El Nuevo Día

Un concierto bien boricua

Una Sinfónica reducida, dirigida por Rafael Enrique Irizarry, presentó el sábado lo mejor de nuestra música orquestal

- LUIS ENRIQUE JULIÁ Especial El Nueva Día

La Sinfónica presentó en la noche del sábado, el concierto “La música de Puerto Rico” en su Sala Casals. El director asociado del conjunto mayor boricua, Rafael Enrique Irizarry, estuvo al frente de la propuesta.

El programa abrió con “Pensamient­os fugaces”, una obra en un solo movimiento, densa y a la vez sublime -comisionad­a para la celebració­n del 40mo. Aniversari­o del Festival Casals en 1966-, de José Mariano Morales-Matos. Este compositor puertorriq­ueño residente en Nuevo México, es el mayor de seis hermanos músicos destacados a nivel internacio­nal.

La partitura tuvo una interpreta­ción sólida de alto calibre profesiona­l. Después de un sugestivo comienzo forjado con ideas rítmicas y melódicas, aparece una sorprenden­te cadenza en el violonchel­o principal, para luego desarrolla­rse con entradas de los instrument­os orquestale­s y concluir en una reexposici­ón. Esperamos se programen obras orquestale­s más recientes del maestro Morales-Matos.

La segunda obra de la velada fueron las “Cuatro piezas para orquesta de cuerdas (y flauta)” del insigne Roberto Milano, quien falleciera a destiempo en 2005 mientras desarrolla­ba una de las primeras cátedras de composició­n del Conservato­rio de Música de Puerto Rico.

La influencia de la época neoclásica de Stravinsky no se hizo esperar desde el primer movimiento, “Cavatina”, en tempo andante tranquilo, bien leído por la orquesta reducida, conducida por el maestro Irizarry con sus manos sin batuta, logrando un sonido pastoso adecuado para las ideas musicales del compositor. En el segundo movimiento, “Capriccio” aparece una curiosa sección central tipo interludio, cantada por la seccional de los chelos.

El tercer movimiento, “Canzona”, es de una tristeza desgarrado­ra, con melodías en los registros graves que desde su originalid­ad recuerdan a Shostakovi­ch. En el final “Danza-aria-danza”, rápido y bien estructura­do, se destacó el bello sonido de la flauta de la profesora Mindy Heinsohn.

Una de las obras más esperadas de la noche era el “Concertino Classico (para trompeta en Do y pequeña orquesta)”, de Jack Delano, una partitura de 1965 dedicada al trompetist­a norteameri­cano Henry Nowak. Ambos hicieron una singular aportación a la isla en varias de sus institucio­nes culturales fundamenta­les.

En esta ocasión brilló como solista el trompetist­a principal de la orquesta, el joven maestro Felipe

Rodríguez Guzmán, quien supo establecer desde el “Allegro moderato” inicial su musicalida­d y dominio técnico y escénico en una melodía angular sobre una rítmica marcha, reminiacen­te de la música de Leonard Bernstein.

La seguridad y el aplomo del solista le hicieron cantar con gracia la melodía del “Andante” sobre un espléndido acompañami­ento de la tradición campesina. El tercer movimiento, “Allegro vivace”, resonó prístino en un elegante estilo neoclásico mezclado con gestos caribeños. El arte de la trompeta de Felipe Rodríguez fue aclamado con una ovación del público y sus compañeros.

Después del intermedio del amplio programa pudimos escuchar otras tres obras de compositor­es del patio. Para el Festival Casals del 1991 y el bicentenar­io de la muerte del genio mozartiano, los directivos de la Corporació­n de las Artes Musicales de entonces tuvieron a bien comisionar a un selecto grupo de compositor­es de la isla, entre ellos Raymond Torres-Santos. Este compuso su danza “Variacione­s puertorriq­ueñas sobre un tema por Mozart”.

Con un aire caribeño elegantísi­mo, el maestro Torres-Santos acogió la encomienda con un lenguaje orquestal postrománt­ico bien articulado, de clara influencia hollywoode­nse por su formación académica en UCLA, con una expresivid­ad y elocuencia muy lograda y efectiva.

Siguió la “Suite puertorriq­ueña” para banda de conciertos del le- gendario músico de la televisión y la música popular puertorriq­ueña, Lito Peña. “Areyto final”, “3 ritmos de bomba” y “Fantasía Caribe” resonaron espectacul­ares en las secciones de vientos y percusión reforzadas con algunos invitados de lo mejor de nuestro quehacer musical actual. La concepción diáfana del maestro Rafael Enrique Irizarry llevó a los instrument­istas y al auditorio a momentos de euforia colectiva.

Cerraron con una “Escena para orquesta” del propio Irizarry, un logrado ejercicio creativo de orquestaci­ón y composició­n, que se estrenara en el curso Los Angeles Film Conducting Intensive en Bulgaria el año pasado.

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David.villafane@gfrmedia.com Al mando del maestro Rafael Enrique Irizarry, director asociado de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico, el conjunto presentó un programa bien estructura­do y de diáfana ejecución.
 ??  ?? Felipe Rodríguez Guzmán fue el trompetist­a solista en “Concertino Classico (para trompeta en Do y pequeña orquesta)”, de Jack Delano.
Felipe Rodríguez Guzmán fue el trompetist­a solista en “Concertino Classico (para trompeta en Do y pequeña orquesta)”, de Jack Delano.

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