Buscapié
LA PARED
Una pared es una página dentro de ese libro inmenso, infinito y en constante rescritura que es la ciudad. En una pared nos vemos y nos ven. Es un espejo sin reflejo, una verdad concreta, en símbolo y en literalidad. Hay veces que tenemos suerte, y esa página aguanta el paso del tiempo. Es tan fuerte su contenido, tan potente la verdad que encierra, que la gente se vuelca a protegerla. Le cuidan, le salvan del viento y la lluvia, la cobijan de los males del aire, para asegurarse que quienes vengan después puedan mirarse, encontrarse y reconocerse en su existencia.
Pero para encontrarnos en ella, hace falta tener unas cuantas certezas que sólo llegan con la experiencia viva de la educación. Hace falta saber que quienes estuvieron antes que nosotros siempre tienen algo que decirnos, que las artes están llenas de símbolos y que en los símbolos habita la entrelínea de la historia. No hay historia completa sin entender los símbolos que en ella se esconden. También es preciso saber que en el espacio físico hay memoria y que, por distante que se sienta, tiene algo que ver con nosotros. Los ancestros no paran de hablarnos, y si no escuchamos estamos condenados al fracaso más estúpido de todos, el de la repetición ad nauseam del mismo error.
La noticia de la destrucción del mural “Río Grande de Loíza” del maestro José Antonio Torres Martinó es uno de estos casos. Era —o es, porque ha de ser posible salvarlo— un mural noble. Ubicado en el comedor de la escuela pública Julia de Burgos de Carolina, no pretendía más que alimentar espíritu donde se alimentan cuerpos. La culpa no es de quien pasó la brocha blanca sobre nuestra historia, la culpa es de aquellos que insisten en la imposible y fracasada misión de borrar nuestra existencia e identidad.
Si es justo decir que la independencia fracasó, mucho más lo es decir que el intento de borrar nuestra puertorriqueñidad también fracasó. Podrán pintarnos de blanco, rociar el cielo de blancas navidades, pero en la concreta pared de nuestra identidad, estamos llenos de todo ese color, de toda esa historia y de toda esa verdad.