Receta práctica para la recuperación del país
Para recuperarnos no basta enarbolar la bandera.
Tras el paso del huracán María se ha desatado una ola de publicidad de levantar a Puerto Rico. Lo vemos a diario en la calle con las banderitas en los autos y los “jingles” de las empresas en radio, televisión y prensa. En lo concerniente a la recuperación del huracán, pese a toda esta publicidad hueca, la recuperación continua lentísima. Este enfoque es cónsono con la cotidianidad a la que nos hemos acostumbrados como pueblo donde todo problema grande se resuelve con promesas vacías, publicidad, mentiras y engaños. Así corre nuestro país.
Tenemos que despojar al país de este marasmo colectivo que nos tiene con la soga al cuello.
Estamos en quiebra mucho antes del huracán. Las corporaciones públicas de AEE y AAA, que prestan un servicio esencial al 100% del país, están sin dinero . El gobierno americano, del que dependemos, pero con el cual tenemos una relación enfermiza de amor y odio, no confía en nuestras instituciones, con razón. Campean en la calle los aguzaos, cobrando a sobreprecio sus artículos y servicios.
Mientras, el gobierno sigue engañando a la gente con promesas y estadísticas que nadie cree como la cantidad de muertos por el huracán y el porcentaje de recuperación de energía.
El problema es que nos hemos acostumbrado a esto y hasta cierto punto nos agrada que nos digan lo que queremos escuchar, aunque sea una mentira.
Para realmente iniciar un proceso de “levantarnos” tenemos que comenzar individualmente desde lo básico. Hay que ser más productivo. Se tiene que depender menos del gobierno. Debemos atemperar nuestro consumo a nuestros ingresos. Hay que desarrollar el hábito del ahorro.
Tenemos que educarnos mejor. Hay que respetar las leyes. Tenemos que pagar las contribuciones que nos corresponden. Hay que protestar menos y colaborar más. Hay que abandonar los fanatismos políticos y resolver nuestro problema medular del status político para comenzar a construir nuestro futuro en unas bases firmes que sepamos donde estamos y hacia donde queremos dirigirnos.
Esto no se logrará con “jingles”, banderitas, con engaños de políticos ni publicidad hueca. Es un proceso largo y requiere voluntad, educación, seriedad y compromiso.
Todo camino largo inicia con un primer paso. Vamos a darlo, pues se nos está haciendo tarde. Jorge Biaggi, San Juan