de las siete categorías.
El espectro de desigualdad entre Massachusetts (1) y Lousiana (50), ambos bajo la misma estadidad y Constitución, es impresionante. Los peores estados están agrupados en la región sur. Muchos de esos estados sureños, desafortunadamente, han quedado atrapados en el laberinto de pobreza, inequidad económica, desempleo, desproporcionada dependencia federal, bajas escalas salariales, falta de movilidad socio-económica y pobre salud que allí se ha perpetuado.
Comparando algunos indicadores del mejor (Massachusetts) y del peor estado (Louisiana), evidenciamos sus grandes diferencias. Massachusetts registra una mediana de ingreso familiar 1.5 veces mayor que Louisiana. Louisiana registra un porcentaje de población bajo el nivel de pobreza 1.6 veces mayor y un porcentaje de desempleo 1.3 veces mayor que Massachusetts.
Si comparamos a Louisiana (peor estado) con Puerto Rico (territorio), los resultados son más desiguales. Louisiana registra una mediana de ingreso familiar 2.4 veces mayor que Puerto Rico, que registra un porcentaje de población bajo el nivel de pobreza 2.2 veces mayor y un porcentaje de desempleo 2.4 veces mayor que Louisiana.
El retraso socioeconómico que arropa a los estados del sur no ha podido ser superado por años, y hasta siglos, bajo la supuesta igualdad de la estadidad. Dichos estados representan la perpetuidad del discrimen y la marginación que allí se vive, y que impide la movilidad socioeconómica.
La estadidad no es una solución mágica que tiene un resorte que automáticamente iguala a los estados, que los equipara instantáneamente en indicadores socio-económicos, prosperidad y progreso. Hace falta mucho más que estadidad y representación en el Congreso para escalar los varios niveles de calidad de vida y progreso socioeconómico que exhiben los mejores, Massachusetts y New Hampshire.
Los puertorriqueños podemos elevarnos al nivel que nos propongamos. Pero primero tenemos que reinventarnos, planificar inteligentemente nuestro desarrollo socioeconómico, aprovechar la catástrofe de María como nuestra gran oportunidad para crear una nueva visión de país que erradique la patológica y paralizante dependencia. Y que la acompañemos con una masiva transfusión de disciplina, transparencia, realismo y voluntad política, pero sobretodo, de un gran compromiso y amor por Puerto Rico.