Panteones rotos por María
Un deslizamiento de tierra afectó el 60% de los sepulcros
LARES.- El cementerio de Lares tiene un camino largo con tumbas a lado y lado. A mitad del trayecto, una enorme grieta divide el suelo en dos.
A partir de ese punto no se puede pasar, por disposición del Departamento de Salud. Se trata del “área dañada” por el huracán María. En esa parte del camposanto, hay 2,996 tumbas que albergan los restos de más de 5,000 personas. El 60% (1,779) de los sepulcros, en esta parte del cementerio, resultaron dañados por un deslizamiento de tierra.
“El terreno cedió, se deslizó. Muchas tumbas se abrieron o se dañaron”, dijo Melvin Robles, administrador del cementerio municipal.
Los sepelios allí son limitados. Robles indicó que apenas hay espacios en el área “buena” del cementerio. Hay otros dos cementerios en Lares, uno en la comunidad Bartolo y otro, en Río Prieto. Pero quedan lejos de la zona urbana, reconoció el alcalde Roberto Pagán Centeno.
“Estamos instando a la gente a que creme los restos o los lleven a otros cementerios”, agregó el ejecutivo municipal. De hecho, justo después del huracán, el municipio vecino de Hatillo puso a disposición de la población lareña al menos 14 fosas en el cementerio del barrio Aibonito, el más cercano a Lares.
Precisamente, desde el huracán hasta hace una semana habían muerto 14 personas, una cifra que Pagán Centeno estimó como normal para el tiempo transcurrido desde el desastre natural.
Robles explicó que desde el hu- racán han surgido varias versiones sobre lo ocurrido en el cementerio. Se alegaba, por ejemplo, que, con el deslizamiento, algunos cadáveres quedaron fuera de las fosas y fueron arrastrados por una quebrada colindante al cementerio.
También, en algún momento se habló de la “militarización” de las facilidades para corregir un potencial problema de salud ambiental al romperse las tumbas.
“Hay mucha desinformación. Se decía que los cadáveres se habían ido por la quebrada y que se fueron para el Guajataca, pero eso no fue así. Las tumbas están rotas, pero los cadáveres están ahí”, dijo Robles.
“En ningún momento se militarizó el cementerio”, aclaró, por su parte, el alcalde.
“El problema no es tanto de salud ahora mismo, sino que el terreno se está deslizando. El problema es de seguridad”, agregó Ónix Alicea, empleado de Salud Ambiental, mientras hacía gestiones para que se fumigara el camposanto para eliminar posibles criaderos de mosquitos.
Robles precisó que, durante las primeras semanas tras el paso del huracán, personal de la Guardia Nacional junto al general del Ejército, Jeffrey Buchanan, fueron al cementerio para inspeccionarlo. La idea era hacer algún tipo de construcción que estabilizara el terreno, de modo que se pudiera reparar la parte dañada del camposanto. Hasta ayer no se conocía desenlace alguno de la visita.
En el pasado, indicó Robles, hubo un problema similar en una porción muy pequeña del cementerio y se construyeron unas terrazas en tierra que ayudaron a detener el movimiento.
En aquella ocasión, ocurrida por unas intensas lluvias en mayo de 2013, un deslizamiento de tierra dejó al descubierto decenas de panteones en este cementerio. La situación llevó a la exhumación y reubicación de decenas de cadáveres.
“Estamos en la espera de que el gobierno nos diga qué podemos hacer. Ahora mismo, la única reacción de ellos ha sido visitar el cementerio, pero de ahí en adelante, no se ha hecho mucho. La respuesta del gobierno central ha sido limitada, por no decir nada. Aquí han venido del Senado, de la Cámara y del gobierno central, pero no hay soluciones”, dijo Pagán Centeno.
La propuesta del ayuntamiento es adquirir nuevos terrenos y abrir un nuevo cementerio donde se puedan colocar los restos de las personas sepultadas en el área en la que está el deslizamiento de tierra, sostuvo el alcalde. Por el momento, están instalando nichos donde puedan trasladar los cadáveres de las áreas que tienen más riesgo, de modo que si se mueve más la tierra no haya problemas de salud.
“Nosotros tenemos esta área de acá que está bien y que tiene espacios que se pueden usar. También, se están sacando algunos cadáveres y se están poniendo en nichos temporeros en lo que podemos resolver”, sostuvo Robles.
“Estamos haciendo una lista de todas las personas (familiares) afectadas. Se les está explicando lo que pasó. Ellos (los familiares), cuando llegan, nos piden explicaciones, pero la verdad es que estamos en la espera para ver qué podemos hacer. Hay que seguir los procesos”, sostuvo.
Este no es el único cementerio en el que se ha registrado una situación como esta. En septiembre de 2008, la lluvia causada por una vaguada estacionaria provocó que se saliera de su cauce una quebrada aledaña al cementerio municipal de Peñuelas.
En aquella ocasión, varios ataúdes quedaron al descubierto y uno de ellos fue arrastrado por la quebrada. El cadáver tuvo que ser sepultado nuevamente y hasta se hizo una nueva ceremonia fúnebre.
“En ningún momento se militarizó el cementerio” ROBERTO PAGÁN CENTENO ALCALDE DE LARES