Musical tributo y agradecimiento
Familiares, estudiantes y amigos dieron el último adiós a los restos de Antonio Barasorda en la Funeraria Buxeda y el Conservatorio de Música de Puerto Rico
Poderosas y sentidas interpretaciones de las piezas que tantas veces ensayaron junto a su amado maestro, el tenor puertorriqueño Antonio Barasorda, fueron el regalo póstumo que le ofrecieron ayer sus alumnos del Conservatorio de Música de Puerto Rico.
En horas de la tarde, los restos del artista, fallecido el lunes a causa de un infarto masivo, fueron llevados al escenario de la Sala Sanromá en la institución académica donde fungió durante los últimos nueve años como director del Taller de Ópera.
Allí, frente al féretro cubierto por la monoestrellada, sus estudiantes le dedicaron un concierto ante una audiencia formada por sus familiares, amigos, colegas y admiradores de su arte. En primera fila estaban su viuda, María Dolores Sangüesa y su único hijo, Rodrigo.
Las voces de varias promesas del canto lírico, así como las de otros artistas reconocidos y colegas colmaron el espacio en un enternecedor abrazo musical para quien fue, además de un gran artista de trayectoria internacional, un gestor cultural comprometido, un patriota consciente del potencial de su pueblo y un maestro lleno de fe en la capacidad de cada estudiante cuya vida tocó.
“Barasorda dejó un pedazo de él en cada uno de nosotros. Para mí fue mi padre musical. Un hombre admirable por su pasión y entrega en todo lo que hacía. Mi amado Barasorda era el maestro de maestros”, dijo la soprano Ámbar Cristina Colón Rodríguez, una de las alumnas que cantó para él.
El grupo de estudiantes que desfiló sobre el escenario incluyó también a las sopranos Tatiana Irizarry, Ann Marie Salich, Melissa Marzán Zaireli Rivera y Anaïs Mejías, así como al tenor Rafael Dávila. También participó el pianista Pijuán Jiménez y un coro formado por otros alumnos del conservatorio, dirigido por el maestro Roselín Pabón director emérito de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico.
Durante los actos para honrar la memoria del tenor la estudiante Zaireli Rivera leyó una semblanza que destacó el profesionalismo y pasión de Barasorda al cumplir con sus diferentes roles. En el ámbito profesional, el artista cumplió su sueño de la niñez de convertirse en un gran cantante de ópera que se presentó en importantes escenarios de Italia, Francia, Alemania, Inglaterra, Estados Unidos, distintos países de América Latina y el resto del mundo.
Estas experiencias no le quitaron la humildad sino que aumentaron su sensibilidad y su compromiso con la música. Tanto así, que “Toño”, como le llamaban sus allegados, decidió establecer el proyecto Ópera al Fresco, a través del cual llevó la ópera a espacios abiertos para que la comunidad pudiera disfrutarla o incluso conocerla por primera vez.
El tenor tampoco escatimó en esfuerzos para que sus alumnos más talentosos pudieran conseguir el presupuesto necesario para viajar a audiciones y conseguir becas de estudios y otras oportunidades valiosas.
“Si no hubiera sido por él yo no hubiera llegado ni a la esquina”, aseveró la soprano Anaïs Mejías. “Muchas personas no se daban cuenta del ser humano tan enorme que tenían al lado. Era un le-
“Todos los jóvenes que han tenido contacto con él han manifestado su gratitud por la forma en que el maestro ha enriquecido su formación musical, artística y humana... No se nos podía ir sin esta despedida”
ZAIRELI RIVERA
ESTUDIANTE DEL CONSERVATORIO DE MÚSICA DE PUERTO RICO
gado andante, mucho antes del día en que falleció”, reflexionó.
“Todos los jóvenes que han tenido contacto con él han manifestado su gratitud por la forma en que el maestro ha enriquecido su formación musical, artística y humana. Parecía tener mas fe que ellos mismos en el potencial de sus talentos. Es por eso que hemos querido tenerlo aquí. No se nos podía ir sin esta despedida”, dijo la alumna Zaireli Rivera.
El maestro Roselín Pabón, por su parte, elogió la trayectoria de su compañero en tantos proyectos. Dijo que todos los que sienten amor por “Toño” deben trabajar para que su obra continúe.
Desde la diáspora o países donde se encuentran cumpliendo compromisos profesionales, varios artistas que fueron guiados por Barasorda enviaron mensajes de condolencias que dejaron muy clara la huella que dejó en ellos. Asimismo, el director titular de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico, Maximiano Valdés, hizo llegar su pésame y adelantó que la próxima temporada de conciertos será dedicada al tenor.
Más temprano en el día de ayer, figuras de las artes y la política, familiares y amigos, acudieron hoy a la misa celebrada en la capilla de la Funeraria Buxeda, en Hato Rey, para honrar la memoria del tenor.
El director de la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico, Roselín Pabón; el autor y humorista, Silverio Pérez; los actores Jorge Castro y Alfonsina Molinari, los líderes independentistas, Rubén Berríos Martínez y María de Lourdes Santiago estuvieron entre los presentes.
Berríos contó que conoció a “Toñito” cuando era un niño y cultivó una gran amistad con su hermana Freya. Sostuvo que aunque perdió contacto con ambos hace muchos años, el respeto y el cariño hacia la familia Barasorda permanece intacto.
“Su mamá, doña Puruca Barceló, hija de don Antonio R. Barceló, fue una de mis mentoras. Cuando yo empezaba en estas luchas por la libertad de Puerto Rico uno de los primeros hogares donde a mí me invitaron fue a casa de doña Puruca Barceló y don Antonio Barasorda, su esposo”, relató el expresidente del Partido Independentista Puertorriqueño.
Freya Barasorda, hermana de “Toño”, como cariñosamente llamaban al tenor, destacó su calidad humana y su entusiasmo por la vida, el arte y la patria.
“A pesar de que “Toño nunca fue un hombre rico en el bolsillo fue millonario en sueños, en generosidad y en el amor de sus amigos y familia. A pesar de lo poco que tuvo materialmente, soñaba con un Puerto Rico culto, expuesto a la mejor calidad de teatro, de ópera, de zarzuela, de música. Decía que el hecho de que el pueblo no tuviera el dinero o la educación para ir al teatro a ver una ópera no significaba que no iba a apreciarla, porque eso era asunto de sensibilidad. Y Toño creía en la sensibilidad de este pueblo”, recalcó.
Durante la misa, la música que tanto amo Barasorda fue el regalo que le hicieron sus colegas y alumnos. Entre ellos, la soprano Anaïs Mejías cantó para él.
Frente al féretro cerrado, cubierto por la monoestrellada, el hijo del tenor, Rodrigo, manifestó el orgullo que siente por su padre a quien durante años apenas podía ver unos cuatro meses al año.
“Tuvo el éxito que tuvo por el gran sacrificio que tuvo que hacer, de estar lejos de su familia y seres queridos, porque sabia que era una lucha que no podía ganar solamente desde la patria. Que si uno quería llevar el nombre del país en alto tenía que salir al mundo y dejarle saber que esta islita, este 100 x 35, tienen peso. Tienen corazón”, apuntó.
“Muchas personas no se daban cuenta del ser humano tan enorme que tenían al lado”
ANAÏS MEJÍAS SOPRANO