“The Post”: el valor imperecedero de la libertad de prensa
“The Post” Lleva a la gran pantalla el escándalo político que produjo la publicación de los “Papeles del Pentágono” en el diario The Washington Post
Ante el junte monumental de Steven Spielberg, Meryl Streep y Tom Hanks, tres pilares de talento del cine moderno de Hollywood que finalmente llega a los cines de la Isla con el estreno de
“The Post”, hay tres posibles posturas. La primera, requiere un nivel de cinismo alto en el espectador que le impida impresionarse con lo que estos artistas hacen con esta historia de la vida real. La segunda, puede ser resultado de expectativas demasiado altas para ser alcanzadas al asumir que un filme con estos tres talentos tiene que generar una experiencia cinematográfica monumental. Mientras que la tercera depende de asumir que este es un filme que recorre el mismo territorio dramático que “All The President’s Men”, filme que ilustro cómo la prensa resultó ser un arma instrumental ante un gobierno corrupto.
Determinar cual de esas posturas sea la correcta sería entrar en aguas profundas. Fuera de descartar la última como incorrecta dado a que los eventos de este filme suceden varios meses antes de que los periodistas Bob Woodward y Carl Bernstein entraran en acción para sacar a luz pública los secretos de Watergate, lo otro que se puede aseverar como cierto es que esta es una producción que no está interesada en ser una plataforma para los talentos de Streep, Hanks o Spielberg. Cada uno de ellos se pone al servicio de la historia.
Esto resulta en un filme ágil que además de reiterar una vez más el valor de la prensa libre en momentos de crisis, traza la jornada particular de una mujer que al principio no tiene ni voz ni voto en su propia compañía y al final agarra las riendas para tomar una decisión que cambia el curso de la historia de los Estados Unidos.
Antes de llegar a la fascinante jornada de Katharine Graham (Streep), mujer que asume la posición de editora del Washington Post a principios de los 70 para tratar de salvar el negocio de su familia; Spielberg inicia con un montaje que delinea claramente como esa parte de la historia de su país se repite ahora con un Presidente que constantemente pone en tela de juicio la libertad de prensa. Afortunadamente el interés principal del director con este filme es poder callarle la boca a Trump. Spielberg está completamente en dominio de los dos ganchos dramáticos que logran que la adaptación al cine de esta historia sea irresistible para el publico.
La primera es el arco dramático del personaje de Graham, algo que es elaborado con sutileza y con un trabajo excepcional de Streep como una mujer de temple que descubre el valor de su inteligencia e integridad en un momento donde su peso como jefa del Washington Post es puramente simbólico.
La segunda gira alrededor de cómo exactamente los “Papeles del Pentágono”, un informe que dio en lujo de detalles como varios presidentes mintieron sobre la naturaleza y ejecución de la guerra en Vietnam, llegan a las manos de Ben Bradlee (Tom Hanks) el jefe de redacción de Washington Post que por primera vez en su carrera se ve en la posición de tener que pedirle permiso a Graham para hacer su trabajo en el periódico y publicar esos documentos.
Como director, Spielberg arma esa parte de la historia con la misma agilidad e intensidad audiovisual que ha distinguido su trabajo reciente en “Bridge of Spies” o en “Catch Me If You Can”, pero las mejores escenas del filme demuestran que su interés reside en la historia de Graham. La efectividad de estas secuencias llevan a que uno se lamente que la primera colaboración entre este director y Meryl Streep se haya demorado tanto.
Bajo la dirección de Spielberg, la actriz conecta con una sutileza que nunca había alcanzado en ninguna otra interpretación. Sin embargo el filme le da un sinnúmero de momentos para poner en practica su toque mágico: evocar la vida interior del personaje que
está interpretando sin tener que decir ni una sola palabra.
Por su parte, Hanks no parece sentirse retado con su rol en este filme y se concentra en no repetir la interpretación de Jason Robards, quien dio vida a Bradlee en “All The President’s Men”.
Esto no significa que su actuación no sea adecuada, pero a diferencia de Streep el actor no logra realizar algo nuevo en pantalla. Aún así, sus mejores escenas son las que obligan al personaje a tener que pasar de subestimar a su jefa por ser mujer a valorar su valentía e integridad como ser humano. Considerando que el filme podría ser otro sermón sobre la libertad de la prenso o una meditación genérica de la batalla entre los sexos en un contexto laboral, el impacto de “The Post” reside en como Spielberg alterna la agilidad de un maestro entre los momentos que resaltan la calma del poder femenino dentro del ojo de un huracán y los momentos que elevan los niveles de tensión en un buen misterio.