Los mensajes del mensaje de Trump
Al analizar los mensajes de estado hay que entender que el protagonista pretende hablar a varias audiencias a la misma vez y de forma diferente. Desde esa perspectiva, podemos identificar tres mensajes en el mensaje del presidente Trump: el del tono, el de la sustancia y el de los silencios. Estos mensajes iban dirigidos a tres audiencias: su base política, el Congreso y el pueblo norteamericano. Desde esa perspectiva, Trump dio un gran discurso con el cual yo estoy, fundamentalmente, en contra.
Su tono conciliador y de unidad sorprendió a muchos. No fue el Trump de Twitter, sino que pretendió apelar a la mayoría del pueblo estadounidense que repudia su estilo abrasivo e insultante y quiso proyectarse ante los congresistas, particularmente, los demócratas, como alguien con quien se puede trabajar y llegar a acuerdos. Sus palabras comunicaron ese tono.
Muy diferente es el análisis cuando vamos a la sustancia. Fue un mensaje para darle carne y sangre a sus huestes. Se mantuvo firme en todas sus posiciones ultra conservadoras y ultra nacionalistas. Intentó sacarle partido al crecimiento de la economía americana y atarlo a la recién aprobada reforma contributiva. Utilizó muy bien a sus invitados especiales, con los cuales puso rostros vivos a sus propuestas, particularmente, a las de alto contenido ideológico y discriminatorio.
Lanzando anzuelos a los demócratas e independientes, propuso una inversión masiva en infraestructura, programas de adiestramiento para el empleo y educación vocacional, reforma de prisiones y licencia familiar pagada en el empleo. Más adelante se verán los detalles de estas propuestas y en el caso nuestro, si serán de alguna ayuda. Hay que tomar nota que el fondo trillonario de infraestructura va a requerir pareo local, algo que, ante las circunstancias fiscales del país, será muy difícil de satisfacer.
En el tema más candente entre republicanos y demócratas, la reforma migratoria, trató de ser conciliador al proponer un camino hacia la ciudadanía para los llamados ‘dreamers’, pero ese puente conciliador lo minó con una retórica inflamatoria equiparando a los inmigrantes
“Lo menos que ameritaba era un llamado suyo al Congreso para que apruebe con diligencia las medidas pendientes que son urgentes para la recuperación de la isla”
con criminales, para lo cual usó la tragedia de dos familias latinas victimas del crimen. Además, incluyó en sus propuesta elementos que emanan del prejuicio y que han sido rechazados ya por los demócratas, incluyendo la construcción de la muralla en la frontera con México.
Y en sus silencios también habló mucho. Enumeró los enemigos internacionales de Estados Unidos, incluyendo Venezuela y Cuba, pero no dijo ni una sola palabra sobre Rusia. Guardó silencio sobre la investigación sobre la posible confabulación entre su campaña y el gobierno ruso para influenciar las pasadas elecciones y supuestos actos de obstrucción a la justicia.
En relación con Puerto Rico, el silencio fue ensordecedor. Nadie esperaba párrafos sobre Puerto Rico, pero tampoco un mero “I love you”. Lo menos que ameritaba era un llamado suyo al Congreso para que apruebe con diligencia las medidas pendientes que son urgentes para la recuperación de la isla.
En mi programa de radio, el congresista Adriano Espaillat citó varios puntos de conflicto entre republicanos y demócratas que se avecinan, como otro cierre de gobierno, la reforma migratoria, la necesidad de aumentar el tope de la deuda pública y el reclamo del presidente y los republicanos para aumentar el presupuesto militar sin incrementos en las asignaciones sociales. Estos elementos constituyen lo que Espaillat llamó una “tormenta perfecta” para dejar desprovisto a Puerto Rico de acción congresional. El silencio de Trump sobre Puerto Rico nos deja sin protección presidencial en medio de ese nuevo huracán que se avecina.