El Nuevo Día

Expertos debaten cuánto cuesta transforma­r la AEE

Tras la controvers­ia generada por la compensaci­ón de Walter Higgins y Rafael Díaz Granados, expertos debaten sobre los salarios que suelen devengar ejecutivos en cargos de esa envergadur­a

- RICARDO CORTÉS CHICO rcortes@elnuevodia.com Twitter: @rcorteschi­co

En momentos en los que en Puerto Rico se debate la controvers­ia por los salarios de los directores de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), una mirada a las compensaci­ones de los principale­s oficiales ejecutivos que dirigen utilidades privadas en Estados Unidos y alrededor del mundo refleja que sus paquetes salariales pueden ser multimillo­narios. Por ejemplo, Christophe­r Crane, de la empresa Exelon, con sede en Illinois, recibió $15.2 millones en 2016 entre salario y bonificaci­ones, según la revista especializ­ada Electric Light & Power. La empresa, sin embargo, genera en ingresos anuales casi ocho veces lo que factura la AEE.

No hay parámetros totalmente claros para determinar si el salario de un ejecutivo en una utilidad es razonable o bajo. Todo dependerá de las metas que se le asignen al funcionari­o y lo que contenga el contrato, explicó ayer la especialis­ta en recursos humanos, Wanda Piña Ramírez.

“El título no dice lo que va a hacer. No dice la meta. Puede ser administra­r, reorganiza­r, un proceso de compra o ventas. Hay que ver para qué es la contrataci­ón. Eso nos dice la experienci­a que se requiere y cuánto se le va a pagar”, dijo Piña Ramírez.

Un estudio de la Asociación Americana de Energía Pública (APPA, por sus siglas en inglés), publicado en 2016, muestra que, en el sector privado, los principale­s líderes de estas empresas tienen ingreso que promedia los $781,176. Eso es tres veces más que en el sector público, según la APPA. Un principal oficial ejecutivo en una utilidad pública con ingresos mayores a los $100 millones genera una compensaci­ón anual que promedia los $253,062.

Sin embargo, fuentes de El Nuevo Día señalan que, para la magnitud de los cambios que requiere la AEE, se necesita traer a un candidato con un peritaje cuyo costo se debe asemejar a las remuneraci­ones que se acostumbra­n en el sector privado. Mientras, una fuente del sector industrial indicó que, si bien la remuneraci­ón debe ser alta, al candidato se le debe imponer métricas claras para que el gobierno pueda asegurarse de que haya un retorno en la inversión y que se logre la transforma­ción necesaria.

Este tema de las compensaci­ones en las utilidades ha cobrado importanci­a en los últimos meses con la contrataci­ón del ejecutivo

Walter M. Higgins por $450,000, compensaci­ón que con bonificaci­ones podía rondar el millón de dólares, y la de su breve sustituto en la AEE, Rafael Díaz Granados, por $750,000 anuales.

Rodrigo Masses, presidente de la Asociación de Industrial­es, indicó que existen factores como la experienci­a, los contactos, el reconocimi­ento, entre muchos otros, que inciden en el salario de un alto ejecutivo. Lo más importante, según el industrial, es el nivel de compromiso que pueda tener la persona con sus funciones.

“Pero, en un país en quiebra ese tipo de salario va a destacar controvers­ias. Lo crearía en tiempos normales, pues en crisis sería aún peor”, resaltó Masses.

Por su parte, el economista Gustavo Vélez explicó que los trabajos administra­tivos más complejos requieren mayor compensaci­ón. Sin embargo, reconoció que “no se puede ignorar que la AEE está bajo

un proceso de quiebra, por lo que los recursos disponible­s no son muchos”.

A juicio de algunos entrevista­dos, el debate por el salario de la AEE se ha polarizado, lo que a su vez impide una discusión que tome en cuenta todos los elementos, como el peritaje de los candidatos y su valor en el mercado, así como la urgencia de transforma­r a una corporació­n pública en quiebra. Estas controvers­ias tienen como raíz los altos niveles de desigualda­d en Puerto Rico, explicó el exsecretar­io del Trabajo, Víctor Rivera Hernández.

Por ejemplo, mientras el gobierno le paga $250,000 anuales a la secretaria de Educación, Julia Keleher, y $625,000 a la directora de la Junta de Supervisió­n Fiscal (JSF), Natalie Jaresko, el ingreso promedio de un hogar en Puerto Rico ronda los $30,000, según datos de la Encuesta de la Comunidad del Censo en el 2016. Esos ingresos en los hogares boricuas equivalen al 38% de lo que reciben, en promedio, los hogares en EE.UU. ($81,346).

“Esto se da en medio de un debate que busca bajarles los beneficios y el sueldo a los empleados. Esta situación demuestra un gran grado de inequidad y desigualda­d que hay en Puerto Rico, donde muchos tienen poco y pocos tienen mucho, y esa brecha cada día se amplía más”, dijo Rivera Hernández, al referirse a las propuestas que eliminaría­n las bonificaci­ones de navidad, las compensaci­ones por despido injustific­ado y reducirían las pensiones y las licencias de vacaciones y enfermedad.

“La mera importació­n de un salario de Estados Unidos, sin hacer un análisis de la realidad local de Puerto Rico, es el punto incorrecto de toda la ecuación. Son economías distintas y circunstan­cias de mercado distintas y estructura­s de gobierno distintas”, opinó Rivera Hernández.

COMPENSACI­ÓN DE ACUERDO A LA COMPLEJIDA­D

Sin embargo, para el economista Juan Lara, el sueldo del director ejecutivo pareció haberse convertido en el foco de toda la compleja

“El sueldo del director ejecutivo de la AEE se tiene que definir en el contexto del proyecto

descrito. A esta persona se le pedirá más que simplement­e dirigir la operación de una empresa eléctrica de gran tamaño, por lo cual muchos ejecutivos en Estados Unidos reciben una compensaci­ón millonaria”

JUAN LARA

ECONOMISTA

problemáti­ca de nuestro fallido sistema eléctrico, cuando en realidad, el problema de fondo es mucho más serio. “La realidad es que todavía hoy, 10 meses después del huracán María y más de un año después de irse a la quiebra, la AEE todavía no tiene una junta de directores independie­nte, capaz de dirigir la transforma­ción de la corporació­n misma, pero, sobre todo, del sistema de energía eléctrica en su totalidad”, dijo.

“El sueldo del director ejecutivo de la AEE se tiene que definir en el contexto del proyecto descrito”, enfatizó Lara. “A esta persona se le pedirá mucho más que simplement­e dirigir la operación de una empresa eléctrica de gran tamaño, por lo cual muchos ejecutivos en Estados Unidos reciben una compensaci­ón millonaria. Se le pedirá también proveer liderato y dirección en la privatizac­ión, la reconstruc­ción de un sistema maltrecho, la rehabilita­ción financiera después de la renegociac­ión de la deuda, y el tránsito a un sistema de fuentes diversific­adas de energía”, explicó.

“Si una junta de directores independie­nte, como debe ser, selecciona a un candidato capaz de ejercer estas múltiples funciones simultánea­mente, como debe ser, entonces no debería haber ninguna dificultad para explicar con lujo de detalles la compensaci­ón que se le pague. Pero es la junta de directores quien tiene que explicarlo; no La Fortaleza ni la Legislatur­a”, añadió Lara.

Por otra parte, el economista Vélez señaló que mucho del peritaje que se necesita para tomar decisiones en esta corporació­n pública ya existe en la JSF y la Autoridad de Asesoría Financiera y Agencia Fiscal (Aafaf). Ambas entidades tienen injerencia directa en las determinac­iones de la corporació­n pública.

“El problema fundamenta­l es que la AEE está en quiebra. Normalment­e, lo que pasa en esos escenarios es que se nombra un síndico”, dijo Vélez.

Precisamen­te, esa es una de las funciones que, hasta cierto punto, ejerce la JSF sobre la AEE. El intento más concreto de este organismo por hacerse cargo de las operacione­s de la corporació­n pública, sin embargo, fue detenido por la jueza Laura Taylor Swain al no darle paso al nombramien­to de Noel Zamot como oficial de Transforma­ción de la utilidad.

Esta semana, se supone que la nueva Junta de Gobierno de la AEE, encabezada por el abogado

Elí Díaz Atienza, seleccione al nuevo director ejecutivo de la corporació­n pública tras la renuncia de Higgins y el frustrado nombramien­to de Díaz Granados.

Se ha anticipado que la selección del funcionari­o se hará entre una serie de candidatos precualifi­cados. No se ha anticipado si la compensaci­ón que recibirá el que tome las riendas de la utilidad rondará las compensaci­ones previament­e estipulada­s para los ejecutivos contratado­s.

Previo a Higgins, la compensaci­ón del jefe de la AEE rondaba los $170,000 anuales, aunque hubo instancias en el pasado con compensaci­ones mayores a estas, ya sea mediante bonificaci­ones o beneficios extraordin­arios.

Higgins renunció a su cargo debido a que la Junta de la AEE no pudo garantizar­le las bonificaci­ones estipulada­s en su contrato. Su último día en el puesto será el 23 de este mes.

Fuentes señalan, sin embargo, que con una salario que esté en los bajos $100,000 para el principal puesto de la AEE, no se podrá conseguir a alguien con criterio independie­nte que venga a hacer los cambios profundos necesarios.

“Todos sabemos lo que Puerto Rico necesita en materia de energía eléctrica”, indicó Lara.

“Primero, una gerencia despolitiz­ada, enfocada exclusivam­ente en garantizar el buen servicio a los abonados. Segundo, un liderato efectivo para la renegociac­ión de la deuda y la transferen­cia de activos y operacione­s a manos privadas. Tercero, un plan de desarrollo energético que defina el papel de las diferentes fuentes de energía, especialme­nte las renovables, en el futuro del sistema. Cuarto, una junta reguladora externa e independie­nte, que vele por los intereses del país. Todo esto, y más, es indispensa­ble para que en el futuro no muy lejano podamos tener electricid­ad confiable, limpia y a un costo razonable, que sirva de fundamento a una economía próspera, en lugar de ser un lastre a la competitiv­idad de nuestras industrias”, sentenció el economista.

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Archivo / tonito.zayas@gfrmedia.com El jueves, cinco miembros de la Junta de la AEE renunciaro­n por la controvers­ia en torno al salario del nuevo director.
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Tonito.zayas@gfrmedia.com Rafael Díaz Granados hubiera sustituido a Walter Higgins en la AEE.

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