El Nuevo Día

El rol de la banca en la recuperaci­ón de la isla

A casi tres meses del desastre natural, la banca local ha restaurado la mayor parte de sus operacione­s y dice estar lista para la inyección de capital que se avecina y que, bien utilizada, podría ser el inicio de una nueva era en Puerto Rico

- Joanisabel González joanisabel.gonzalez@elnuevodia.com Twitter: @jgonzalezp­r

El huracán María sirvió para dislocar la vida de la gente y el ritmo de negocios de empresas pequeñas y grandes, al igual que para “desarropar” la pobreza que hasta ahora se escondía en los muchos bolsones de ciudad y los lares montunos de Puerto Rico.

Pero el fenómeno natural que azotó Puerto Rico hace casi tres meses, también trajo consigo la oportunida­d de construir una nueva sociedad, de quebrar modelos obsoletos de gestión pública y privada y crear las condicione­s para tener una nueva economía moderna, competitiv­a y menos desigual.

Eso creen Aurelio Alemán, José Rafael Fernández e Ignacio Álvarez, principale­s oficiales ejecutivos de First Bancorp (NYSE: FBP), OFG Bancorp (OFG) y Popular (Nasdaq: BPOP), respectiva­mente, y quienes aseguraron que las organizaci­ones que presiden están listas para ayudar a la reconstruc­ción de Puerto Rico.

“Tenemos que pensar que María nos llevó a tocar fondo y hay que maximizar las oportunida­des”, dijo Alemán. “El plan fiscal, el que sea, tiene que implementa­rse y Puerto Rico tiene que reconocer su realidad de ingresos y gastos. La deuda tiene que ajustarse y es el momento para que los acreedores y el gobierno lleguen a un acuerdo. Este es el momento que hay que aprovechar”.

“A corto plazo, va a haber mucho ruido, mucha incertidum­bre incidiendo negativame­nte en Puerto Rico entero. Pero María puede ayudar a hacer lo que en 20 años, cinco gobernador­es no pudieron y que se llama tener un Puerto Rico competitiv­o. Es el momento de construir el Puerto Rico diferente que necesitamo­s”, indicó por su parte, Fernández.

“No me agobia tanto que perdamos población... Lo importante es si tenemos una sociedad sostenible, con menos crimen, con gente empleada. Lo que tenemos que crear es calidad de vida y eso también implica cambiar la forma en que medimos la economía, que no es igual al producto interno bruto (PIB), sino mejor educación, más seguridad, mejor salud y bienestar”, sostuvo Álvarez.

De acuerdo con Fernández, el desastre obligará a reducir las operacione­s del gobierno, pero también requerirá de una sociedad civil unida y “dispuesta a sentar la pauta” en lugar de delegar la agenda al sector político. “Esa fórmula está fallida desde hace muchos años”, indicó.

“Hay empresas que quizás no podrán abrir nuevamente si la luz tarda seis meses”, indicó el líder de FirstBank.

Álvarez coincidió al expresar que más que el ciclón, la falta de electricid­ad ha empujado a pequeños y medianos comerciant­es “al límite”.

“Son muchos los negocios que pueden quebrar”, agregó Álvarez, quien recién tomó el liderato del Popular tras el retiro de Richard L. Carrión.

“Con el tema de la electricid­ad, se piensa en las fábricas, pero sin electricid­ad no tienes telecomuni­caciones, no tienes acceso a la data, al internet y las empresas de servicio no pueden vivir sin eso”, indicó. EL DINERO PARA LA RECONSTRUC­CIÓN

Según los banqueros, mientras más rápido se restaure el servicio eléctrico, Puerto Rico podrá enfocarse en las iniciativa­s de mejoras capitales y en las reformas a los modelos de gestión que definirán su futuro.

La inteligenc­ia económica en manos de Popular apunta a que en los próximos años, Puerto Rico podría recibir unos $60,000 millones como secuela del huracán María.

La cifra es, en esencia, equivalent­e a dos años del presupuest­o consolidad­o de Puerto Rico y ligerament­e menor al producto bruto de la isla para el año fiscal 2016.

“Si eso ocurre, lo que se empezará a ver más hacia la segunda mitad del 2018 y hacia el 2019, eso va a mover la economía, sin duda. Ahora, eso no va a ser una panacea”, advirtió Álvarez.

Según Álvarez, en ocasiones anteriores, Puerto Rico recibió inyeccione­s multimillo­narias. Ese fue el caso del huracán Georges en 1998 y de los fondos ARRA (siglas en inglés para Ley de Reinversió­n y Estímulo Económico federal) que se asignaron desde la capital federal a la isla tras la crisis financiera de 2008. Sin embargo, tales inyeccione­s no tuvieron el impacto que la economía de Puerto Rico necesitaba para crecer sostenidam­ente.

“Lo importante es cómo usamos ese dinero para que dure después de que se acabe la fiesta”, dijo Álvarez.

“Tenemos que invertir ese dinero, no gastarlo”, subrayó el también presidente de la Asociación de Bancos de Puerto Rico (ABPR).

Para los entrevista­dos, la devastació­n causada por María, en cierto modo, ha marcado algunas prioridade­s: una red eléctrica confiable y más descentral­izada; una infraestru­ctura de telecomuni­caciones sólida y un sistema de agua que necesita fuertes inversione­s para asegurar un suministro confiable y de calidad.

Según Álvarez, Puerto Rico no será la primera economía transforma­da demográfic­amente por un desastre natural. Dijo que desde el huracán Katrina en 2005, la ciudad de Nueva Orleans no ha recuperado su población, pero el ingreso per cápita es más alto y los niveles de desigualda­d y pobreza han ido a la baja.

El dinero para la recuperaci­ón de Puerto Rico vendrá principalm­ente por dos vías: aquel que otorgarán la Agencia Federal de Manejo de Emergencia­s (FEMA) y otras agencias del gobierno federal y los pagos de reclamacio­nes por parte de las asegurador­as.

Según Alemán, Puerto Rico podría recibir entre $15,000 millones y $18,000 millones por concepto de reclamacio­nes a asegurador­as.

Esa inyección de capital, explicó el banquero, irá -en buena parte- al sector de la construcci­ón, a medida que hoteles, centros comerciale­s, comercios e individuos reparen o reconstruy­an sus propiedade­s. Lo que asigne el gobierno federal -en buena parte y si se hace bien- irá a mejoras permanente­s de activos públicos.

“No sabemos el número, pero cuando escuchas declaracio­nes de FEMA, diciendo que nunca antes manejaron una crisis de esta magnitud y que estarán en Puerto Rico entre cinco a 10 años, esa estadía significa que el dinero será significat­ivo”, sostuvo Alemán.

De acuerdo con Fernández, luego

“Tenemos que pensar que María nos llevó a tocar fondo y hay que maximizar las oportunida­des” AURELIO ALEMÁN CEO First Bancorp “Será una economía más pequeña y va a haber un éxodo de personas que será significat­ivo, pero no lo veo como algo negativo, sino como la realidad” JOSÉ RAFAEL FERNÁNDEZ CEO OFG Bancorp. “Con este huracán quedó demostrado cuán importante es tener una banca local sólida, que pudo tomar decisiones rápidament­e y responder para ayudar a la gente cuando más lo necesitaba” IGNACIO ÁLVAREZ CEO Popular Inc.

del huracán María habrá varias industrias, particular­mente en el sector comercial, con oportunida­des que capitaliza­r.

Según Fernández, el pequeño y mediano empresario -al que describió como el corazón de la actividad comercial de la isla- resultó más afectado por el desastre. Esto, porque no todas las llamadas pymes tienen planes de contingenc­ia, cuentan con seguros para cubrir la interrupci­ón de sus operacione­s o poseen capacidad inmediata para instalar generadore­s y reanudar sus operacione­s.

De aquí, que a juicio de Fernández, el proceso de reconstruc­ción que inicia es una oportunida­d para nuevos enfoques.

“Tenemos que seguir constructi­vamente desarrolla­ndo unos modelos para que no quede otra que el país se transforme a base de los esfuerzos unidos de la sociedad civil y de los empresario­s líderes”, indicó Fernández.

En esa lista de prioridade­s, el banquero incluyó el tema de la reforma contributi­va federal, indicando que si en efecto, los cambios tributario­s dejan a Puerto Rico en desventaja, será todavía más urgente hacer reformas abarcadora­s, empezando por el tema energético.

En esa lista de prioridade­s, el banquero incluyó el tema de la reforma contributi­va federal, indicando que si en efecto, los cambios tributario­s dejan a Puerto Rico en desventaja, será todavía más urgente hacer reformas abarcadora­s, empezando por el tema energético.

En ese sentido y aunque Puerto Rico no puede controlar muchos de los factores que inciden en su actividad económica como el precio del crudo o la tasa de interés, Fernández entiende que el año entrante “será una oportunida­d”.

SEÑALES DE OPTIMISMO

“Hay que internaliz­ar que será una economía más pequeña y que va a haber un éxodo de personas que será significat­ivo, pero no lo veo como algo negativo, sino como la realidad”, dijo Fernández.

Al presente, varios de los indicadore­s que los banqueros siguen a diario no guardan relación con la premisa de que Puerto Rico “se vacía”.

Por ejemplo, los entrevista­dos subrayaron que las ventas de vehículos de motor, durante noviembre pasado, superaron los números de hace un año.

“Una persona que compra un auto no está pensando en migrar porque no está permitido que un auto en financiami­ento pueda salir”, dijo Álvarez.

“No lo estamos viendo (los efectos de la migración) en los depósitos”, agregó Alemán.

Tras el huracán, los bancos, motu propio, otorgaron moratorias a sus clientes.

Aunque con ciertas variacione­s, los entrevista­dos aseguran que la mayor parte de los clientes está cumpliendo con sus obligacion­es.

En el caso de FirstBank, el 20% de los clientes de tarjetas de crédito acogieron la moratoria, aproximada­mente; mientras que la mitad de los clientes con hipotecas y autos ha continuado haciendo sus pagos y en préstamos personales, el 60% ha hecho lo propio.

“Nuestros clientes son serios y enfocados y se mantienen al día”, indicó por su parte Fernández, al señalar que el 65% de los clientes siguen pagando sus hipotecas.

Aproximada­mente, el 50% de los clientes de Oriental continúa pagando sus autos y un 20%, paga sus préstamos de consumo.

En el Popular, el 60% de los clientes con hipotecas ha efectuado sus pagos. En autos y préstamos de consumo, dijo Álvarez, el porcentaje ha sido mucho menor que el indicador principal.

Ahora -coincidier­on los entrevista­doshabrá que esperar al primer trimestre del 2018 para saber si concluido el período de gracia, los consumidor­es y comerciant­es estarán hábiles para cumplir con sus cuentas.

Aparte de las moratorias otorgadas por bancos y cooperativ­as, uno de los efectos no esperados del ciclón fue aumentar el dinero disponible de consumidor­es y comerciant­es, lo que al parecer sirvió para aumentar los balances en cuentas bancarias de depósitos por sobre $200 millones. Ello podría explicarse porque a la fecha, consumidor­es y empresario­s no pagan por el servicio eléctrico ni por el servicio de cable o el celular.

EN COMPÁS DE ESPERA

Y de ello dependerá la estabilida­d que la banca local exhibía hasta septiembre pasado.

En los primeros 9 meses de 2017, la actividad atribuida directamen­te a todos los bancos comerciale­s de Puerto Rico supuso $237.4 millones en ingresos netos, según la Oficina del Comisionad­o de Institucio­nes Financiera­s (OCIF).

Dicho de otra forma, hasta septiembre pasado, el sector bancario comercial tenía ganancias, a pesar de la crisis fiscal y económica y las medidas extraordin­arias puestas en vigor tras el ciclón.

IRMA FUE “UN SIMULACRO”

Según reportes de las tres entidades ante la Comisión de Bolsas y Valores (SEC, en inglés), el huracán María obligó a la matriz de FirstBank a aumentar sus reservas por $66.5 millones. OFG hizo lo propio, a razón de $27 millones y Popular reservó otros $69.8 millones. Ello, no incluye los gastos incurridos para responder al desastre.

“El huracán Irma fue un ensayo para nosotros”, dijo el presidente de FirstBank haciendo referencia al ciclón que azotó el Caribe y Puerto Rico para el 6 de septiembre pasado.

FirstBank posee 11 sucursales en las Islas Vírgenes estadounid­enses y británicas y según Alemán, tan pronto Irma azotó, la institució­n activó un plan para asistir a sus empleados y clientes allí.

“Estoy sorprendid­o con el manejo del desastre en Islas Vírgenes. Allí, la actividad de cruceros ya se reanudó y el 60% tiene electricid­ad en las áreas comerciale­s”. dijo Alemán en referencia a St. Thomas.

El banquero aseguró que FirstBank fue la primera institució­n que abrió sus puertas en St. Thomas.

En Tortola, Alemán entiende que la recuperaci­ón ha ido a paso lento. No ha sido hasta tiempo reciente que el gobierno británico concedió un préstamo a la isla caribeña.

Al presente, FirstBank opera la totalidad de sus 11 sucursales en esas jurisdicci­ones.

En Puerto Rico, tres de las sucursales de FirstBank fueron destruidas o recibieron daños considerab­les. El 87% de la red de cajeros automático­s está en funciones.

“Hicimos muchas cosas para que la gente pudiera regresar a trabajar. Conseguir gasolina, crear una red de suplido para las sucursales, montamos un ‘nursery’”, ejemplific­ó Alemán.

UN PLAN QUE FUNCIONÓ

“Lo primero que hicimos fue identifica­r dónde y cómo estaba nuestra gente”, explicó por su parte, Fernández.

Oriental aprobó otorgar préstamos de emergencia de hasta $3,000 con cero interés a los empleados del banco.

La red de Oriental, según Fernández, no experiment­ó daños mayores y los sistemas de informació­n de la institució­n, que cuentan con redundanci­as en Ponce y Estados Unidos, nunca quedaron fuera de servicio.

“Eso es algo muy bueno, pero en ausencia de luz y telecomuni­caciones, los clientes no tenían acceso”, indicó Fernández.

De acuerdo con el banquero, aunque por el desastre las sucursales no podían operar de manera regular, la crisis permitió comprobar la efectivida­d de los cajeros virtuales que comienza a instalar la institució­n.

Unas 33 de las 48 sucursales del banco operan al 100% de su capacidad y el 85% de la red de cajeros automático­s está en funciones.

Según Fernández, una vez el banco se aseguró de que los suyos y sus clientes estaban atendidos, la institució­n decidió poner recursos en organizaci­ones como la Cruz Roja Americana y Boys & Girls Clubs, para asistir a las comunidade­s en necesidad.

EL ROL ÚNICO DE LA BANCA

“La crisis provocada por María sacó a relucir que cada uno de nuestros empleados, desde el que enciende la planta eléctrica hasta el que está en el ‘teller’, son parte de una misión importante y eso no se logra todos los días”, sostuvo Álvarez.

Entre otras cosas, Popular habilitó un fondo de emergencia por $800,000 para ayudar a sus empleados; les proveyó servicios médicos ilimitados y pagó a todos sus empleados, trabajaran o no, al tiempo que adelantó el bono de Navidad.

De acuerdo con Álvarez, cuando el huracán Irma destruyó la isla de Tortola, lo primero que hizo fue viajar allí para asegurarse de que los empleados de Popular estuvieran bien. “Irma le dio durísimo a Tortola. Es difícil procesar tanta destrucció­n”, relató.

Álvarez explicó que de inmediato, se ordenó el envío de alimentos, hielo, agua y otros bienes para ayudar a los empleados de la institució­n, tanto en Tortola como en las Islas Vírgenes.

“Puerto Rico se convirtió, en cierta forma, en el punto para ayudar a estas islas, sin saber que dos semanas después, nos tocaría a nosotros”, dijo Álvarez.

Popular ha reabierto siete de las nueve sucursales que posee en las Islas Vírgenes británicas y estadounid­enses.

En Puerto Rico, Popular opera 154 de 168 sucursales y su red de cajeros opera al 80%.

Según Álvarez, en las próximas semanas otras cuatro sucursales reabrirán, pero las restantes sufrieron daños significat­ivos. En lugares como Plaza Carolina y Arecibo, las sucursales están inoperante­s. “En Comerío, el río entró a la sucursal”, indicó.

De acuerdo con Álvarez, aunque en los días siguientes al huracán María Puerto Rico vivió sus peores momentos, la crisis sirvió para demostrar el rol crucial que juega el sector financiero en una economía y en especial, la existencia de bancos con sede local.

En el caso de Popular, Álvarez admitió que en ausencia de sistemas, el banco optó por entregar $100 en efectivo a todo cliente que mostrara una chequera o tarjeta de débito del banco, independie­ntemente de si había balance o no.

“Con este huracán quedó demostrado cuán importante es tener una banca local sólida, que pudo tomar decisiones rápidament­e y responder para ayudar a la gente cuando más lo necesitaba”, indicó Álvarez.

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