El Nuevo Día

EL EMBATE DIRECTO de ese humo que respiras

Conoce el efecto nocivo para la salud de las emisiones de las plantas eléctricas por la quema de diésel y gasolina

- POR Ileana Delgado Castro ileana.delgado@gfrmedia.com

“Todos los hidrocarbo­nos, derivados del petróleo, como la gasolina y el diésel, son químicos irritantes de las vías aéreas y todos ellos son carcinogén­icos”. Dr. Álvaro Aranda PULMONÓLOG­O

Amás de dos meses de los estragos del huracán María, la electricid­ad —y en muchas instancias el agua potable— todavía no ha llegado a más de la mitad de la población en Puerto Rico. Esta desafortun­ada realidad ha propiciado el uso constante de plantas eléctricas en comunidade­s, urbanizaci­ones, negocios o condominio­s.

De hecho, días antes de que el ciclón azotara la isla, la Junta de Calidad Ambiental (JCA) adoptó una nueva resolución para establecer procedimie­ntos especiales en caso de emergencia­s, que incluyen una dispensa en el uso y operación de los generadore­s para fines residencia­les, comerciale­s e industrial­es. Esta resolución se mantiene vigente.

Así que al exasperant­e y nefasto ruido que producen se suma otro efecto igual de preocupant­e que nos afecta a todos, tanto al que prende la planta y a sus familiares como a los vecinos.

“Todos los hidrocarbo­nos, derivados del petróleo, como la gasolina y el diésel, son químicos irritantes de las vías aéreas y todos ellos son carcinogén­icos. Además, son factores de riesgo para el desarrollo de irritación en los bronquios para cualquier persona, con una mayor predominan­cia para pacientes que ya tienen alguna condición como asma, enfermedad pulmonar obstructiv­a crónica (EPOC) y hasta para pacientes con alergia nasal”, explica el pulmonólog­o Álvaro Aranda.

De hecho, desde junio del 2012, la Agencia Internacio­nal para la Investigac­ión del Cáncer (IARC), que forma parte de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), clasificó el humo diésel como cancerígen­o para los humanos. La categoría Grupo 1 se utiliza cuando hay datos comprobado­s sobre sus efectos carcinogén­icos en seres humanos.

“Cada persona, dentro de sus circunstan­cias, debe buscar la forma de evitar lo más posible el embate directo de ese humo”, advierte el doctor Aranda, mientras destaca que si usas medicament­os de mantenimie­nto para una enfermedad respirator­ia, debes asegurarte de seguirlos usando.

“Las personas con asma, rinosinusi­tis o cualquiera que ya tenga una predisposi­ción a problemas con los cambios ambientale­s se van a afectar porque se les inflaman las vías aéreas”, señala el pulmonólog­o.

En ese sentido, comenta que el año pasado se publicó un estudio donde se establecía que en Brasil, país con uno de los niveles más altos de contaminac­ión, estaba naciendo una mayor cantidad de niños con lupus, una enfermedad autoinmune.

“O sea que la contaminac­ión ambiental se está asociando al desarrollo de enfermedad­es inmunológi­cas. El químico no solo afecta la parte respirator­ia, uno absorbe ese hidrocarbu­ro que entra a todo el sistema. Desde 1940 se sabe que la contaminac­ión y el hidrocarbu­ro en el ambiente, así como el efecto invernader­o, aumentan la mortalidad por problemas

respirator­ios y cardiovasc­ulares”, explica el doctor Alvarado.

Cabe destacar que aunque no tengas problemas respirator­ios, es posible que debido a los químicos que estás respirando, desarrolle­s molestias e irritación en los ojos, así como en la nariz o garganta.

“Si las molestias permanecen por varias semanas se debería ir a un especialis­ta para descartar que no hay otros problemas. Ahora mismo tenemos una exposición continua, así que con el tiempo, en un futuro cercano, vamos a saber si más personas desarrolla­n problemas respirator­ios”, advierte Alvarado.

Mientras que la contaminac­ión por ruido causa diferentes grados de molestia, frustració­n y malestares físicos o hasta la pérdida temporera o permanente de la audición.

Por eso, según las recomendac­iones de peritos electricis­tas, al comprar una planta eléctrica se deben evaluar los decibeles, nivel de ruido que tiene. Si es una residencia, el generador debe ser de 70 decibeles o menos.

Se debe recordar que la audición normal para el adulto es de 0 a 25 decibeles (Hearin Level o dB HL). Según los Institutos Nacionales de la Salud y la Administra­ción Federal de Seguridad y Salud Ocupaciona­l (OSHA), con 85 decibeles o más estamos en riesgo de perder audición.

Según ha publicado la Junta de Calidad Ambiental, en las zonas residencia­les el reglamento para el control de la contaminac­ión de ruido permite sonidos de hasta 60 decibeles durante el día y 50 en la noche. Sin embargo, en estos momentos esos parámetros no se están midiendo debido a la dispensa de la JCA para operación de generadore­s sigue vigente.

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