Elocuente “No” en el Congreso
Por ratos languidece y por otros fosforece. Sin embargo, el tema de la estadidad continúa siendo materia que no se descompone. Hoy, con las estocadas asestadas por los presidentes del Comité de Energía y Recursos Naturales de la Cámara de Representantes y el Senado federal, Rob Bishop y Lisa Murkowski, vuelve a repiquetear.
Las posturas inequívocas de estos poderosos congresistas, quedaron plasmadas en expresiones contundentes que podrían resumirse en un solo vocablo: ¡NO! Ese “no” a la estadidad casi rayó en un tapabocas, un ultimátum. Estuvo tan cargado que sus pretensiones semejaron un subterfugio para el “basta ya”. Dio la impresión que hay hastío con el liderato novoprogresista en cuanto a su insistente molienda sobre la estadidad. Y es que, sencillamente ese “no” fue un desahogo que habló sin cesar. Desmintió la cantaleta penepeísta de que la recuperación económica de Puerto Rico depende exclusivamente de su anexión a la nación norteamericana. Ese “no”, no implicó, exigió. Demandó una “economía vibrante, un gobierno estable y fiscalmente sólido”, antes de que Estados Unidos pueda considerar la estadidad. Este reclamo quedó archivado para la posteridad y ya no hay viento que se lo lleve.
El “no”, también destruyó el mito de “triunfo rotundo” que han tejido los progresistas alrededor de los últimos dos plebiscitos. Ninguno arrojó resultados concluyentes y los primeros en detectar la deficiencia fueron, precisamente, los norteamericanos. Ese “no” solicitó encarecidamente respeto a la Junta de Supervisión Fiscal, recabando obediencia incondicional a sus decisiones y directrices. Y ese “no”, por enésima vez, remachó la necesidad de consenso entre la clase política puertorriqueña para lograr, si posible, audiencia congresional dispuesta a atender el centenario dilema colonial.
Por último, el “no” pareció susurrar al oído del liderato azul una súplica de franqueza hacia sus huestes en cuanto al atributo quimérico de la estadidad. Esencialmente, el “no” de Bishop y Murkowski pareció decirnos: “es mejor un no sincero que un sí lleno de mentiras”.