¡Voy a ti!
Hoy en día no hay razón para ser ignorantes. Lo que hay que tener es curiosidad y ganas de seguir creciendo. Desde la salida de la Internet considero que muchas personas, y me incluyo, han triplicado su educación fuera de las instituciones.
No le quito mérito a todo lo aprendido en el colegio o la universidad, pero ahí no puede parar nuestro crecimiento. Antes, para conocer sobre cualquier tema, había que buscar fichas en la biblioteca, abrir libros con olor a viejo (un extraño gusto adquirido) y encontrar información que muchas veces ya estaba obsoleta.
¿Falto de tiempo? Cuánto tiempo perdemos en las redes sociales viendo cómo salta de susto un gato, las fotos de la boda de ella o cómo perrea una doña en Caimito. ¿No podemos sacar un minuto para verificar si la palabra hace se escribe con “c” o con “s” antes de postear algo?
Cuántas historias he leído sobre presidiarios que se han puesto a estudiar y han logrado salir libres, no por las gestiones de sus abogados, sino gracias a sus nuevos conocimientos. O de padres que en su desespero, se han involucrado en estudios para conseguir una cura a la enfermedad de sus hijos, obteniendo resultados positivos que han sobrepasado los conocimientos médicos hasta ese momento.
El mundo como lo conocimos ha cambiado, y los tiempos que se avecinan no están como para confiar solo en las instituciones. Quizás dedicándole un rato descubres un ángulo que nunca se había considerado en la recuperación de Puerto Rico ¿Y por qué no? Nadie nació sabiendo. En este nuevo mundo sobrevivirán los que tengan ganas de meter mano, de auto educarse, y los que estén mejor preparados cuando la oportunidad o la desgracia les venga a tocar a la puerta. ¡Dale, yo voy a ti!