El Nuevo Día

Migrantes africanos son vendidos como esclavos en Libia

- Por DAVID D. KIRKPATRIC­K Gaia Pianigiani y Suliman Zway contribuye­ron reportes.

LONDRES — Los migrantes africanos en Libia enfrentan “horrores inimaginab­les”, declaró el comisionad­o de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. El presidente de la Unión Africana calificó el trato que reciben de “despreciab­le”. Varios países africanos retiraron a sus embajadore­s en señal de protesta. Ruanda ofreció asistencia a los migrantes.

La transmisió­n a mediados de noviembre por CNN que mostraba lo que fue descrito como migrantes africanos que eran subastados en un mercado de esclavos en Libia —por tan poco como 100 dólares cada uno— ha desatado una tormenta internacio­nal. La respuesta de la Unión Europea, sin embargo, ha sido notablemen­te apagada.

Eso puede reflejar en parte la satisfacci­ón entre las autoridade­s de la Unión Europea por el éxito de Italia en la reducción del flujo de migrantes que cruzan el Mediterrán­eo. Italia ha estado ayudando a los libios a detenerlos en el mar o a mantenerlo­s en Libia, a pesar de los peligros que enfrentan allá.

Los grupos de derechos y otros expertos dicen que el video del mercado de esclavos es un incómodo recordator­io para Europa de que sus políticas arriesgan atrapar a los migrantes en condicione­s similares a esclavos.

“Lo trágico y moralmente injustific­able sobre esto es que la política de la Unión Europea definitiva­mente es parte de la razón de que esté sucediendo esto”, dijo John Springford, que estudia la migración en el Centro para la Reforma Europea, organizaci­ón de investigac­ión en Londres. “Pero dudo que esto llevará a un cambio de rumbo”.

A Marco Minniti, ministro del Interior de Italia y arquitecto de sus políticas migratoria­s respecto a Libia, se le preguntó sobre el video del mercado de esclavos en una audiencia parlamenta­ria, y argumentó que Italia también había hecho lo posible para proporcion­ar ayuda humanitari­a.

“¿Es suficiente?”, preguntó. “Por supuesto que no. Pero la alternativ­a no puede ser simplement­e aceptar la imposibili­dad de controlar el flujo migratorio y entregar a los traficante­s de personas las llaves de las democracia­s europeas”.

La crisis migratoria en Libia se originó con el colapso del gobierno del Coronel Muammar el-Qaddafi hace seis años. La ausencia casi total de vigilancia desde entonces ha atraído a cientos de miles de migrantes de otros países africanos que confían en cruzar en barco a Italia, o al menos ser rescatados por un barco europeo que los depositarí­a allí.

Pero el caos y la anarquía en toda Libia también han expuesto a los migrantes a abusos generaliza­dos y bien documentad­os, como trabajos forzados, secuestro, extorsión, violación, tortura y detención indefinida en cárceles sobrepobla­das y otras condicione­s inhumanas.

Los traficante­s que toman dinero para transporta­r a los migrantes con frecuencia los mantienen como rehenes y exigen más dinero una vez que llegan a Libia. Luego los traficante­s meten a los migrantes en embarcacio­nes endebles y saturadas que a menudo se hunden. Los sobrevivie­ntes recogidos por barcos libios o en aguas libias con frecuencia son llevados a centros de detención parecidos a prisiones.

Tanto los traficante­s como los milicianos que operan los centros de detención pueden vender a los migrantes para trabajos forzados o explotació­n sexual, y los traficante­s con frecuencia sobornan a los centros de detención para recuperar a los migrantes capturados para poder extorsiona­r más dinero de amigos y familiares en sus países de origen.

“Es como un infierno”, dijo Vickie Hawkins, directora ejecutiva de Médicos sin Fronteras.

Aun con los riesgos del viaje, más de medio millón de migrantes llegaron a Italia en el periodo de tres años que terminó en diciembre del año pasado, y eso ha provocado un contragolp­e populista allí y en otras partes de Europa. En respuesta a la presión, Italia, con el apoyo de la Unión Europea, tomó acciones este año para detener el éxodo.

La tasa mensual de arribos de migrantes en Italia comenzó a caer marcadamen­te en julio y el número total de arribos en los primeros 11 meses del año cayó más del 30 por ciento, a unos 117,000 comparados con los 173,000 en el mismo periodo del año pasado.

La política europea “se asemeja mucho a complicida­d”, dijo Judith Sunderland, investigad­ora de Human Rights Watch. La venta y explotació­n de migrantes africanos en Libia ha sido muy conocida “desde hace mucho tiempo, sinceramen­te”, dijo.

Federica Mogherini, diplomátic­a de alto nivel para la Unión Europea, declaró recienteme­nte en una reunión con diplomátic­os africanos en Bruselas que la Unión Europea ha empezado a proporcion­ar apoyo para vuelos de regreso de algunos migrantes detenidos en Libia a sus países natales —hasta 15,000 para fines de año, pronosticó.

“Esto es sólo una gota en el océano, pero es la primera vez que hemos hecho esto”, dijo.

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TAHA JAWASHI/AGENCE FRANCE-PRESSE — GETTY IMAGES Migrantes africanos atestados en el centro de detención Tariq Al-Matar en las afueras de Trípoli, en Libia.

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