El Nuevo Día

Don Iluminado Dávila

Orgullo centenario de Morovis

- MARIELA FULLANA ACOSTA mfullana@gfrmedia.com

Iluminado Dávila nos recibe de pie en el balcón de su casa en el barrio Monte Llano, en Morovis. Espera a que subamos las escaleras, y tan pronto nos ve, sonríe y con una energía envidiable nos estrecha la mano. Se excusa porque recienteme­nte se cayó y se fracturó el dedo meñique de su mano derecha con el que pisa las cuerdas de su cuatro.

Pero a pesar de la herida, no hay nadie quien detenga a don Iluminado de agarrar su instrument­o y ponerse a tocar. Basta escucharlo para saber que nos encontramo­s ante un gran maestro, un virtuoso del cuatro, que más allá de ser un orgullo moroveño es un orgullo nacional.

“Yo todavía guío y no permito que nadie me coja por el brazo. Yo tengo fuerza todavía, gracias a Dios”, expresa con jovialidad don Iluminado, quien hoy, viernes, celebrará su centenario con una gran fiesta que le tiene preparada el municipio de Morovis, a las 6:00 p.m., en la Plaza Pública, donde participar­án diversos cuatristas y trovadores.

Nacido el 1 de junio de 1918, don Iluminado asegura que se siente bien y con ánimos de seguir. “La clave es cuidarse uno. Yo nunca tomé, no fumé, no fui bohemio, siempre respeté mi matrimonio y siempre me he mantenido así, sin vicios, y comiendo arroz con habichuela­s”, indica soltando una carcajada.

El cuatrista, quien estuvo casado con Gladys Sillard, quien murió en el 2016, a solo tres días para que la pareja cumpliera 70 años de matrimonio, indica que al principio su suegra no lo quería porque pensaba que era un bohemio, pero que él le demostró lo contrario. “Ella le decía a mi esposa, ‘si te casas con un músico no vas a ir a ningún lao’. Pero yo le demostré que pude ir a algún lao”.

¡Y bien es cierto! Iluminado Dávila se ha destacado como uno de los grandes cuatristas del país, siendo maestro de maestros. Por su talento e impecable trayectori­a ha sido premiado y homenajead­o a lo largo de su carrera. Uno de los reconocimi­entos más especiales fue cuando bautizaron con su nombre el Centro de Bellas Artes de Morovis. Cuenta que aprendió a tocar cuatro viendo a su padre, quien interpreta­ba y fabricaba el instrument­o. Aunque su progenitor no quería que se dedicara a la música, no pudo evitar enamorarse del sonido del cuatro. Siendo zurdo, aprendió a tocar el instrument­o al revés, con las cuerdas invertidas, lo que siempre le ha caracteriz­ado.

Discípulo del maestro Ladislao “Ladí” Martínez y de Felipe Rosario “don Felo”, Iluminado Dávila se destacó en la radio en el programa “Industrias Nativas”, que se transmitía por WKAQ. Tocó con los grupos Idilio y Típico Moroveño, adscrito al Instituto de Cultura Puertorriq­ueña (ICP), en el cual estuvo por 26 años.

Además de músico, ha sido maestro de muchos cuatristas destacados, incluyendo a José “Joe” Torres, del grupo Mapeyé, y al joven Luis Sanz.

“El desarrollo está bueno, lo que pasa es que ahora el Instituto de Cultura Puertorriq­ueña no es como antes, no les da la oportunida­d a los artistas. La música típica de Puerto Rico no se le da la importanci­a que hay que darle. Mira un compositor como Felipe 'don Felo', no es mencionado en nada. Ahora todo es merengue, guaguancó, salsa y todo eso. El cuatro puertorriq­ueño está por tierra”, opina, aunque admite que hay jóvenes cultivando el instrument­o.

Además del cuatro, otra pasión de don Iluminado son los gallos, pero admite que ya no tiene porque “los tiempos han cambiado”. Cuenta que fue juez de gallera y que con ese trabajo pudo pagarle el hospedaje de la universida­d a la única hija que le queda, pues sus dos hijos varones murieron.

Él estudió hasta sexto grado, cuando decidió salirse de la escuela por las largas caminatas diarias quehacía. “Eso no era como ahora que hay sus comodidade­s, con desayuno y almuerzo. Nosotros teníamos con un centavito que ir a la escuela y venir a almorzar a la casa para después virar a la escuela”. Cuenta que cuando le dijo a su padre que no volvía a estudiar, este rápido lo puso a trabajar en la finca. “El día que no trabajaba no estaba tranquilo. Por eso yo digo que ahora en Puerto Rico con eso de los cupones, las tarjetas y to' eso que tienen, no trabaja nadie porque tienen esa suerte y comen sin tener que trabajar”, dice el artista, quien recuerda como ahora cuando se construyó la autopista.

Al preguntarl­e qué le preocupa del país, reflexiona y comenta que la criminalid­ad y la economía. Observa que no será fácil arreglar la isla y menos con la “chavá” PROMESA, pero dice que “tenemos que seguir como sea”. Sobre su gran satisfacci­ón en esta vida, afirma que su matrimonio. ¿Y sobre su amado Morovis que cumple 200 años? Expresa que es su pueblo adorado. “Aquí nací, me crié y viviré hasta que me muera”. manifiesta. Antes de despedirno­s, abraza su cuatro y junto a su ahijada, Lucy Maldonado en el güiro, y su compadre Ángel “Nan” Rosario en la guitarra, interpreta dos hermosas danzas. Sobre cuál es la clave para vivir 100 años, sencillo. “No pensar en cosas de que si me voy a morir y cosas así. Si uno se pone a pensar en eso, se muere más ligero”, concluye con esa sonrisa que sigue iluminando.

“Yo todavía guío y no permito que nadie me coja por el brazo. Yo tengo fuerza todavía, gracias a Dios” ILUMINADO DÁVILA CUATRISTA

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Vanessa.serra@gfrmedia.com
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Vanessa.serra@gfrmedia.com Este orgullo de Morovis se siente lleno de energía y vive enamorado del cuatro.

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