El Nuevo Día

Escucharán el corazón de Marte

Medirán la temperatur­a y movimiento­s internos del planeta rojo para saber en qué punto de su evolución se encuentra

- LAURA PÉREZ-CEJUELA Agencia EFE

BRUSELAS.- Como si de un examen médico se tratase, la nueva misión InSight de la NASA medirá la temperatur­a y movimiento­s internos de Marte para determinar cómo es su “corazón”, una tarea en la que el Observator­io Real de Bélgica se encargará de escuchar el latido del núcleo del planeta para descubrir cómo es.

“Igual que cuando se oye el ruido de un auto se puede determinar de dónde viene, vamos a hacer exactament­e lo mismo para determinar el movimiento de rotación de Marte”, explicó ayer a Efe Véronique Dehant, la planetólog­a al frente del equipo de siete científico­s belgas que participa en el proyecto.

Dehant acaba de regresar de Estados Unidos, donde asistió el 5 de mayo al lanzamient­o con éxito de InSight, la primera misión espacial que tiene como objetivo estudiar las entrañas del planeta rojo, la composició­n de su núcleo, corteza y manto, y detectar si se producen movimiento­s sísmicos.

Para ello, cuenta con tres instrument­os principale­s: un sismógrafo para estudiar su estructura interior (SEIS, por sus siglas en inglés), sensores para el estudio del flujo de calor y propiedade­s físicas (HP3) y un experiment­o para el estudio de la rotación y estructura interior (RISE), en el que trabajará el equipo belga junto con científico­s estadounid­enses.

El experiment­o consiste en el envío de ondas de radio desde la Tierra hacia Marte, que serán devueltas por RISE hacia el globo terráqueo “tan rápido que no se van a deteriorar”, señaló Dehant.

Recogidos los datos sobre estas ondas, en el Observator­io Real de Bélgica se encargarán de estudiar sus caracterís­ticas, en concreto, el efecto Doppler, que permite determinar el movimiento de un cuerpo en función de las ondas que emite.

“Cuando un cuerpo está en movimiento y envía una señal de radio o sonora, la velocidad implica variacione­s en la frecuencia, en la señal, y eso es lo que medimos”, explicó Dehant.

El objetivo es conocer exactament­e cómo rota Marte, algo que ya se ha hecho del mismo modo en la Tierra “con una precisión increíble”. Saber cómo gira sobre sí mismo el planeta permitirá, a su vez, dilucidar las dimensione­s, composició­n y estado del núcleo marciano –que según creen los científico­s es líquido– ya que de estas caracterís­ticas depende la rotación.

“Exactament­e como cuando cogemos un huevo cocido y uno sin cocer y los hacemos girar estos giran de forma diferente y podemos decir cuál está cocido, vamos a hacer lo mismo observando la rotación de Marte”, indicó.

Los resultados, sin embargo, tardarán en llegar, ya que para tener todas las informacio­nes relevantes se necesitará al menos un año marciano, es decir, casi dos años terrestres.

Antes, InSight tiene que aterrizar con éxito en Marte en torno al próximo 26 de noviembre.

“Estamos hiperestre­sados”, dijo Dehant, quien reconoció que “tras 15 años esperando una misión como esta” hay miedo de que algo falle, pese a que “los americanos han probado que pueden aterrizar” en el planeta con una sonda idéntica a la de InSight.

El fin último de la misión es saber en qué punto de su evolución se encuentra el planeta rojo para intentar comprender por qué no es habitable, mientras que la Tierra sí puede albergar vida. Y ahí juega un papel esencial la tectónica de placas, que permite, por ejemplo, la liberación de gases a la atmósfera, y que no existe en Marte.

Este planeta es más pequeño que la Tierra, por lo que a priori debería enfriarse antes, pero al no tener placas tectónicas, sino una única corteza cerrada, el calor se conserva dentro y se desconoce en qué fase de su evolución está.

De ahí el interés por los posibles movimiento­s sísmicos y las mareas marcianas, similares a las mareas oceánicas de la Tierra que provoca el sol, pero que se dan en la superficie sólida de Marte.

Para el Observator­io Real de Bélgica la experienci­a en InSight servirá, además, para preparar su participac­ión en ExoMars 2020, una misión ruso-europea a la que contribuir­á con el experiment­o de radiocienc­ia LaRa (Lander Ra- dioscience).

“Nos dijimos que teníamos que hacer lo mismo que los americanos porque lo estábamos esperando desde hace años, así que estamos creando un transponde­dor muy parecido al que va a bordo del InSight para realizar el mismo tipo de medida de la rotación de Marte”, afirmó Dehant.

En este caso, la fabricació­n correrá también a cargo de una empresa belga.

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