LLEGÓ EL TIEMPO
“Se acabó lo que se daba” nos decían los maestros de arquitectura cuando se terminaba el tiempo para entregar los proyectos. Hoy nos llegó el tiempo de actuar para tener nuestro nuevo proyecto de país: un Puerto Rico fuerte y confiado.
Nos llegó el tiempo de reconocer que no hay otra opción que no sea sacudirnos el sufrimiento e iniciar la reconstrucción con decisiones valientes, pero unidos como pueblo, porque el dolor no tiene diferencias.
Tenemos que hacer un inventario de nuestras capacidades y debilidades, sin engañarnos nosotros mismos.
En julio me dirigí al país, junto a personal de FEMA, la Junta de Planificación y la Aemead, en una conferencia de prensa en la que vislumbraba el colapso de nuestro país, si no establecíamos una cultura de emergencias.
¡Quién me hubiese dicho que aquella súplica, basada en un escenario de caos y destrucción que traería un huracán categoría 5, se iba a sucitar en pocas semanas!
Hoy “a las bravas” hemos vivido y aprendido de esta emergencia, sobreviviendo a la misma. Sin embargo, esto no se traduce inmediatamente en una cultura de emergencias.
Mientras, cada vez que se publica una noticia de un terremoto en otros países o un posible tsunami y otras amenazas naturales, a los cuales habrá que añadir en pocos meses a los huracanes, cunde el pánico pues el pueblo no sabe qué hacer ni a qué atenerse. Por eso establecer este proyecto de emergencias es imperativo.
Aquel futuro que visualicé en julio ya es hoy. Por tanto, hay que entender que la solución a lo enfrentado no son soluciones remediativas año tras año. Los que se queden en lo mismo o en no hacer nada están abocados a repetir a triste experiencia.
Por eso urge crear nuestra cultura de emergencias basada en prevención, educación, civismo y sana construcción para lograr continuidad operativa del país. Es la cultura de la autoprotección.
Nos llegó ya el tiempo de establecer esta cultura de emergencias de forma planificada y con participación multisectorial.
Es ahora o nunca.