La logomanía arrasa. Llevar el nombre de la marca de tus prendas de manera visible está “in”.
El logo en piezas de vestir y accesorios cobra más fuerza en esta temporada
Ya sea a modo de estampados reiterativo en vestidos; bordados sobre camisetas, a modo de pendientes; o grabado sobre las asas de un bolso, la logomanía es el nuevo lenguaje en la moda, una tendencia que imperó en la década de los noventa del siglo XX, en los que marcas como Ralph Lauren, Versace o Tommy Hilfiger ampliaron el tamaño de sus logos en las prendas, hasta que se convirtieron en populares y reconocidos por todo el mundo.
¿Obsesión por lucir la marca favorita en este momento? Sí, a la mayoría de las ‘it girls’ les gusta exponer el logo de su firma favorita, cuanto más grande mejor, y combinarla con prendas de última generación para que el resultado sea novedoso.
La logomanía vino para quedarse en diseños reciclados y de aire “vintange” para los más nostálgicos, y presentado con mezclas extravagantes para los más atrevidos. En cualquiera de sus versiones, estos juegos de letras son una mercancía que cotiza al alza en la moda actual.
Firmas conocidas como Gucci, Loewe, Louis Vuitton o Chanel demuestran su valía y derrochan poder de atracción. Además de seducir, son iconos y palabras que representan la marca y que también reflejan el estatus social del consumidor.
A juzgar por las tendencias que se han visto desde hace un par de temporadas en París, Nueva York, Milán, Londres y Madrid, todo indicaba que la logomanía florece de nuevo y se prende en todo tipo de prendas y complementos.
Cada firma tiene su historia y esencia. Moschino, por ejemplo, lleva en su ADN el poder del logo, el color y la cultura pop, al igual que Versace, que de la mano de Gianni Versace impuso el barroquismo de los estampados con la mítica medusa.
Sin embargo, Chanel, Dior, Elie Saab, Valentino u Óscar de la Renta son firmas asociadas a la elegancia y a la discreción.
Nicolas Ghesquière modificó el logo de Louis Vuitton, una idea que también fue seguida por Gucci o Loewe, que lo reinventaron y lo han utilizado como un arma potente que apuesta por el lujo, la calidad y el refinamiento.
Esta temporada, entre las prendas más deseadas con logos, se encuentras la camisetas de Gucci y Versace de aire ‘vintage’, los prendas de Moschino con sus dibujos animados o las camisas de Balenciaga.
Más allá de esta firmas, también se ven logotipos en las míticas gabardinas de Burberry; en los bolsos de Fendy; en trajes de baño de Calvin Klein; en los pendientes y carteras de Dolce&Gabanna; también en sandalias de Max Mara; faldas de Alexa Chung; bolsas para la cámara de fotos de Chanel; pantalones de chándal de Kenzo; blusas de Lanvin, conjuntos de Sonia Rykiel; en las fundas para iPad de Marc Jacobs; o en las deportivas de Miu Miu.
EL LOGO ES HISTORIA.
Más que un diseño, el logotipo de una firma es historia, por eso es importante no cambiarlo.
Así, las dos clásicas CC mayúsculas de Chanel, que corresponden con las iniciales de su fundadora, Coco Chanel, son reconocidas por todo el mundo, al igual que el caballo y el águila de Hermes o la medusa de Versace.
Muy reconocido también es el famoso cocodrilo de la firma Lacoste, que nació gracias a Rene Lacoste, tenista cuyo apodo era ‘Le Crocodile’ y que fue el fundador de la marca, al igual que las iniciales de Louis Vuitton cuando, en 1896, George Vuitton decidió homenajear a su padre Louis y creó el logotipo LV que, junto con unos dibujos florales geométricos, estampó en sus maletas. Hoy emblema de lujo y excelencia.
Como demuestra la historia, la etiqueta importa, la marca importa y su tamaño también, este podría ser la clave de las tendencias de este verano.
Ahora más que nunca, las prendas necesitan mostrar su origen lo más directamente posible, además de crear y desarrollar un lenguaje que se entienda toda la vida.