Urge un taller para los colegiales en el verano
Dieciséis años. Es el periodo de tiempo que la Federación de Baloncesto de Puerto Rico lleva sin establecer un programa adecuado para darle taller a los jugadores promesas —que saltan al baloncesto universitario en Estados Unidos (NCAA)— durante el verano con el propósito de exponerlos a una mayor competencia e ir integrándolos al programa nacional adulto.
En el 2002, el ‘juego’ cambió drásticamente para el baloncesto puertorriqueño, cuando la NCAA le puso el sello de liga profesional al Baloncesto Superior Nacional (BSN), eliminando la participación simultánea de los colegiales en la NCAA y en el BSN. Fue una decisión que afectó el desarrollo de los jóvenes canasteros. Anteriormente, la estructura era la ideal: los universitarios entrenaban y jugaban entre nueve y diez meses del año en Estados Unidos, y en el verano, participaban ante canasteros adultos en el BSN por dos meses. Era la combinación perfecta. Así vimos el desarrollo de jugadores como Piculín Ortiz, Carmelo Travieso y Edgar Padilla, entre otros.
Pero en los últimos 16 años, la Federación –con tres distintas administraciones- no ha sido capaz de desarrollar un programa para continuar aportando a la formación de los colegiales. Sé que no es posible encontrar un taller como el BSN, pero hay opciones. Y lo vimos en momentos dados, pero no ha habido continuidad ante la falta de un plan. En el 2013, por ejemplo, Flor Meléndez llevó un grupo joven, con Gary Browne y Emmy Andújar, a la Copa Stankovic en China, y, en el 2015, Allans Colón dirigió una Selección B, con Iván Gandía y Arnaldo Toro, que fogueó ante el equipo A y la Universidad de Louisville. Fueron excelentes talleres. Ahora para los Juegos Centroamericanos de Barranquilla, la administración de Yum Ramos tenía en agenda enviar un grupo de colegiales a la competencia, pero ya no será así. Se perdió una buena oportunidad.
Después de la camada de J.J. Barea, A.D. Vassallo, Álex Galindo, Peter John Ramos y Ricky Sánchez en 2005, con los dedos de una mano se pueden contar los jugadores establecidos en la selección adulta que jugaron en las selecciones Sub-18 y Sub-19 entre el 2006 y 2012.
Es claro que el desarrollo de los jóvenes está en manos de las universidades, pero la Federación también debería aportar al mismo. No puede permanecer de brazos cruzados. Debe buscar los recursos económicos para crear unos campamentos cada verano. Es el reto de Ramos, Omar González y Eddie Casiano para tratar de llenar este vacío. Sería un paso gigante en la búsqueda de la gloria pasada en el seleccionado adulto.