El Nuevo Día

Otra razón de peso para visitar Francia

Este es uno de los lugares más visitados de Francia y, por supuesto, la gran joya del turismo de Normandía

- Por Ryne Sánchez

Otro sueño cumplido y el principal objetivo de nuestra escapada al norte de Francia en este verano: visitar Mont Saint Michel, una experienci­a increíble, para estos tres boricuas (Evaristo, Gabriel y un servidor Ryne).

Cuando pequeño tenía un View Master, no sé cuántos de ustedes lo recuerdan. En los discos había uno que presentaba la Abadía y siempre deseé estar en uno de los principale­s atractivos monumental­es de Francia, la famosa abadía gótica, conocida como la “Maravilla de Occidente”. El Mont Saint Michel es uno de los lugares más visitados de Francia y, por supuesto, la gran joya del turismo de Normandía.

Lo especial de este lugar es que se levanta en un islote rocoso rodeado de una maravillos­a bahía, escenario de las mayores mareas oscilantes de Europa. Este monte y su bahía están clasificad­os desde 1979 como Patrimonio Mundial de la Unesco. Desde el 2005 hasta el 2015 se hicieron obras de restauraci­ón, dando una nueva cara a este lugar histórico. Si nada se hubiera hecho, en 2040, el Mont Saint Michel hubiera estado rodeado de arena y piedra.

Un grupo de monjes en la Edad Media seleccionó este lugar para instalarse y construir lo que se iba a convertir en uno de los más extraordin­arios edificios de la arquitectu­ra religiosa. Aubert, obispo de Avranches, habría fundado un santuario sobre el Mont Tombe en 708, después de tres aparicione­s sucesivas del arcángel San Miguel.

¡Llegar a la Bahía es una experienci­a inolvidabl­e

y mística! Para nosotros fue estar en comunión con la naturaleza. Es un “castillo encantado” sobre bancos de arena marina que el sol transforma en tonos dorados y plateados. Durante la Edad Media, los peregrinos recorrían Europa. Junto a Roma y Santiago, el Mont Saint Michel era uno de los principale­s lugares de peregrinaj­e.

¡Mucho más que un simple paseo! El Mont-Saint-Michel es uno de esos lugares que tiene bien merecida su fama y cuando te detienes ante él descubres que es un sitio realmente único, tanto o más bello de lo que hubieras imaginado. Tuvimos suerte, al principio lo que parecía un día nublado y con grandes posibilida­des de lluvia, terminó con un sol radiante y el monte se abrió con toda su belleza a nuestras cámaras.

¿Y su interior? El monte está coronado por la Abadía del Mont-Saint-Michel y a los pies de ésta hay un pequeño poblado con una calle principal y unas pocas callejuela­s. En el pueblo encontramo­s cinco hoteles, casi una decena de bares o restaurant­es, numerosas tiendas de souvenirs o artesanías y algún pequeño museo. Todo el conjunto está rodeado por unas enormes murallas que se pueden recorrer sin costo. En total, poco más de 40 personas viven allí de forma permanente, siendo una cuarta parte de ellos monjes o monjas. Si te quedas dentro podrás ser testigo de cómo la marea

sube y lo rodea, nosotros no nos quedamos, pero se ve algo del fenómeno.

Para hacer una visita básica hay que tomarse un mínimo de tres horas, aunque esto dependerá de la temporada y día en que vayas. El parking se encuentra a 1.5 millas y desde allí un autobús-lanzadera nos lleva hasta las cercanías de la muralla de forma gratuita. Desde este punto, o incluso alejándono­s un poco, tomaremos las clásicas fotos del monte. Cuando nos cansamos de contemplar el monte decidimos ir al interior y tuvimos la opción de caminar por su “única” calle hasta la puerta de la Abadía.

Una vez sacadas las fotos panorámica­s es momento de llegar a lo más alto y visitar la Abadía. La mayoría de las salas que vimos son solitarias e incluso frías. La Abadía impresiona desde dentro tanto como lo hace desde fuera por sus dimensione­s. Es una obra de ingeniería digna de admirar. Además, desde su terraza, su claustro y otras salas, volvemos a encontrarn­os con maravillos­as vistas de la bahía.

Una vez que salimos del recinto la generosida­d de un sol radiante nos dejó disfrutar de la grandiosid­ad de este lugar iluminado por sus rayos. Qué preciosida­d. Gracias a Hectours, nuestra agencia de viajes en Puerto Rico, por ayudarme a coordinar este viaje.

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 ??  ?? De izquierda a derecha, Gabriel Ramos, Evaristo Cruz y Ryne Sánchez, frente a la famosa Abadía de Mont Saint Michel.
De izquierda a derecha, Gabriel Ramos, Evaristo Cruz y Ryne Sánchez, frente a la famosa Abadía de Mont Saint Michel.

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