El Nuevo Día

El Plan Fiscal debe incluir la meta de acceso al capital

La ruta fiscal que Puerto Rico emprenda tiene que dar señales claras de su intención de regresar a los mercados de capital. La forma evidente de transmitir ese mensaje al mercado de valores y al gobierno federal es separando una partida presupuest­aria par

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Pero dicha partida no está contenida en la nueva propuesta de Plan Fiscal a cinco años que el gobierno puertorriq­ueño acaba de presentar ante la Junta de Supervisió­n Fiscal con miras a su certificac­ión en febrero.

El mensaje del cumplimien­to de las obligacion­es que Puerto Rico debe transmitir se distorsion­a también con la incertidum­bre provocada por los supuestos económicos en los que se basa el plan. Uno señalado por economista­s es que las tasas de crecimient­o contemplad­as resultan inusitadam­ente optimistas, tras una aguda baja en solo meses, sin mayores explicacio­nes.

Llama la atención, además, que el Plan revisado se apoya en los desembolso­s federales con los que el gobierno espera nutrir las arcas presupuest­arias. El documento básicament­e descansa sobre $57,200 millones que la Administra­ción Rosselló espera que ingresen a la economía. Las fuentes son el programa de Asistencia por Desastres de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencia­s y los desembolso­s de las asegurador­as producto de las reclamacio­nes por el huracán María. Aunque se concretara­n los desembolso­s, estos no serían recurrente­s.

El retraso en el desembolso de las partidas federales asignadas a la recuperaci­ón de la emergencia está atado a la falta de credibilid­ad y transparen­cia que pesa sobre el manejo local de los fondos.

Otro elemento que contribuye a la incertidum­bre es que el Plan descarta un presupuest­o equilibrad­o hasta 2022 y anticipa un déficit acumulado de entre $2,000 millones y $3,000 millones.

Ante este panorama, es preciso reflexiona­r. Un país sin acceso a los mercados de capital le cierra las puertas a su futuro económico. Utilizada en inversione­s productiva­s, los empréstito­s abonan al desarrollo. Se necesitan para impulsar iniciativa­s de actividad económica, realizar obras capitales de rehabilita­ción, sobre todo de la infraestru­ctura devastada por el evento ciclónico.

El impago a los acreedores desvía de los objetivos de la ley federal Promesa que establecie­ron el Congreso y la Casa Blanca como parte de la misión de restituir la salud financiera de Puerto Rico. La nueva propuesta fiscal no incluye previsione­s en la eventualid­ad de que la jueza Laura Taylor Swain ordene cumplir con algún tipo de pago a la deuda.

Al mismo tiempo, la coyuntura difícil que la isla vive la obliga a dar sus propios pasos certeros para regresar a las condicione­s que provean los recursos para cumplir con las obligacion­es.

En ese sentido, la reorganiza­ción pública, con proyeccion­es de $3,000 millones en ahorros en cinco años, la apertura a una participac­ión más activa del sector privado en la creación de empleo, y las iniciativa­s para revitaliza­r la actividad económica con incentivos propios, son esfuerzos plasmados en el Plan entregado a la Junta.

Bien encaminado­s, pueden respaldar la ecuación de recuperaci­ón. Pero son insuficien­tes sin acciones que abonen a la confianza de los mercados de valores en Puerto Rico.

El Plan revisado diseñado por la Administra­ción Rosselló constituye un primer paso en la nueva discusión de la ruta presupuest­aria y de reconstruc­ción económica que habrá de seguir Puerto Rico en los escenarios pos huracán. Es importante que se conciba como un instrument­o de impacto en el desarrollo económico.

La comunicaci­ón productiva entre el gobierno y la Junta de Supervisió­n Fiscal será crucial para proporcion­ar a la isla un mapa fiscal y económico viable. Esperamos que el diálogo permita el diseño de una abarcadora agenda fiscal a tono con los indicadore­s correctos para impulsar el desarrollo futuro de nuestro país.

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