Arturo Estrella: El peligro de la curva invertida
En días recientes han empezado a salir en la prensa financiera advertencias de que la economía de Estados Unidos está en peligro de aproximarse a una recesión.
Con la tasa de desempleo en menos de 4 por ciento y el crecimiento real promedio en cerca de 3 por ciento, ¿por qué la preocupación? El factor principal que se menciona es la curva de rendimiento, queriendo decir la relación entre las tasas de rendimiento de corto y largo plazo sobre obligaciones del Tesoro federal.
Lo normal es que la tasa de 10 años sea mayor que la de tres meses porque los bonos de largo plazo tienen más riesgo y los inversionistas exigen que se les compense por ese riesgo. Cuando es al revés y la tasa de tres meses es más alta, lo que se conoce como una curva invertida, es indicio de que la política monetaria es muy restrictiva y es prácticamente inevitable que un año más tarde la economía esté en recesión. Desde 1968 han ocurrido siete recesiones y este patrón se ha repetido en cada una de ellas.
El primer estudio sistemático de este fenómeno lo preparamos mi colega Gikas Hardoúvelis y yo en marzo de 1989, en el Banco de Reserva Federal de Nueva York. Acto seguido, el comité de banca del Senado federal le preguntó al jefe grande del Fed, Alan Greenspan, lo que pensaba sobre nuestros resultados y el contestó que estábamos equivocados. Dijo que eso había sido así antes, pero que ya no. No obstante, la curva impertinente se invirtió ese año y la recesión vino en 1990, tal y como habíamos predicho.
No me explico cómo Greenspan pudo poner en tela de juicio un estudio financiero preparado por un boricua y un griego. Nuestro jefe más directo, el presidente del Fed de Nueva York, coincidió con él. De todas formas, sometimos nuestro estudio a The Journal of Finance, la revista profesional más cotizada en el campo de las finanzas, y nos lo publicaron en junio de 1991. Ya era muy tarde para alertar al público en aquella ocasión, pero serviría de aviso para situaciones futuras.
La próxima inversión ocurrió en el año 2000 y fue seguida por la recesión de 2001. Sin embargo, Greenspan se mantuvo firme en su po-
“Las advertencias de recesión esta vez han sido prematuras, por lo menos en lo que respecta a la curva invertida”
sición de que la relación ya no funcionaba.
En 2005, otro comité del congreso le preguntó sobre un resumen que yo había publicado ese año y él contestó de nuevo que eso había sido así antes, pero que ya no. La curva implacable se invirtió hacia fines de 2006 y fue seguida por la “gran recesión” de 2008.
Irónicamente, algunos de los avisos recientes que se basan en la curva de rendimiento han venido de las altas esferas del Fed. Estos incluyen comentarios de los presidentes Bullard del Fed de St. Louis y Williams de San Francisco. Ambos son economistas distinguidos y tienen la suerte de que ya no tienen a Greenspan de jefe que los contradiga.
Lo curioso es que las advertencias de recesión esta vez han sido prematuras, por lo menos en lo que respecta a la curva invertida. La tasa de 10 años está todavía muy por encima de la de tres meses y falta bastante para que la relación se invierta. Creo que al Fed le convendría repasar el artículo que escribimos allí Gikas y yo en 1989.
Por cierto, en 2014 Gikas fue nombrado ministro de finanzas de Grecia, ya comenzada la crisis y con la esperanza de que él pudiera ayudar a resolverla. Desafortunadamente, el público impaciente sacó al año siguiente al primer ministro y a su gobierno y nunca sabremos lo que pudieron haber logrado.