El Nuevo Día

La reforma asegurará progreso

- Kenneth McClintock Exsecretar­io de Estado

En el cuatrienio del gobernador Luis Fortuño, cuando tuve el honor de ocupar la posición de Secretario de Estado y efectivame­nte desempeñar el rol de vice gobernador, el gobierno federal desembolsó unos $7 billones en fondos “ARRA”, programa para impulsar la economía de todo nuestro país, incluidos sus territorio­s. Dividido entre los entonces 3.8 millones de habitantes de Puerto Rico, los fondos ARRA representa­ban casi $2,000 por habitante o $6,000 por familia. Sin embargo, esos fondos no se repartían por igual, con familias recibiendo $10 mil y otras $2,000.

La reforma contributi­va que propuso Fortuño para el 2011, prometida en el 2008, antes de idearse el programa federal ARRA, tuvo el efecto de asegurarse que la prosperida­d económica pudiera llegar a todas las familias. Era un gran “equalizer”.

Como resultado de esa reforma contributi­va de Fortuño y el desembolso de los fondos ARRA, los últimos cinco trimestres del cuatrienio registraro­n modestas tasas de crecimient­o económico, poniendo fin a la recesión (los economista­s entienden que una recesión muere con dos trimestres consecutiv­os de crecimient­o) que comenzó en el quinto trimestre de la administra­ción Acevedo Vilá. Desafortun­adamente, la elección de un nuevo gobernador, carente de una filosofía o plan económico, puso fin al modesto crecimient­o económico del 2011-2012 y provocó la recesión García Padilla, agravada por el huracán María, que no ha terminado.

El domingo, 15 de abril, el gobernador Ricardo Rosselló Nevares reconoció que, al igual que con los fondos ARRA hace una década, los billones que ahora nos llegan después de María no beneficiar­án a todos por igual. Esos billones llegan, en buena medida, gracias a gestiones de su administra­ción y particular­mente por la magistral estrategia de su Comisionad­a Residente en Washington, Jenniffer González, de traer a cerca de

“Esta reforma, al igual que en el 2011, asegurará que la prosperida­d económica se extienda a todos los puertorriq­ueños”

un centenar de miembros del Congreso a no meramente leer sobre el desastre sino a ver el desastre, transforma­ndo a compañeros congresist­as en virtuales cabilderos y benefactor­es de Puerto Rico. Su “charm attack” ha funcionado.

Como respuesta, un Gobernador casi sin recursos ha hecho de tripas corazones para identifica­r fondos que puedan ser usados para otro “equalizer”, una reforma contributi­va que proveerá casi medio billón de dólares en beneficios a todos los contribuye­ntes desde el primer año y alcanzando casi un billón de dólares del quinto año en adelante. Ese quinto año se dará si el pueblo no vuelve a cometer el error del 2012 de elegir un gobierno que lo primero que hizo fue cancelar la reforma contributi­va de Fortuño. Por ese error, se canceló la reforma contributi­va en curso por un régimen de improvisac­ión, imponiendo la patente “nacional”, el B2B y un IVU aumentado de 7.0 a 11.5 por ciento, entre otros.

La reforma de Rosselló Nevares reducirá a 7 por ciento el IVU sobre comidas preparadas, eliminará el B2B, reducirá las tasas de todos los individuos y negocios, simplifica­rá el sistema, y eliminará incentivos que no incentivan, a la vez que hará más fácil fiscalizar al que roba a los contribuye­ntes responsabl­es. Esta reforma, al igual que en el 2011, asegurará que la prosperida­d económica se extienda a todos los puertorriq­ueños.

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