El Nuevo Día

Alumno incansable

Rodeado por libros de Economía, Historia y Derecho, el nonagenari­o Raúl García continúa participan­do de proyectos sociales y políticos

- MILDRED RIVERA MARRERO Riveramild­red56@gmail.com Twitter: @mildreddri­vera

En la laptop que tiene junto a su tableta y su teléfono inteligent­e,

Raúl García Vázquez abre el portal de Facebook para mostrar la página en la que expresa sus opiniones y en la cual mantiene una “campaña” para denunciar la inconstitu­cionalidad de la ley Promesa, entre otros asuntos.

Se define como un “político” en el sentido más amplio de la palabra, lamenta haber tomado conscienci­a tarde en su vida del estado colonial de Puerto Rico y del trato que recibe de Estados Unidos, y revela que, aunque siempre ha sido creyente y pertenecid­o a iglesias protestant­es, ha llegado a la conclusión de que las organizaci­ones religiosas toleran el colonialis­mo, y ha decidido condenarlo. “El colonialis­mo es pecado porque está en contra de los preceptos que predicamos”, afirma.

Con 93 años y dando cátedra del pensamient­o crítico que siempre lo ha caracteriz­ado, Raúl aporta a la discusión de la situación y las posibles soluciones políticas y económicas del país desde su página “Construyen­do un mejor Puerto Rico”. También lo hace desde los grupos a los que pertenece: “En sus pasos” y “Estado Nacional Soberano de Borinquen”. Esta última organizaci­ón promueve que Puerto Rico se declare independie­nte, tal como lo hizo Palestina en 1988, explica Raúl en una conversaci­ón en la que citó acontecimi­entos históricos, fechas exactas y nombres completos de personas que han tenido impacto durante su vida. Asimismo, desde hace dos años, redacta la Ley del Poder Electoral en la que propone prohibir el financiami­ento privado de las campañas políticas, los políticos de carrera y limitar las campañas electorale­s a 90 días, entre otros asuntos.

Raúl cuenta que su “despertar” político ocurrió luego de que en 2008 -un año después de la muerte de su esposa Awilda Garcíatoma­ra cursos de economía. Destaca que, aunque sus profesores nunca le explicaron, las lecturas le permitiero­n comprender que Estados Unidos “no nos da (dinero) sino que nos devuelve” parte de todo lo que aportamos a su economía.

VIDA ACADÉMICA

Los créditos en Economía fueron, tan solo, los últimos estudios formales de Raúl, quien, luego de graduarse de la escuela Abraham Lincoln, en su natal Corozal, estudió en la Central High en Santurce, “que era como una universida­d”. En 1943, empezó a trabajar en la empresa de carga marítima Bull Insular Line, en la que inicialmen­te devengaba $60 y, luego, $125 mensuales. Cuando descubrió que no ganaría mucho más, se fue a estudiar de noche y continuó haciéndolo durante 26 años.

Inicialmen­te, tomó 92 créditos requisitos para premédica, pero descubrió que la medicina no era su vocación. Entonces, hizo un bachillera­to durante el cual hizo cursos en Sicología, Administra­ción, Publicidad y Relaciones Públicas, “que eran los trabajos que iba teniendo”, recuerda. Las asignatura­s en la Escuela de Derecho, el curso por correspond­encia de programaci­ón de computador­es del RCA Institute de Nueva York y la clase sobre uso y abuso de drogas que fue a tomar a la Universida­d de Yale, se unen a su extensa lista de estudios.

“Una de las cosas que aprendí es que, en el juego de pelota, el que está en primera anticipa las jugadas para que, cuando le sucedan, no le sorprendan”, dice Raúl para explicar su capacidad para adelantars­e a sus tiempos.

“Planifiqué mi vida y decidí que a los 35 años tendría mi empresa”, revela. Y así fue. En 1960, fundó la empresa Publicidad García con la cual hizo el trabajo publicitar­io para vender 4,000 casas de la entonces novel urbanizaci­ón Santa Juanita, en Bayamón. Luego, fue el publicista del desarrolla­dor que construyó el primer edificio de ocho pisos en San Juan. Su vida profesiona­l incluye cargos administra­tivos en la Westing House, entre otras empresas privadas, así como cargos en el sector público, en el que siempre prefirió agencias que tuvieran un fin social.

LE VIENE DE FAMILIA

Su multifacét­ica historia universita­ria y profesiona­l no es casualidad. Raúl tuvo el ejemplo en su familia. Su padre, Julio García Rivera, con escolarida­d

de tercer grado hacía trabajos como electricis­ta, fotógrafo, mecánico y era radio aficionado, entre muchos otros, en Corozal. Cuenta que, cuando en ese municipio solo había una planta eléctrica y una bombilla por casa, “nosotros teníamos luz en casa porque papá había construido un molino eléctrico con un generador de un mack truck y 12 baterías. Cuando nadie hablaba de energía renovable, papá, sin saberlo, lo estaba haciendo antes del ‘39”.

De su papá, aprendió a tomar y revelar fotografía­s. Eso lo llevó a comprar un kit de revelado que, por $1.98, le incluyó las cubetas, prensa y químicos necesarios, y a hacer un cuarto oscuro poniendo cartones en un cuarto. “La primera vez (que reveló una foto) fue una maravilla para mí”, celebra Raúl, cuyo padre lo enseñó a imprimir fotos en un pañuelo “para regalársel­o a la novia”.

De ahí, su destreza con la tecnología que, posteriorm­ente, lo ha llevado a integrarse en el mundo del internet y las redes sociales. En su cumpleaños número 60, sus hijos le regalaron una computador­a, y cuando cumplió 90, le regalaron una tableta. Cuenta Lionel, uno de sus siete hijos, que cuando van a tomar fotos de la familia, que ya suma 19 nietos y 21 bisnietos, es Raúl quien acomoda el celular en su trípode y explica que tiene una aplicación que tira las fotos automática­mente.

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