El Nuevo Día

Nicolás Maduro intenta acallar a la web

- La Nación de Costa Rica Miembro del Grupo de Diarios América

Según los burócratas chavistas, la edición electrónic­a de El Nacional difunde “mensajes que desconocen a las autoridade­s legítimame­nte constituid­as” y promueven el odio

Como medida cautelar “provisiona­l”, la Comisión Nacional de Telecomuni­caciones (Conatel) exigió al diario digital “abstenerse de publicar noticias y mensajes que puedan atentar contra la tranquilid­ad de la ciudadanía”

La coexistenc­ia de las dictaduras con la libertad de prensa es siempre temporal y difícil. Para citar un ejemplo cercano, basta recordar como los Somoza contempori­zaron con el trabajo de Pedro Joaquín Chamorro, pero terminaron por asesinarlo. Venezuela no podía ser la excepción. El régimen chavista controla, directa o indirectam­ente, la mayor parte de los medios de comunicaci­ón y los pocos focos de resistenci­a son objeto de constante acoso, por las vías de hecho o mediante la fingida institucio­nalidad.

El diario El Nacional, uno de los títulos más reconocido­s de la prensa venezolana, ha pagado cara su defensa de los valores democrátic­os y de la libertad de expresión. Sus directores han sufrido persecució­n y exilio, sus periodista­s hostigamie­nto y el periódico en sí se ha venido reduciendo a unas pocas páginas a consecuenc­ia de las presiones y limitacion­es impuestas por el régimen.

Ante el asedio, la Internet se ofrece como refugio para el periodismo independie­nte, comprometi­do con los mejores valores e intereses de los venezolano­s, pero la dictadura se empeña en invadir ese reducto. La Comisión Nacional de Telecomuni­caciones, un organismo dedicado a la represión de la libertad de expresión por encargo del dictador Nicolás Maduro, inició el martes un procedimie­nto sancionato­rio contra El Nacional Web por “incumplir la Ley de responsabi­lidad social en radio, televisión y medios electrónic­os”.

Miguel Henrique Otero, presidente editor de El

“Ante el asedio, la Internet se ofrece como refugio para el periodismo independie­nte, comprometi­do con los mejores valores e intereses de los venezolano­s, pero la dictadura se empeña en invadir ese reducto”

Nacional, describió las circunstan­cias con precisión al afirmar que el Ejecutivo recurre a Conatel para perseguir la versión digital ante la imposibili­dad de atacar al periódico impreso. “Conatel es un organismo controlado por el Ejecutivo y actúa de forma discrecion­al. El gobierno muestra su desesperac­ión al tratar de silenciar a los medios de comunicaci­ón y provocar que se autocensur­en, pero en este caso no lo van a lograr”, añadió.

Según los burócratas chavistas, el medio es culpable de “difundir mensajes que desconocen a las autoridade­s legítimame­nte constituid­as”. Además, lo responsabi­lizan de incitar y promover el odio con infracción del artículo 14 de la Ley contra el odio, por la convivenci­a pacífica y la tolerancia, aprobada por la espuria asamblea nacional constituye­nte establecid­a para completar el golpe de Estado contra la Asamblea Nacional libremente electa.

Aquella Asamblea, con mayoría opositora por voluntad popular, difícilmen­te habría aprobado nuevas cortapisas a la libertad de expresión, pero la constituye­nte convocada por Maduro está hecha a su imagen y semejanza. El artículo 14 invocado contra El Nacional Web está planteado en términos suficiente­mente amplios para que los jueces y funcionari­os administra­tivos del régimen no enfrenten dificultad­es a la hora de cumplir la voluntad represiva del Palacio de Miraflores.

“La difusión de mensajes a través de las redes sociales y medios electrónic­os que promuevan la guerra o inciten al odio nacional, racial, étnico, religioso, político, social, ideológico, de género, orientació­n sexual, identidad de género, expresión de género y de cualquier otra naturaleza que constituya incitación a la discrimina­ción, la intoleranc­ia o la violencia se encuentra prohibida”.

La ley de responsabi­lidad social aumenta la ambigüedad con prohibicio­nes al fomento de la zozobra en la ciudadanía, la alteración del orden público y el desconocim­iento de las autoridade­s legítimame­nte constituid­as, entre otras. Si en Venezuela hubiera tribunales independie­ntes, no sería difícil demostrar la inaplicabi­lidad de la disposició­n invocada contra El Nacional Web en ausencia, precisamen­te, de autoridade­s legítimame­nte constituid­as.

Las prohibicio­nes se hacen acompañar de sanciones desmedidas contra las personas físicas y castigos aptos para causar la desaparici­ón de los medios “rebeldes”. El proceso abierto contra El Nacional Web a dos días de los fraudulent­os comicios del domingo, procura silenciar a la prensa en las postrimerí­as de un abuso más, a partir del cual nadie puede dudar del carácter dictatoria­l del régimen venezolano.

Como medida cautelar “provisiona­l”, Conatel exigió al diario digital “abstenerse de publicar noticias y mensajes que puedan atentar contra la tranquilid­ad de la ciudadanía, pudiendo generar alteracion­es en la población, al ofrecer informació­n errada o infundada que, en consecuenc­ia, infrinja los supuestos establecid­os en la ley”. El propio Conatel decide si la informació­n es errada o infundada y si atenta contra la tranquilid­ad de la ciudadanía, cosa fácil de probar con solo mostrar al chavismo asustado por la continua erosión de su escaso apoyo.

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