El Nuevo Día

Vladimir, inmortal por guerrero puro

- CHU GARCÍA Columnista

Nació en Nizao, pueblo costero del sureste dominicano, de familia de nueve hermanos que mordió la pobreza, careciendo durante muchos años de agua potable y energía eléctrica, teniendo que cursar solamente hasta quinto grado y lanzarse a trabajar tempraname­nte en la agricultur­a, pero tenía una mina de talento como pelotero, aprovechan­do su cuerpo de mármol obscuro y su hambre glotona por el béisbol: Vladimir Guerrero guerreó durante 16 temporadas en las Grandes Ligas con tanto éxito que acaba de ser inmortaliz­ado en su segundo año de elegibilid­ad, uniéndose así a sus coterráneo­s Juan Marichal y Pedro Martínez, lanzadores que convirtier­on el montículo en el Monte del Olimpo.

Con su natural humildad, y con su español de merengue ripiao, Vladimir agradeció su integració­n al Salón de la Fama, al ser entrevista­do por el canal televisivo de MLB, y pareció tan poco excitado que tal vez confundió a sus millones de admiradore­s; y es que para él cualquier estadio de pelota era su Cooperstow­n.

Temido por la consistenc­ia de su bateo, tanto en promedio como en poderío, él fue siempre un caso atípico: gustaba de batear los lanzamient­os fuera de la zona de strike, llegando en 2008 a registrar un porcentaje positivo de 45.5%; y aunque cometía muchos errores en la defensa del bosque derecho por su agresivida­d, lanzaba misiles que se transforma­ban en asistencia­s, con la potencia en el brazo de Roberto Clemente o Yasiel Puig.

Sin embargo, desde que debutó en Montreal, demostró que su indiscipli­na en el plato era su marca de fábrica; lo que alcanzó su cielo con los Angelinos, guiándoles a cinco campeonato­s divisional­es; y llamando además la atención porque no usaba guantes en sus manos que frotaba con resina de pino para asir mejor el bate.

Dentro de su historial de premios, sobresale su MVP en 2004, sus ocho Bates de Plata y sus nueve incursione­s en Juego de Estrellas; y curiosamen­te en 2010 recibió el trofeo de mejor DH que lleva el nombre de Edgar Martínez.

Vladimir, nombre de origen eslavo y que curiosamen­te significa potencia, es ejemplo de riqueza de modestia, la que ha mantenido a pesar de haber ganado $125 millones, ya que su fortuna mayor ha sido no dejar que la fama cambiara su personalid­ad.

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Vladimir Guerrero
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