Extranjeros llenan vacantes de maestros
GLENDALE, Arizona — La última ola de trabajadores extranjeros que entraron en empleos estadounidenses trajo a Donato Soberano de Filipinas a Arizona hace dos años. Tuvo que pagar miles de dólares a un agente de empleos y vivió un tiempo en un apartamento con otros cinco trabajadores filipinos. El atractivo es la paga, 10 veces más de lo que ganaba haciendo el mismo trabajo en su país.
Pero Soberano no es un trabajador de la industria de la hospitalidad ni un asistente de salud en el hogar. Está en otra línea de trabajo que ahora paga muy poco para atraer a suficientes estadounidenses: Soberano es un maestro de escuela pública.
A medida que se extienden las huelgas de docentes a causa de los bajos salarios y los fondos para la educación, crece el movimiento para reclutar profesores del extranjero.
Entre los últimos estados afectados por las protestas se encuentra Arizona, donde el sueldo de los maestros se ubica más de 10,000 dólares por debajo del promedio nacional de 59,000 dólares anuales, y Carolina del Norte, donde es 9,000 dólares menor al promedio.
El Distrito de Educación Básica de Pendergast, donde trabaja Soberano, ha reclutado a más de 50 docentes de Filipinas desde el 2015. Tienen visas J-1, lo que les permite trabajar temporalmente en Estados Unidos, pero no ofrecen ningún camino hacia la ciudadanía.
Más de 2,800 profesores extranjeros llegaron el año pasado a través del programa J-1, de acuerdo con el Departamento de Estado.
“En estos tiempos, tienes que ser innovador y creativo en la contratación”, dijo Patricia Davis-Tussey, directora de Recursos Humanos de Pendergast. “Acogemos la diversidad y realmente ganamos mucho de la experiencia del intercambio cultural. “Nuestros estudiantes también se benefician”.
En Pendergast, donde los sueldos de alrededor de 40,000 dólares anuales son causa de inconformidad para los educadores estadounidenses del distrito, Soberano está agradecido por el salario. Se endeudó para encontrar un empleo en Estados Unidos. Dijo que utilizó sus ahorros y un préstamo bancario para pagar 12, 500 dólares, aproximadamente tres años de su salario en Filipinas, a un consultor con sede en California que recluta maestros para el programa J-1.
“Hay que hacer algunos sacrificios para dejar a la familia en casa”, dijo Soberano.
Cada noche, prepara las clases para sus alumnos y todos los días se despierta a las 4:00 de la madrugada para tener un videochat con su esposa y sus dos hijas adolescentes, para quienes está terminando su día en Manila. A pesar de su separación, dijo que la experiencia ha sido gratificante, “al enseñar en una cultura diferente, pero también, financieramente”.
Los distritos escolares que reclutan docentes como Soberano señalan que no pueden encontrar suficientes estadounidenses dispuestos a trabajar por el bajo sueldo que se les ofrece. Pero los críticos argumentan que la práctica ayuda a mantener bajos los salarios.
“En lugar de aumentar los salarios, los distritos recurren una vez más al reclutamiento internacional como una forma de resolver la escasez de maestros”, dijo en un comunicado Randi Weingarten, presidenta de la Federación Estadounidense de Maestros, un sindicato de docentes.
Los administradores de estos distritos dicen que sin un sueldo más alto y aumentos regulares, será imposible atraer a suficientes profesores estadounidenses y mantenerlos en las aulas. De acuerdo con el Departamento de Estado, el año pasado 183 maestros de Arizona obtuvieron nuevas visas J-1, en comparación con los 17 del 2010.
Filipinas fue el país que más maestros envió con la visa J-1 a Estados Unidos en el 2017, seguido por Jamaica y China.
Soberano, cuya visa le exige regresar a su país de origen después de que expire, dijo que desea residir legalmente en Estados Unidos a largo plazo como maestro.
“Me encantaría traer a mi familia aquí”, afirmó.