A rescatar la comunicación sin distorsión
La tecnología ha generado el fenómeno de las redes sociales. Depende de cómo se utilicen, propicia buena comunicación para quiénes tienen cierta prudencia al utilizarlas. De lo contrario, provocan enredos y empeoran problemas que antes se resolvían en persona. El efecto en las escuelas no es la excepción.
Antes, los padres acudían a la escuela sin previo aviso. Hablaban con los maestros sobre las notas o la conducta de sus hijos. Se hacían acercamientos para ofrecer ayuda en cualquier actividad u otro aspecto escolar.
La información del alumno era recibida directamente del educador o principal. La comunicación era directa. El contacto visual y el tacto especial daba óptimos resultados. En aquel entonces, ir a la escuela era el email de ahora: llegaba rápido y mamá estaba allí, sin uno esperarla.
La dinámica de comunicación entre maestro y padres se hace menos efectiva al usar las redes sociales. Estas han usurpado la forma de comunicación entre la familia y los educadores.
La red sin filtro provoca información distorsionada. Los mensajes generan diversidad de interpretaciones contrario a la intención específica de conocer el progreso académico, entre otros asuntos relevantes.
La comunicación entre maestros y padres, es más efectiva personalmente. En la formación de los alumnos, lo que se comunica en la escuela, debe ser para colaborar en el proceso educativo. Comunicar y mejorar a quien más se quiere.
Los padres, los educadores, la comunidad, todos los involucrados somos responsables de fomentar las acciones correctas y el trato apropiado debe perpetuarse en las relaciones humanas, mediante el ejemplo.
La comunicación adecuada entre los maestros y los padres de los niños es y será siempre el vehículo transparente que servirá para fortalecer el camino educativo de ellos. Jamás deberá ser sustituida por cualquier modalidad que nos quite la calidad de transmitir sabios mensajes.