Amenaza y esperanza
La prueba de misil balístico intercontinental más reciente y avanzada de Corea del Norte fue indudablemente hostil. Sin embargo, podría señalar una oportunidad para una nueva apertura diplomática.
Hay muchas razones para sentirse escéptico respecto a Corea del Norte, en vista de la implacabilidad de su líder Kim Jong-un, de la verborrea del presidente Donald J. Trump y de la profunda desconfianza entre los dos países. Pero con las tensiones regionales y el riesgo de un error de cálculo tan altas, Estados Unidos, China, Rusia, Corea del Sur y Japón necesitan agotar todas las avenidas para buscar maneras de limitar el programa norcoreano.
Corea del Norte dice que su objetivo es un arma nuclear con un misil como vector capaz de hacer impacto en Estados Unidos. Se considera una potencia nuclear, con un arsenal de 20 armas o más, que sus funcionarios dicen está diseñado para evitar que Estados Unidos la invada y también forzar un fin a las sanciones.
Kim ha acelerado el programa nuclear. El país realizó su sexta prueba nuclear en septiembre y el 28 de noviembre realizó su tercera prueba de un misil balístico intercontinental. Algunos expertos dudan que el misil Hwasong-15 pueda servir como vector para un arma nuclear, pero voló a mayor altura y distancia que los misiles anteriores y se juzgó que era capaz de hacer impacto en Washington.
Kim calificó de un “éxito rotundo” la prueba, llamándola “el logro de la causa histórica del programa nuclear nacional, la causa de desarrollar una potencia misil”.
Los funcionarios estadounidenses y muchos expertos han supuesto que Corea del Norte no entraría en negociaciones serias hasta no lograr sus ambiciones nucleares. Por lo tanto, sugiere este razonamiento, si Kim está tan complacido con el programa como sugieren sus declaraciones, ahora podría ser el momento para que la Administración Trump explore, ya sea directamente o vía intermediarios, si hay posibilidad de un diálogo serio.
La situación es frágil, por decir lo menos. Trump ha respondido al progreso nuclear norcoreano con amenazas de opciones militares, sanciones más férreas y exigencias de que China incremente la presión sobre Corea del Norte.
Corea del Norte suspendió toda comunicación con Estados Unidos, incluyendo los contactos extraoficiales, después de que Trump amenazó con destruir Corea del Norte y lanzó un ataque personal contra Kim en su discurso en septiembre ante las Naciones Unidas.
Después de la prueba más reciente, Trump llamó a Kim un “cachorro enfermo” y prometió sanciones más férreas, pero en general fue más moderado que de costumbre. La afirmación de Rex Tillerson, el secretario de Estado, de que “opciones diplomáticas siguen estando abiertas y son viables” también es alentador, aunque agregó: “por ahora”.
Si hay alguna esperanza de aliviar las tensiones y evitar una confrontación seria, cada bando tendrá que dar un paso hacia el otro.