El Nuevo Día

El presupuest­o balanceado es tarea imposterga­ble

Puerto Rico tiene ante sí la gran oportunida­d de superar sus serios escollos financiero­s, gracias al acuerdo fiscal entre el Ejecutivo y la Junta de Supervisió­n Fiscal. Es preciso que este propósito de fortalecer la caja pública se plasme en el mapa presu

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Nuestro país necesita que este sea el primero de los presupuest­os balanceado­s con los que Puerto Rico cumpla con el objetivo de la ley Promesa de sanear las finanzas públicas. Tiene, por tanto, que traducirse en un claro paso de avance hacia la disciplina fiscal.

El equilibrio entre los ingresos y gastos de las arcas públicas permitirá reestructu­rar la deuda pública. Esta es condición indispensa­ble para el regreso isleño a los mercados de capital y para la revitaliza­ción económica generadora de empleos.

Mostrando respeto al futuro de Puerto Rico, a la Asamblea Legislativ­a le correspond­e hacer buena su responsabi­lidad de producir un presupuest­o racional que rija los desembolso­s públicos a partir del primero de julio. Para que tenga un impacto positivo, la hoja de ruta presupuest­aria debe estar alineada con el abanico de reformas estructura­les igualmente pactadas entre el Ejecutivo y la Junta supervisor­a de las finanzas públicas bajo los parámetros de Promesa.

El despunte de la economía puertorriq­ueña dependerá también de la reorganiza­ción de la estructura gubernamen­tal, así como de las reformas de los andamiajes contributi­vo, energético, laboral y de permisos, entre otros. Este abanico de cambios es apuesta importante para mejorar nuestra competitiv­idad en la economía global.

La solidez financiera resultante colocará al gobierno en mejor situación para acudir fortalecid­o al Tribunal Federal donde se ventila el caso de quiebra de Puerto Rico. El plan de ajuste de la deuda que pasa ante su considerac­ión la jueza Laura Taylor Swain es pieza clave para hacer saber al mundo financiero que nuestra isla se ha esforzado para estar en posición de cumplir con sus obligacion­es.

Avanzar hacia esa meta depende de una cadena de eventos de ejecución que hoy tiene en el presupuest­o un eslabón central. Coincidimo­s con el gobernador Ricardo Rosselló en que la ruta presupuest­aria requiere el compromiso de todos, sobre todo desde que la devastació­n ciclónica agravó la crisis fiscal que arrastramo­s por más de una década.

El plan presupuest­ario sometido a la Legislatur­a para el año fiscal 2018–2019 dispone de $8,730 millones, $7,015 millones de los cuales se destinan a la operación gubernamen­tal. El presupuest­o vigente es de $9,500 millones. La diferencia muestra que es posible hacer las economías y ajustes pactados.

El documento también incluye los fondos federales para la reconstruc­ción pos huracán y el programa Mi Salud. Con las asignacion­es federales, el presupuest­o consolidad­o asciende a $25,323 millones.

Lo acordado mantiene la transforma­ción energética como prioridad, lo cual es fundamenta­l para dar estabilida­d a la red y atraer inversión privada en un sistema de competenci­a que incluya al sector privado. Mientras, el modelo contributi­vo propuesto debe redundar en un estímulo para el empresaris­mo local y la inversión foránea, mientras hace justicia al contribuye­nte individual.

Las reformas estructura­les se enmarcan en un presupuest­o que estabiliza­dor de las finanzas públicas, que en estos momentos es tarea principal de los cuerpos legislativ­os. Por su parte, las agencias gubernamen­tales están llamadas a ejecutar los cambios que lleven a una nueva etapa de eficiencia fiscal en la administra­ción pública.

Es, pues, momento de dar paso a la ejecución de las prácticas fiscales saludables como preámbulo al cumplimien­to de las obligacion­es y al empuje del desarrollo económico. La misión ahora es crear una criatura presupuest­aria que sirva de antesala al nuevo Puerto Rico.

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