Industriales asumen el reto de atraer inversión
Conscientes de que es una labor que requiere acción pública y privada, la AIPR relanza su programa de promoción y reflexiona sobre los retos y ventajas de Puerto Rico como destino de negocios tras María y la reforma tributaria federal
“El reto de Puerto Rico es dejar de ser el secreto mejor guardado” en materia de sus ventajas como destino de inversión industrial, expresó el abogado corporativo Boris Jaskille, del bufete Ferraiuoli, al presentar la motivación de la Asociación de Industriales (AIPR) para asumir un rol más proactivo en la promoción de la isla como destino de negocios.
Esa decisión de la AIPR responde a dos premisas principales: reconocer que la tarea promocional se ha complicado con factores de peso como el huracán María y la reforma tributaria federal, y que no es responsabilidad única del gobierno, abundó su colega Javier
Vázquez, presidente del Comité de promoción industrial de la organización.
A esos fines, la AIPR está lanzando su propia iniciativa de “embajadores industriales”, cuyos detalles se anunciarán formalmente en la convención de la AIPR que arranca este 29 de mayo.
Entretanto, una representación de la AIPR conversó con Negocios sobre los retos y ventajas de Puerto Rico para atraer nuevo negocio, particularmente industrial; retener a los existentes; y fortalecer la industria puertorriqueña.
EL PESO MANUFACTURERO
Sin restar mérito a segmentos de alta tecnología, de la economía del conocimiento y otros que se interesen en invertir en Puerto Rico, Vázquez recalcó que aún la manufactura –particularmente en ciencias vivas– y la industria aeroespacial son las de mayor peso. Por lo mismo, creen que a ellos deben dirigirse el grueso de los esfuerzos de atracción.
Vázquez destacó que en los informes especializados del campo de las biociencias, “Puerto Rico sale muy bien posicionado”, pero que la reforma tributaria federal redujo el atractivo local en materia de impuestos. Y, con otras jurisdicciones de Estados Unidos ansiosas por recuperar actividad manufacturera, urge promocionar las ventajas únicas de las leyes de Puerto Rico y sus incentivos industriales que están bajo revisión, pero no se prevé que afecten negativamente a la manufactura, planteó.
“La realidad es que no tenemos todavía un sustituto para la manufactura”, subrayó Tom Forester, líder de la firma CRB Caribe, que funge como suplidora clave de servicios de diseño e ingeniería para diversidad de manufactureras. Según la Junta de Planificación, a pesar del declive en volumen, la manufactura aún genera unos 300,000 empleos al incluir los indirectos y carga 48% del producto nacional bruto. Por su parte, el economista Joaquín Villamil, cuya firma Estudios Técnicos asesora a la AIPR, señaló que –además de los incentivos– una ventaja sólida de Puerto Rico es el talento especializado que se renueva con cada graduación.
“Por ejemplo, Honeywell tiene 700 ingenieros. Por eso es tan importante que la educación superior. El sistema universitario de Puerto Rico hay que protegerlo, porque empresas como Honeywell están aquí porque tienen acceso a capital humano súper bien adiestrado”, recalcó.
Mientras, Jaskille destacó que “otra de las ventajas que se le vende al industrial es la disponibilidad de servicios de apoyo que de otra manera ellos tendrían que incorporar de otra forma a su operación. Es un ‘win-win’. Atraes a un manufacturero y fortaleces al suplidor e industrial local”.
Villamil reconoció que “mientras más inversión externa venga, mejor. No hay vueltas que darle”. Pero indicó que el reto es lograr ir en dos vías, para a la vez promover los eslabonamientos con el local. Como ejemplo, sugirió revisar qué lagunas pueda tener una farmacéutica en sus cadenas de suministros
“El sistema universitario de Puerto Rico hay que protegerlo, porque empresas como Honeywell están aquí porque tienen acceso a capital humano súper bien adiestrado” JOAQUÍN VILLAMIL ECONOMISTA “La realidad es que no tenemos
todavía un sustituto para la manufactura” TOM FORESTER LÍDER DE LA FIRMA CRB CARIBE
y de valor, “y entonces buscar cómo llenarlas con empresas de aquí”.
UN ESTUDIO DE CASO
Por su parte, Paul Martin, vicepresidente de operaciones de Boston Scientific, presentó a la empresa que lidera como ejemplo de que –con todo y retos– la inversión de $45 millones en Puerto Rico ha sido una decisión acertada para esta firma de dispositivos médicos.
Indicó que en unos tres años han crecido su plantilla a cerca de 1,000 empleados, sencillamente porque han conseguido el personal que necesitan, que incluye 150 ingenieros.
Presentó como un logro de ese equipo poder haber retomado operaciones a cinco días del huracán María. Sin embargo, indicó que la competitividad de Puerto Rico no puede basarse solo en incentivos, si impera la inestabilidad y se cambian las reglas de negocio “de un día para otro”. Como ejemplo, indicó que el gobierno implementó una moratoria que obligó a la empresa a vender a pérdida los créditos contributivos que habían adquirido.
“Tenemos que superar este tipo de situaciones para ver cómo podemos reincentivar la inversión en Puerto Rico”, planteó el también secretario de la junta de la AIPR.
Por su parte, en entrevista separada, el jefe de la Compañía de Fomento Industrial y secretario de Desarrollo Económico y Comercio (DDEC), Manuel Laboy, concordó en que si bien el panorama tributario federal “cambió sin duda para Puerto Rico y para el mundo”, la isla continúa teniendo ventajas importantes.
Entretanto, expuso que en el renglón de atracción de nuevos negocios, gestión que la Ley 13 de 2017 encomendó a la entidad privada Invest Puerto Rico, se mantienen “más oportunidades de las empresas estadounidenses en la industria aeroespacial y de servicios avanzados”.
Explicó que esto responde a que en servicios avanzados regiría la Ley 20, que permite pagar solo 4% de impuestos sobre los ingresos atados a la exportación de servicios. Además, indicó que a muchas de estas compañías no les aplica el nuevo impuesto federal sobre intangibles conocido como GILTI (Global Intangible Low Tax Income).
Por el lado del segmento aeroespacial, aunque puedan tener impacto del GILTI, planteó que “uno de los factores principales para venir o expandirse aquí es la calidad de los ingenieros que contratan a unos precios más competitivos.
Por ejemplo, en Puerto Rico pueden contratar ingenieros de alta calidad por salarios $70,000 a $85,000, que en otros estados como Arizona requerirían el doble de paga, indicó.