Intensa la labor de recuperación en El Yunque
Un equipo de 200 personas se encarga de reparar los daños tras el huracán María, lo que ha requerido una inversión federal que ya alcanza los $8 millones
RÍO GRANDE.- El huracán María les arrebató a turistas y locales, el pasado 20 de septiembre, la oportunidad de darse un chapuzón en el agua helada de la cascada La Mina o disfrutar de un paseo aventurero por una de las veredas del Bosque Nacional El Yunque, que se extiende por casi 29,000 cuerdas en ocho municipios del este de Puerto Rico.
A poco más de cuatro meses de su cierre, personal del Servicio Forestal federal destacado en El Yunque reconoce que aún no cuenta con una fecha de reapertura y recalca que acondicionar el lugar no recae únicamente en remover árboles y ramas caídas, sino que requiere de una compleja y costosa operación para asegurar la supervivencia del ecosistema y el servicio del centro turístico.
Para esto, el Departamento de Agricultura federal, mediante el Servicio Forestal, ha hecho una asignación millonaria que sobrepasa por mucho el presupuesto anual fijado en unos $3 millones, indicó la supervisora del bosque, Sharon Wallace, durante un recorrido de El Nuevo Día por el bosque lluvioso.
“Gasté mi asignación fiscal anual a mediados de noviembre. (No obstante), el Servicio Forestal regional y nacional han seguido apoyando (económicamente) para completar el trabajo que necesi- tamos hacer porque saben lo importante que es El Yunque para Puerto Rico”, sostuvo.
Hasta el 21 de enero, según datos del personal de finanzas del Servicio Forestal, se habían invertido $7,994,726 en la restauración de El Yunque. De esos, unos $5.3 millones fueron dirigidos a la nómina de los empleados, mientras que otros $1.2 millones se han destinado a la compra de maquinaria y contratos. Los gastos en materiales, transporte aéreo, servicios médicos y comida suman aproximadamente $1.5 millones.
Wallace explicó que dividieron a 200 personas en cuatro equipos principales para restaurar las carreteras, los sistemas de agua, las veredas e instalaciones afectadas por el huracán.
“TOMÓ TIEMPO”
Como en cada rincón de la isla, María azotó con toda su furia cada espacio de El Yunque. Los escombros se anclaron en carreteras, veredas, cuerpos de agua y áreas recreativas.
Wallace dijo que la devastación del huracán fue tanta, que tardaron unas tres semanas en abrir paso en la carretera principal y unas dos semanas para entrar de lleno en operaciones.
“Nos tomó tiempo comenzar los trabajos porque no teníamos comunicaciones. Las ambulancias (servicios médicos requeridos como parte de la operación) no podían llegar hasta el bosque, no ha- bía un sistema de seguridad para los trabajadores. Comenzamos desde cero y fuimos aumentando la producción durante dos semanas. Para diciembre, estábamos a máxima capacidad con 166 empleados contratados a nivel local y 50 trabajadores que llegaron a la isla”, detalló.
No obstante, recalcó que, a pesar del progreso, sería prematuro comunicar una fecha de reapertura. Además de remover los escombros que restan, los trabajos se concentran en 45 socavones y deslizamientos que afectan la carretera principal y las veredas, lo que requiere la intervención de la Administración federal de Carreteras y las agencias estatales.
Adelantó que, durante febrero, el personal del bosque se reunirá con las agencias para establecer una agenda de trabajo enfocada en los deslizamientos.
Del mismo modo, un equipo de 25 personas se encarga de restaurar las tomas de agua que colapsaron o se llenaron de sedimentos y sirven tanto a El Yunque como a los barrios colindantes.
“Quisiera poder darte una fecha sólida de cuándo se abrirá el bosque, pero la realidad es que todavía queda mucho trabajo antes de que se pueda en una forma segura para el público”, indicó, por su parte, Daniel Cedeño, quien se encuentra en la isla tras ser asignado como parte del Equipo de Manejo de Incidentes.
CUIDADO ESPECIAL
Mientras, el oficial de Comunicaciones, Greg Smith, explicó que poco a poco se adentran en áreas más profundas del bosque, que requieren cuidado especial a la hora de hacer trabajos de mitigación, como la vereda que conecta las carreteras PR-191 y PR-186.
“Cuando nos adentramos en la parte regulada del bosque, tenemos estándares altos de limpieza. A medida que se adentran en el área silvestre, tenemos estándares
“Ha sido hermoso ver cómo las personas se han unido para restaurar su bosque” SHARON WALLACE SUPERVISORA DE EL YUNQUE