El Nuevo Día

El desafío ambiental de las baterías

- Alejandro Pinto Flores Presidente del Instituto de Ingenieros Ambientale­s CIAPR

Tras el embate del huracán María, el uso de algunos artículos en nuestro diario vivir ha despuntado al volverse de “primera necesidad”. Protagonis­tas en esta lista son las baterías que suplen energía a lámparas, abanicos, radios, entre otros artículos que permiten a los ciudadanos alcanzar una “nueva normalidad” durante la espera por el servicio eléctrico.

El resultado es un alza exponencia­l en la demanda y la basura que generan. Millones de baterías terminan en los zafacones mientras la gente desconoce el peligro silencioso y grave que esos artículos representa­n para nuestro ambiente.

Las baterías contienen elementos altamente contaminan­tes que tardan muchísimos años en degradarse. Normalment­e la degradació­n de comienza a los 50 años, pero sus componente­s seguirán siendo nocivos por más de 1,000 años.

Existen baterías alcalinas, de ácido y plomo, de níquel y cadmio y litio, entre otras. Cada una es diferente, pero todas representa­n un peligro para el ambiente si no son manejadas apropiadam­ente. Las baterías almacenan ácidos, metales pesados y otros componente­s que, al ser depositado­s en los sistemas de relleno sanitario, o vertederos, afectan al ambiente y las aguas subterráne­as.

Esto se agrava por el hecho de que algunos vertederos que reciben los desperdici­os domésticos fueron diseñados hace muchos años y carecen de los controles de ingeniería de hoy para minimizar los impactos ambientale­s.

Este grave problema se discute poco, por lo cual es importante educar sobre el manejo de las baterías convertida­s en desperdici­o. Existen compañías en la isla con servicios de reciclaje de baterías. Ello permite desviar este material de los vertederos, reduciendo los potenciale­s impactos y alargando su vida útil.

Ante la gran importanci­a de crear conciencia sobre el manejo adecuado de las baterías y modificar los patrones de manejo de este valioso recurso, pero a la vez, peligroso desperdici­o, el Colegio de Ingenieros y Agrimensor­es de Puerto Rico ha desarrolla­do, con el apoyo de organizaci­ones privadas, una campaña de recogido de baterías en nuestra Sede en Hato Rey. Se reciben baterías para manejarlas de manera ambientalm­ente responsabl­e. También se comparte con la comunidad informació­n sobre alternativ­as adecuadas para disponer de las baterías.

Les invitamos a llevar sus baterías a centros de reciclaje para aportar al bienestar del ambiente.

Todos estamos llamados a proteger nuestro ambiente y asegurar que el Puerto Rico de las futuras generacion­es sea tan “Rico” como el que nosotros tuvimos la oportunida­d de disfrutar.

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