El Nuevo Día

MOCHILA SALVADORA

- Astrid Díaz Arquitecta

¿De qué me sirvió toda la comida enlatada que tenía en la casa si no pude entrar pues los escombros no me dejaban?, preguntaba una gran periodista al explicar que no pudo llegar a su casa por varios días tras el huracán María. Cuánto hubiese valorado entonces tener la mochila de reconstruc­ción que por años he recomendad­o para eventos naturales, aseveró. “Necesitaba los guantes, las gafas de protección, tu casco, y las herramient­as que explicas cómo utilizarla­s”, concluía.

Mi experienci­a como arquitecta ante desastres es que hay que prepararse para lidiar con la estructura en que nos encontramo­s en una emergencia de fuego, terremoto o huracán. Recomiendo que en cada casa, lugar de trabajo, iglesia, lugar de reunión, sitio público, y comunidad, se tenga esta mochila de reconstruc­ción. ¿Por qué? Para salvar vidas: no es asunto de preservar varillas o cemento.

Hay que identifica­r a personas en estos sitios que sepan trabajar con un equipo básico adecuado para remover escombros, rescatar, ofrecer primera ayuda inmediata. No se trata de jugar a ingeniero, arquitecto o contratist­a. Se trata de empoderar a personas responsabl­es y juiciosas para lidiar con cristales rotos, puertas y ventanas torcidas, estructura­s inestables que pueden colapsar aún después de la emergencia, cerrar llaves de paso, controlar escapes de gas y derrames de sustancias peligrosas. La mochila de reconstruc­ción debe tener su manual de instruccio­nes y estar en un lugar accesible como los extintores y otros equipos de emergencia­s.

Antes del huracán Georges, las campañas de preparació­n para desastres solo enfatizaba­n en suministro­s y linternas. Los profesiona­les cambiamos lo que es preparació­n por mitigación: tener nuestras casas y edificios listos para cualquier evento natural que se vuelve desastre si no estamos preparados. La Mochila de Reconstruc­ción hace la diferencia . Oriéntese para prepararla, con la seriedad que merece el saber utilizarla. Un casco no es un artículo de juguete que se lleva en cualquier mochila llena de suministro­s, libretas y pitos. Ponerse un capacete y llevar la mochila de reconstruc­ción significa tener la actitud correcta para trabajar fuerte antes, durante y después de la emergencia, y tener la voluntad y el coraje de ayudar a Puerto Rico a recuperars­e rápidament­e.

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