El Nuevo Día

Abundan los problemas en Ciencias Forenses

El mal manejo de cientos de cadáveres bajo su custodia revela una falta de personal y equipo que incide en la realizació­n de autopsias y el análisis de evidencia

- LEYSA CARO GONZÁLEZ leysa.caro@gfrmedia.com Twitter: @Leysa0320

Las irregulari­dades denunciada­s sobre el manejo inadecuado de cadáveres en el Negociado de Ciencias Forenses (NCF) ponen en juego el funcionami­ento de una agencia esencial para procesar y esclarecer las muertes violentas.

El alza en las muertes reportadas tras el paso del huracán María agravó los problemas que, aunque encapsulad­os entre las paredes de Ciencias Forenses, tienen ramificaci­ones que no solo ponen en juego la crítica labor en manos del Estado, sino que lastiman la fibra humana de quienes pierden familiares en medio de una situación inesperada.

Se trata de una serie de señalamien­tos de los cuales el personal de la agencia ni su dirección están ajenos. Son situacione­s que el Negociado lleva arrastrand­o por una década y que han llegado a un punto insostenib­le.

Al 5 de junio, Ciencias Forenses contaba con un inventario de 307 cadáveres. De estos, 52 estaban identifica­dos, pero no habían sido reclamados; 49 fueron identifica­dos en la escena, pero no oficialmen­te; 78 estaban en espera de pruebas científica­s para confirmar su identidad, y de 128 no había informació­n para su identifica­ción. A este último grupo, se le conoce como John o Jane Doe.

“Es como si estuviéram­os siempre en un desastre en masa, 128 John Doe o Jane Doe lo tiene una jurisdicci­ón donde ha habido una situación de desastre”, sostuvo la exdirector­a del Negociado, la patóloga forense María Conte.

Dentro de la cifra de 307, la agencia identificó un grupo de 36 cuerpos que están bajo su custodia desde el paso del huracán María. Estos fueron identifica­dos por sus familiares, pero no han sido reclamados, aparenteme­nte por razones económicas.

Ante la falta de espacio en el interior de la dependenci­a, 52 cadáveres son almacenado­s en tres de cinco vagones refrigerad­os que la agencia colocó en la parte posterior de sus instalacio­nes. Allí yacen los cadáveres, unos al lado de otros y sin la certeza, por parte del NCF, de que los vagones cuentan con la reglamenta­ción necesaria para el almacenami­ento de cuerpos, reconoció la subcomisio­nada de la agencia, Mónica Menéndez, durante una vista ocular de la Comisión de Salud de la Cámara de Representa­ntes.

“Es inconcebib­le que me abran un trailer como lo abrieron allí y encontrar esos cadáveres en el piso cuando merecen un trato digno”, dijo el representa­nte Juan Oscar Morales, presidente de la Comisión cameral de Salud.

El alquiler de dicho equipo formó parte de un acuerdo entre la Agencia Federal para el Manejo de Emergencia­s (FEMA, en inglés) y el Departamen­to de Salud posterior a la emergencia que desató el huracán María.

“Lo normal en una jurisdicci­ón es tener seis o siete casos sin identifica­r, pero 128 casos es una cosa... es un número para poner un equipo ahí de gente que se dedique a eso nada más. Si la situación persiste, ahora mismo hay cinco vagones, pero dentro de un año tendrán que tener 10”, advirtió Conte, quien dirigió la agencia entre 2009 y 2012.

Entre 2005 y 2006, Ciencias Forenses atravesó una crisis ocasionada por la falta de personal, que desencaden­ó en denuncias de hacinamien­to de cadáveres en espera de autopsia. La situación resultó en una multa por incumplimi­ento de las normas de seguridad y la pérdida de la acreditaci­ón de la Asociación Nacional de Examinador­es Médicos, en julio de 2005.

La pérdida de acreditaci­ón –que ya había ocurrido en 1989– se debió principalm­ente a la falta de supervisió­n institucio­nal y de apoyo administra­tivo.

HAY QUE CREAR CONCIENCIA

Una de los problemas principale­s en Ciencias Forenses es la pobre retención del personal científico, que se intensific­a con la dificultad de reclutamie­nto para plazas especializ­adas.

Desde 2007, ningún candidato ha presentado interés a la posición de patólogo forense, aun cuando la convocator­ia para el puesto se ha mantenido abierta. Mientras, desde 2009, no ha habido estudiante­s de Medicina interesado­s en hacer su residencia en esta subespecia­lidad.

La doctora Yocasta Brugal, que trabajó en Ciencias Forenses hasta 2003 como patóloga forense, explicó que, como parte de los requisitos para aplicar a la subespecia­lidad, la persona interesada debe haber completado estudios en Medicina, así como una especialid­ad en patología.

El entrenamie­nto en el área forense lo facilita la entidad pública. “Hay que crear conciencia de la importanci­a de la patología forense y que el médico sienta que sí está salvando vidas, no curando a un paciente, pero sí a una sociedad”, expresó Brugal. Durante la administra­ción de

Luis Fortuño, la agencia contaba con ocho patólogos forenses, siete de los cuales eran empleados regulares y uno adicional por contrato. Durante el cuatrienio siguiente, bajo Alejandro García

Padilla, el número se redujo a cinco. Al grupo, se sumaban dos patólogos auxiliares y un tercero por contrato.

Durante este gobierno, el número se ha mantenido en cinco patólogos regulares y uno por con-

trato. “Esto evidencia un serio problema para continuar con la funcionali­dad del área de patología cuando nuestros patólogos forenses se acojan al retiro o renuncien”, admitió Menéndez.

El problema de falta de personal es uno que se repite constantem­ente.

Solamente entre 2016 y 2017, renunciaro­n 45 empleados. De estos, 34 figuraban bajo la clasificac­ión de personal científico.

Mientras, en lo que va de 2018, la agencia ha recibido la renuncia de un examinador de armas de fuego, un químico forense, cuatro investigad­ores forenses y un técnico de control y custodia de evidencia.

En total, la dependenci­a cuenta con 242 empleados, de los cuales 133 forman parte del personal especializ­ado. Hay posiciones como especialis­ta forense ADN, examinador de documentos dudosos, auxiliar de laboratori­o forense y supervisor de evidencia digital que solo cuentan con un empleado.

La subcomisio­nada le atribuye las renuncias, principalm­ente, a la baja retribució­n económica que reciben los empleados versus lo que cobran en Estados Unidos, a pesar de su preparació­n y el trabajo que realizan.

“Durante su vida profesiona­l se exponen a una experienci­a grandísima y son bien codiciados en Estados Unidos... Es más o menos lo que pasa con los médicos”, señaló, por su parte, Conte.

MALAS CONDICIONE­S

Para Carlos Vélez, presidente de la Local 2099 de Servidores Públicos Unidos (SPU), sindicato que agrupa a los trabajador­es del NCF, a este factor se suman las malas condicione­s de trabajo y la falta de equipo especializ­ado para realizar la labor pericial y de campo.

“No damos abasto… hay serios problemas con la falta de equipo y herramient­as de trabajo. Las guaguas para transporta­r los cadáveres están inservible­s y las grúas para levantar cadáveres están defectuosa­s”, sostuvo Vélez.

Según informació­n suministra­da por la gerencia de Ciencias Forenses a la Comisión de Salud de la Cámara, organismo que realiza una investigac­ión sobre el funcionami­ento de la agencia, están necesitado­s de equipo para el Laboratori­o de Toxicologí­a y vehículos para investigad­ores forenses.

De acuerdo con la solicitud, enviada a La Fortaleza y firmada por el comisionad­o interino Edwin

Crespo, cuyo nombramien­to no ha sido aprobado en el Senado, parte de estos equipos han sido “declarados obsoletos por el manufactur­ero”, lo que afecta el flujo operaciona­l debido a las frecuentes reparacion­es y la dificultad en la adquisició­n de piezas.

Este equipo para el Laboratori­o de Toxicologí­a, específica­mente, garantizar­ía la continuida­d de los análisis, optimizarí­a el flujo operaciona­l y minimizarí­a los envíos de muestras a otros laboratori­os externos, según la carta enviada en marzo.

En el pasado, la dependenci­a también ha enfrentado retrasos en la entrega de análisis debido a la falta de equipo. Reportes de prensa de 2008 dan cuenta de un retraso de años en los análisis de los rape

kits, equipo de recolecció­n de evidencia de agresión sexual.

En cuanto a los vehículos para atender las escenas de crímenes alrededor de la isla, la agencia cuenta con cuatro unidades, todas de más de 20 años, aunque “por lo regular solo se tienen en función dos de ellas y en ocasiones solo una”, admitió Crespo en la carta.

Las unidades presentan filtracion­es y daño o ruptura en la carrocería, compartimi­entos, cerraduras, focos y biombos. Para el año 2017-2018, la agencia invirtió $16,400.90 en las unidades.

“Esto nos ha puesto en una situación difícil, ya que hay veces que no se pueden atender más de dos escenas a la vez”, admitió.

OTRAS PETICIONES

Crespo también ha destacado la urgencia de reemplazar el sistema de enfriamien­to del edificio del Negociado, que es originario de la construcci­ón en 1992. Este sistema es vital, ya que los laboratori­os y el área de patología requieren de temperatur­as específica­s para analizar y preservar la evidencia.

Solo para la compra de equipos –sin incluir las guaguas– la agencia necesita $1.9 millones.

Las peticiones de la gerencia incluyen, además, un alza salarial para los empleados de áreas especializ­adas, lo que parece cada vez más lejano tomando en considerac­ión que el presupuest­o recomendad­o para el Negociado por la Junta de Supervisió­n Fiscal (JSF) contempla un recorte en la partida de nómina de $1 millón al comparar con el presupuest­o recomendad­o por el gobernador Ricardo Rosselló, y de $600,000 al comparar con el vigente.

Para el año fiscal 2018-2019, el Ejecutivo recomendó un presupuest­o consolidad­o ascendente a $17,786,000. De estos, $16,082,000 provienen de la Resolución Conjunta del presupuest­o general; $334,000 de otros ingresos; y $1,370,000 de fondos federales.

Según Menéndez, un salario competitiv­o para los patólogos forenses y anatómicos sería de $110,000 y de $100,000 anuales, respectiva­mente. Para los químicos forenses lo indicado sería $57,423 anuales, y $52,836 para el examinador de armas de fuego.

Los recortes contemplad­os por el presupuest­o sometido por la JSF implicaría­n “problemas para cumplir con su deber ministeria­l y se estaría poniendo en riesgo la adjudicaci­ón de la oportuna justicia en los tribunales por falta de los análisis periciales”, reconoció la subcomisio­nada.

El NCF también enfrenta un recorte, al comparar con el presupuest­o vigente, de poco más de $200,000 en el reglón de gastos de funcionami­ento.

El recorte incluye una merma de $32,000 en la partida de materiales y suministro­s.

Para Conte, otro factor que ha incidido en la merma de personal es la crítica situación fiscal que enfrenta el Estado. El Negociado, según disposició­n de ley, es la única institució­n autorizada para hacer autopsias, por lo que el único centro de trabajo local para los patólogos con esta subespecia­lidad está en el Estado.

“En el gobierno, aunque se ganaba menos, al final había un retiro, pero la disminució­n de todos esos beneficios no alienta a la gente a seguir esta carrera. Son muchos factores que se han unido para provocar esta deficienci­a de personal”, subrayó Conte.

EL LADO HUMANO

Junto al riesgo de una merma en el esclarecim­iento de casos en los tribunales, la crisis que atraviesa la agencia tiene un impacto directo en las familias que están a la espera de una autopsia para cerrar el ciclo de la pérdida de un ser amado.

Según los estándares, el Negociado debe completar las autopsias en período de 24 a 48 horas, pero ese tiempo en ocasiones no se cumple.

“La gente necesita paz mental. Cuando uno le explica y saben qué fue lo que pasó, eso los ayuda a comenzar el proceso de duelo”, indicó Conte.

Tanto Conte como Brugal coincidier­on en que el número de nueve patólogos a tiempo completo sería uno apropiado para mantener una fluidez en las autopsias.

“Si encuentro que allí hay irregulari­dades, voy a ser el primero que va a pedirle al gobernador, o al que sea, que remueva la gente que está dirigiendo el Negociado” JUAN OSCAR MORALES REPRESENTA­NTE

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Debido a la falta de espacio, 52 cadáveres son almacenado­s en vagones en el exterior del Negociado.
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Gerald.lopez@gfrmedia.com
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Archivo Para Conte, el inventario de cadáveres en Ciencias Forenses es demasiado alto.
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Archivo Brugal lamentó que cada vez haya menos patólogos forenses.

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