Alumno incansable
Rodeado por libros de Economía, Historia y Derecho, el nonagenario Raúl García continúa participando de proyectos sociales y políticos
En la laptop que tiene junto a su tableta y su teléfono inteligente,
Raúl García Vázquez abre el portal de Facebook para mostrar la página en la que expresa sus opiniones y en la cual mantiene una “campaña” para denunciar la inconstitucionalidad de la ley Promesa, entre otros asuntos.
Se define como un “político” en el sentido más amplio de la palabra, lamenta haber tomado consciencia tarde en su vida del estado colonial de Puerto Rico y del trato que recibe de Estados Unidos, y revela que, aunque siempre ha sido creyente y pertenecido a iglesias protestantes, ha llegado a la conclusión de que las organizaciones religiosas toleran el colonialismo, y ha decidido condenarlo. “El colonialismo es pecado porque está en contra de los preceptos que predicamos”, afirma.
Con 93 años y dando cátedra del pensamiento crítico que siempre lo ha caracterizado, Raúl aporta a la discusión de la situación y las posibles soluciones políticas y económicas del país desde su página “Construyendo un mejor Puerto Rico”. También lo hace desde los grupos a los que pertenece: “En sus pasos” y “Estado Nacional Soberano de Borinquen”. Esta última organización promueve que Puerto Rico se declare independiente, tal como lo hizo Palestina en 1988, explica Raúl en una conversación en la que citó acontecimientos históricos, fechas exactas y nombres completos de personas que han tenido impacto durante su vida. Asimismo, desde hace dos años, redacta la Ley del Poder Electoral en la que propone prohibir el financiamiento privado de las campañas políticas, los políticos de carrera y limitar las campañas electorales a 90 días, entre otros asuntos.
Raúl cuenta que su “despertar” político ocurrió luego de que en 2008 -un año después de la muerte de su esposa Awilda Garcíatomara cursos de economía. Destaca que, aunque sus profesores nunca le explicaron, las lecturas le permitieron comprender que Estados Unidos “no nos da (dinero) sino que nos devuelve” parte de todo lo que aportamos a su economía.
VIDA ACADÉMICA
Los créditos en Economía fueron, tan solo, los últimos estudios formales de Raúl, quien, luego de graduarse de la escuela Abraham Lincoln, en su natal Corozal, estudió en la Central High en Santurce, “que era como una universidad”. En 1943, empezó a trabajar en la empresa de carga marítima Bull Insular Line, en la que inicialmente devengaba $60 y, luego, $125 mensuales. Cuando descubrió que no ganaría mucho más, se fue a estudiar de noche y continuó haciéndolo durante 26 años.
Inicialmente, tomó 92 créditos requisitos para premédica, pero descubrió que la medicina no era su vocación. Entonces, hizo un bachillerato durante el cual hizo cursos en Sicología, Administración, Publicidad y Relaciones Públicas, “que eran los trabajos que iba teniendo”, recuerda. Las asignaturas en la Escuela de Derecho, el curso por correspondencia de programación de computadores del RCA Institute de Nueva York y la clase sobre uso y abuso de drogas que fue a tomar a la Universidad de Yale, se unen a su extensa lista de estudios.
“Una de las cosas que aprendí es que, en el juego de pelota, el que está en primera anticipa las jugadas para que, cuando le sucedan, no le sorprendan”, dice Raúl para explicar su capacidad para adelantarse a sus tiempos.
“Planifiqué mi vida y decidí que a los 35 años tendría mi empresa”, revela. Y así fue. En 1960, fundó la empresa Publicidad García con la cual hizo el trabajo publicitario para vender 4,000 casas de la entonces novel urbanización Santa Juanita, en Bayamón. Luego, fue el publicista del desarrollador que construyó el primer edificio de ocho pisos en San Juan. Su vida profesional incluye cargos administrativos en la Westing House, entre otras empresas privadas, así como cargos en el sector público, en el que siempre prefirió agencias que tuvieran un fin social.
LE VIENE DE FAMILIA
Su multifacética historia universitaria y profesional no es casualidad. Raúl tuvo el ejemplo en su familia. Su padre, Julio García Rivera, con escolaridad
de tercer grado hacía trabajos como electricista, fotógrafo, mecánico y era radio aficionado, entre muchos otros, en Corozal. Cuenta que, cuando en ese municipio solo había una planta eléctrica y una bombilla por casa, “nosotros teníamos luz en casa porque papá había construido un molino eléctrico con un generador de un mack truck y 12 baterías. Cuando nadie hablaba de energía renovable, papá, sin saberlo, lo estaba haciendo antes del ‘39”.
De su papá, aprendió a tomar y revelar fotografías. Eso lo llevó a comprar un kit de revelado que, por $1.98, le incluyó las cubetas, prensa y químicos necesarios, y a hacer un cuarto oscuro poniendo cartones en un cuarto. “La primera vez (que reveló una foto) fue una maravilla para mí”, celebra Raúl, cuyo padre lo enseñó a imprimir fotos en un pañuelo “para regalárselo a la novia”.
De ahí, su destreza con la tecnología que, posteriormente, lo ha llevado a integrarse en el mundo del internet y las redes sociales. En su cumpleaños número 60, sus hijos le regalaron una computadora, y cuando cumplió 90, le regalaron una tableta. Cuenta Lionel, uno de sus siete hijos, que cuando van a tomar fotos de la familia, que ya suma 19 nietos y 21 bisnietos, es Raúl quien acomoda el celular en su trípode y explica que tiene una aplicación que tira las fotos automáticamente.