Confinados con afición a la agricultura
El DCR mantiene un programa que da bonificaciones y paga por sus labores
Ricardo Omar Luciano Franqui cuenta los días que le faltan -menos de 90- para poder salir a la libre comunidad después de cumplir una sentencia en la Institución Correccional Sabana Hoyos, en Arecibo.
Ante su pronta excarcelación, este hombre de 34 años ya sabe a qué quiere dedicar su vida en un futuro cercano: a trabajar la tierra.
“Casi nadie quiere hacerlo porque es un trabajo pesado y hay que darle mucho mantenimiento, pero pienso que es una buena oportunidad de negocio. Esos son mis planes”, afirmó con seguridad.
Luciano Franqui es uno de los cerca de 120 confinados de toda la isla -todos al igual que él de custodia mínima y con interés en trabajar en cultivos- que participan en el Programa Agrícola del Departamento de Corrección y Rehabilitación (DCR).
Ese proyecto, creado hace varias décadas, promueve el desarrollo agronómico a través de terrenos disponibles para cultivos y siembra en diferentes instituciones correccionales.
“Tenía un poco de experiencia (en la agricultura), pero he aprendido más cosas. En un futuro, espero sacarle provecho, y hacer mi negocio propio para poder valerme por mí mismo”, aseguró Luciano Franqui.
Cilantrillo, lechuga, ají dulce, berenjena, ají picante, piña y pimiento son algunos de los productos que este mayagüezano ha sembrado como parte de esta iniciativa, en la que, junto a una brigada de otros confinados, trabaja los siete días de la semana.
“Nos dan una bonificación (por trabajar), nos bajan 10 días (de la sentencia). Además, nos pagan $2 al día”, indicó sobre el dinero que les depositan para que, a fin de mes, puedan comprar productos de aseo personal y comida, entre otros artículos.
El agrónomo Mariano Ramis, quien labora para el DCR, explicó que esa agencia creó ocho regiones como entes que facilitan el desarrollo agrícola bajo proyectos comunitarios.
Arecibo, Jayuya, Aguadilla y Río Grande son algunos de los municipios donde la entidad pública tiene fincas destinadas para el progreso de esos cultivos.
Entre los proyectos agrícolas que encamina el DCR, figuran los hidropónicos y granjas de cerdo, además de la siembra de café.
Según Ramis, esa agencia tiene un contrato con el Departamento de Agricultura para producir unos 300,000 árboles de café al año.
“Después de María, nos hemos podido recuperar. Hace una a dos semanas, le entregamos 16,000 arbolitos de café para agricultores en la montaña”, dijo el agrónomo.
Solo en la finca que el DCR tiene en Jayuya, indicó, laboran actualmente 36 confinados.
“Este es un proyecto autosuficiente que genera unos $350,000 al año, con el que se paga nómina y se compran materiales”, señaló Ramis.
De acuerdo con la página electrónica del DCR, otros productos que también se siembran a través del proyecto son: piñas, cítricos y orquídeas, además de la elaboración de sofrito.