El Nuevo Día

Estudiante­s lideran lucha contra armas

Estudiante­s lideraron en Washington la actividad principal, de 800 alrededor del país, para exigir mayor control de las armas de fuego

- JOSÉ A. DELGADO jdelgado@elnuevodia.com Twitter: @JoseADelga­doEND

WASHINGTON.- Escuchando la poderosa voz de adolescent­es y niños, cientos de miles de personas llenaron la calle Pensilvani­a de Washington D.C. –entre el Capitolio y la Casa Blanca–, para exigir medidas más fuertes de control de armas.

La “Marcha por Nuestras Vidas” en la capital estadounid­ense fue la principal de más de 800 que se llevaron a cabo alrededor del país y otras partes del mundo, en contra de la violencia con armas y en busca de acción que permita frenar las continuas masacres en escuelas y espacios públicos.

“No podemos hacer a Estados Unidos grandioso si no lo podemos hacer seguro”, indicó Jaclyn Corin, estudiante de Marjory Stoneman Douglas en Parkland (Florida), donde el pasado 14 de febrero, un exestudian­te de esa escuela secundaria asesinó a 17 personas, incluidos 14 estudiante­s.

Los estudiante­s de Stoneman Douglas fueron los principale­s organizado­res y oradores de la manifestac­ión, que se replicó en las más importante­s ciudades de EE.UU. y de otros países.

Desde una tarima cerca del Capitolio y junto a portavoces de escuelas y comunidade­s que se han enfrentado a la violencia con armas de fuego, los estudiante­s demandaron prohibir la venta de armas automática­s que son utilizadas frecuentem­ente en masacres, elevar a 21 años la edad para comprar armas, y un proceso universal de verificaci­ón de antecedent­es.

“A los líderes, escépticos y cínicos que nos mandaron a quedarnos sentados, silencioso­s y esperar nuestro turno: bienvenido­s a la revolución”, dijo Cameron Kasky, estudiante de tercer año de Stoneman Douglas.

Kasky indicó que “esto no es un momento, sino un movimiento” encabezado por una juventud que ha visto “masacre tras masacre” y que no está dispuesta a que “los políticos corruptos” controlen el debate sobre la violencia con armas en EE.UU.

“O nos representa­n o se salen del medio”, dijo Kasky.

Continuame­nte, y a ocho meses de las elecciones legislativ­as estadounid­enses, los estudiante­s exhortaron a la inscripció­n y participac­ión electoral, y reclamaron a los adultos que miren a su lado, pues son sus hijos los que están ahora luchando por sus derechos.

Denunciaro­n a los políticos que consideran están “comprados” por la Asociación Nacional del Rifle (NRA).

“Sáquenlos de sus puestos”, coreaban los manifestan­tes, en medio de pancartas que indicaban “Protege a los niños, no a las armas”, “No es cuestión de enviar buenos pensamient­os y oraciones, sino de cambiar la política pública”; y, otra, en las manos de un niño que señalaba “debo estar preocupánd­ome por mis notas, no por mi vida”.

Otras iban dirigidas en contra del presidente Donald Trump y el senador Marco Rubio. Emma González, quizá la voz de los estudiante­s de Stoneman Douglas más conocida después de la masacre, dio otro emotivo discurso, en el que recordó los nombres de las 17 víctimas, y además alguna de sus rutinas o amigos, antes de entrar en un doloroso silencio para acentuar los seis minutos y 20 segundos que duró el tiroteo.

“Nuestras vidas han cambiado pa-

“A los líderes, escépticos y cínicos que nos mandaron a quedarnos sentados, silencioso­s y esperar nuestro turno: bienvenido­s a la revolución” CAMERON KASKY ESTUDIANTE DE STONEMAN DOUGLAS

“No podemos hacer a Estados Unidos grandioso si no lo podemos hacer seguro” JACLYN CORIN ESTUDIANTE DE STONEMAN DOUGLAS

ra siempre”, dijo González, de origen cubano y quien ahora tiene más seguidores en Twitter que la NRA.

Valeria Mejías, nacida en Puerto Rico y de origen colombiano, fue una de las estudiante­s de Stoneman Douglas que hicieron el viaje desde Parkland, Florida, a Washington D.C. Para Mejías, de 14 años y quien perdió a dos amigos en la masacre, la manifestac­ión de ayer “nos da esperanzas de que nuestras voces serán más grandes”. Mejías dijo a El Nuevo

Día que esta es “una oportunida­d para hacerle ver a la gente que cuando no se toma acción, estas cosas pasan”.

Entre los oradores estuvo el boricua Matthew Soto, cuya hermana Victoria Soto era maestra en la escuela elemental Sandy Hook de Newtown (Connecticu­t), donde un pistolero la asesinó a ella y a otras 26 personas, 20 de ellas niños, el 14 de diciembre de 2012.

Victoria Soto tenía 27 años. Y murió protegiend­o a sus estudiante­s. En aquel horrible incidente también fue asesinada Ana Grace

Greene Márquez, de seis años y de madre puertorriq­ueña.

Las víctimas de Sandy Hook han esperado más de cinco años por acción, a pesar de que se pensó que la muerte de niños de seis y siete años marcaría la diferencia. “Basta ya. Hagamos saber a los políticos que somos importante­s”, sostuvo Soto, uno de los que exhortaron a pedir respuestas a través del voto.

También habló una nieta de nueve años del asesinado líder negro de los derechos civiles Martin Luther King, Yolanda Renee King, quien dijo que, al igual que su abuelo, tuvo un sueño: “Mi sueño es que esto termine ya”. “Vamos a dirigir la próxima generación”, dijo la niña, que alumbró con su chispa el evento, que contó con la participac­ión de artistas como Miley Cirus, Jenniffer Hudson y Adriana Grande.

Pese a la conmoción que ha vivido EE.UU. con los tiroteos y masacres en escuelas –sobre todo a partir de lo ocurrido en la secundaria Columbine, en Colorado, hace 20 años–, los estudiante­s de- nunciaron que pocas cosas han cambiado.

El presidente Trump, en una sesión con legislador­es días después del tiroteo, pareció estar decidido a tomar medidas, como elevar a 21 años la edad para poder comprar un arma o endurecer las normas de verificaci­ón del historial de una persona. Pero, como ha ocurrido después de otras masacres, poco ha ocurrido.

El Congreso acaba de aprobar una medida que penaliza a las agencias que fallan en informar sobre el récord criminal de una persona e incentiva a los gobiernos estatales a enviar sus informes al sistema nacional de verificaci­ón inmediata de casos criminales. En la víspera de las manifestac­iones, el secretario de Justicia de EE.UU., Jeff Sessions, anunció que se proponen prohibir el mecanismo para modificar rifles que en inglés se conoce como

bump stocks y que permite a un arma semiautomá­tica funcionar como una automática.

Trump estaba ayer en su hotel de Mar a Lago, en West Palm Beach, durante la manifestac­ión en la capital federal. El Congreso, en receso legislativ­o hasta el 9 de abril. LEA MÁS SOBRE ESTE TEMA Puerto Rico Hoy 16 Opinión 38-39

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Efe/epa/michael reynolds Un millón de personas, mayoritari­amente estudiante­s, salieron ayer a las calles de 800 localidade­s de EE.UU., con la principal actividad en Washington, en reclamo a medidas para evitar asesinatos masivos.

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