Surge base de drones en Níger
BASE AÉREA 201, Níger — Levantándose entre los matorrales en África, una base para drones a medio terminar representa la nueva línea del frente en la guerra delegada global de EE.UU.
Cientos de trabajadores laboran frenéticamente para concluir un campo aéreo de 110 millones de dólares que, cuando quede terminado en los próximos meses, será utilizado para acechar o atacar a extremistas en lo profundo de África Occidental y del Norte.
Cerca de la pista de aterrizaje, Boinas Verdes del Ejército están entrenando a fuerzas de Níger para llevar a cabo redadas contraterroristas o eludir una emboscada enemiga —como la que cobró las vidas de cuatro soldados estadounidenses cerca de la frontera con Mali, en octubre.
Estas misiones reflejan un crecimiento militar de EE.UU. que se desarrolla en sitios como Yemen, Somalia y África Occidental.
Tan solo en Níger, el número de efectivos de EE.UU. se ha duplicado en los últimos años, a unos 800 —no para realizar misiones de combate unilaterales, sino para pelear contra Al Qaeda, el Estado Islámico y grupos asociados con fuerzas delegadas y ataques de drones.
“La base, y los vuelos más frecuentes
que su apertura permitirá, nos dará mucho mayor conocimiento situacional e inteligencia en una región que ha sido un centro de actividad ilícita y extremista”, declaró P.W. Singer, estratega en New America, un grupo de expertos en Washington, quien ha escrito extensamente sobre drones. “Pero también nos involucrará en más operaciones y combates aún en los que pocos estadounidenses siquiera saben que está nuestro Ejército”.
En marzo, se reveló que EE.UU. había lanzado cuatro ataques aéreos en
Libia entre septiembre y enero. Poco después, el Ejército admitió que Boinas Verdes trabajando con fuerzas de Níger habían abatido a 11 milicianos del Estado Islámico en diciembre.
Ese enfrentamiento subrayó el hecho de que la emboscada sangrienta en Níger no era un episodio aislado.
Las fuerzas de Níger y sus asesores de EE.UU. están preparando otros operativos para acabar con los milicianos, señalan oficiales militares.
Durante un reciente ejercicio contraterrorista en Níger que atrajo a
personal militar de 20 países de África y Occidente, muchos funcionarios expresaron inquietudes de que el compromiso de EE.UU. en África caería víctima de un impulso por retirarse.
“Es importante seguir teniendo apoyo de EE.UU. para ayudar a entrenar a mis hombres y ayudar con nuestras deficiencias”, dijo el coronel mayor Moussa Salaou Barmou, comandante de las fuerzas de Operaciones Especiales de Níger.
Construir una nueva base en este país remoto sin salida al mar marca
el capítulo más reciente en el polémico historial estadounidense de operaciones de drones por todo el mundo.
Llega al tiempo que el número de ataques de EE.UU. contra milicianos islamistas se triplicó el año pasado en Yemen y se duplicó en Somalia, comparado con un año antes.
Donde los funcionarios de EE.UU. y de Níger ven una seguridad realzada, otros temen un impacto potencialmente desestabilizador.
“Eliminar a los líderes militares yihadistas a través de operaciones de drones podría desorganizar temporalmente a los grupos insurgentes”, comentó Jean-Hervé Jezequel, subdirector del proyecto para África Occidental del Grupo Internacional de Crisis, en Dakar, Senegal. “Sin embargo, el vacío también podría llevar al auge de líderes nuevos y más jóvenes que llevarán a cabo acciones más violentas y espectaculares para reafirmar su liderazgo”.
Una visita en marzo a la Base Aérea 201 reveló retos. Los comandantes lidian con tormentas de arena, temperaturas sofocantes y entregas tardías de partes para arreglar equipos. Todo eso ha dejado al proyecto con un retraso de más de un año y 22 millones de dólares por encima del presupuesto.
Los estadounidenses han buscado aplacar los temores de los residentes locales respecto a que la base, justo en las afueras de la ciudad de Agadez, podría ser blanco de ataques terroristas.
El plan es entregar la base al Ejército de Níger. Fuerzas de seguridad de EE.UU. y Níger ahora patrullan en conjunto el sitio de 890 hectáreas.
Al observar el ejercicio reciente, el general mayor J. Marcus Hicks, jefe de las fuerzas de Operaciones Especiales de EE.UU. en África, lo explicó así: “Esta es una póliza de seguro muy económica y creo que necesitamos seguir contribuyendo a ella”.