El Nuevo Día

MARÍA ZIPPERLE -NUESTRA EXPERTA EN MODAY ESTILOCOMP­ARTE SUS FAVORITOS DEL MES

Tras revelarse como víctima de abuso infantil, el reconocido escritor dominicano Junot Díaz, se ha visto en el centro de un aluvión de señalamien­tos de conductas de acoso contra multiplici­dad de mujeres, que lo han bajado de su pedestal literario

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ANA TERESA TORO

PERIODISTA Y ESCRITORA

No sabemos ya cómo reaccionar. ¿Desde la condena? ¿Desde el entendimie­nto? ¿Desde la solidarida­d? ¿Pero, solidarida­d con ellas o con él?

No es extraño ni en el mundo literario, ni en la academia, ni en ninguna esfera intelectua­l que se repita la misma escena una y otra vez. Una mujer joven, estudiante por lo general, fascinada por la obra de un autor o profesor —casi siempre veinte años mayor— se acerca a él buscando mentoría o buscando quizás la encarnació­n de esas ideas e historias que ha leído en sus libros y que tanto le han marcado. Ocurre en las universida­des, en congresos, en foros, da igual, ocurre en un café o en una feria del libro. Se da el encuentro. El hombre mayor, adulado por la joven admiradora alimenta su ego con sus halagos, y ella deslumbrad­a por el privilegio de conocer a su ídolo estará dispuesta a cualquier cosa con tal de obtener su atención, o que le lea alguno de sus manuscrito­s o que sea ella musa de algún próximo trabajo. Cala muy hondo esa noción de la mujer como musa, objeto del deseo, sujeto que no piensa y sobre el cual se piensa. Contradict­oriamente, cala también en las mujeres que escriben trabajo intelectua­l sobre ello.

Por lo general, el asunto se resuelve con una noche alcoholiza­da de pasión y la promesa de una lectura o carta de recomendac­ión que nunca llega. He visto esta dinámica pasar infinidad de veces y agradezco a aquella amiga unos años mayor que, cuando me vio dando mis primeros pasos por esos mundos, me advirtió: Nunca te acuestes con una bibliograf­ía. Remedio santo.

Habrá excepcione­s, y surgirán re- laciones humanas genuinas y justas de esa premisa de la joven fascinada por el intelectua­l mayor, pero son sólo eso, la excepción que confirma la regla.

Pensaba en esto cuando comenzaron a hacerse públicas las acusacione­s en torno a la figura del escritor dominicano, ganador del Pulitzer, Junot Díaz. En la era de #metoo no ha habido una disciplina humana en la que no se haya encontrado una manifestac­ión de esta cultura de acoso. En todas partes opera con el mismo código: formas del poder.

En el caso de Díaz, el contexto que ocurre nos deja fríos. No sabemos ya cómo reaccionar. ¿Desde la condena? ¿Desde el entendimie­nto? ¿Desde la solidarida­d? ¿Pero, solidarida­d con ellas o con él?

Las acusacione­s al escritor no son nuevas. Varias mujeres, años atrás hicieron los señalamien­tos y fueron ignoradas. Díaz era una voz de minorías abriéndose paso con éxito en las máximas esferas intelectua­les de los Estados Unidos. Era “uno de nosotros”, que había logrado trascender “al lado más verde del césped”. Había que protegerle. Y así se hizo. Luego, Díaz publicó un ensayo emotivo y brutalment­e honesto en el que el mundo conoció su mayor secreto. Había sido víctima de abuso sexual siendo apenas un niño. Lloré leyendo ese ensayo. Escrito con toda la destreza que le caracteriz­a, Díaz explicó lógica y detalladam­ente, la raíz de su masculinid­ad conflictiv­a y tóxica. Explicó y todos lo leímos y le creímos y nos conmovimos. Entonces, vino el aluvión de acusacione­s. No sólo había sido tan misógino como él mismo había reconocido, sino que había cruzado todas las líneas. Usó su poder y abusó de él. Hubo quienes pensaron que el ensayo fue simplement­e una manera de preparar el terreno para lo que venía, de explicarse antes de lo inevitable. Otros, que su dolor no le exime de su responsabi­lidad como hombre o en su contrario, que su trauma es la raíz y por ello merece redención.

Yo observo todo este circo y sigo sin saber qué pensar. Pero sí qué preguntar. ¿Será posible vivir en una sociedad donde sintamos compasión por el niño, entendamos la raíz de la conducta del adulto y exijamos rendimient­o de cuentas al hombre? ¿Podemos entender sin justificar, perdonar y exigir todo a la vez? Somos seres contradict­orios. No creo que sea tan difícil.

MARÍA ZIPPERLE

BLOGUERA

Autora del blog Avenue 348 y propietari­a de OuiStudio.com, presenta sus favoritos del mes

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 ??  ?? 4. Objeto de deseo… Este bolso de paja con las emblemátic­as rayas en verde y rojo de la casa italiana. ¡Verano al estilo Gucci! 4
4. Objeto de deseo… Este bolso de paja con las emblemátic­as rayas en verde y rojo de la casa italiana. ¡Verano al estilo Gucci! 4
 ??  ?? 3. María Grazia Chiuri se inspiró en México y la “escaramuza charra” para la colección Christian Dior Crucero 2019, con aires ecuestres y bohemios. 3
3. María Grazia Chiuri se inspiró en México y la “escaramuza charra” para la colección Christian Dior Crucero 2019, con aires ecuestres y bohemios. 3
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5. “Frida Kahlo, Making Her Self Up”, la exposición del Victoria & Albert Museum en Londres. Exhibe muchos de sus objetos personales guardados por más de 50 años. 5
 ??  ?? 1 1. Azzedine Alaïa, el último gran maestro de la moda. “Alaïa”, un homenaje póstumo a este genio, es un libro para colecciona­r.
1 1. Azzedine Alaïa, el último gran maestro de la moda. “Alaïa”, un homenaje póstumo a este genio, es un libro para colecciona­r.
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2. Si vacacionas en Nueva York, un lugar a descubrir, Old Westbury Gardens en Long Island. Esta mansión y jardines, construido­s en 1906 por John Phipps, es un majestuoso ejemplo del estilo inglés Carlos II. 2
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7 7. ¡Sólo en verano! Helados del maestro pastelero Dominique Ansel. Esta maravilla es de sorbete de kiwi, vainilla y chocolate. Dominique Ansel Kitchen, 137 7th Ave., N.Y.
 ??  ?? 6. Nadie como Dolce y Gabbana para crear joyería extravagan­te pero divertida. Me encantan estas pantallas de leopardo muy D & G. 6
6. Nadie como Dolce y Gabbana para crear joyería extravagan­te pero divertida. Me encantan estas pantallas de leopardo muy D & G. 6
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